Las calles “fantasmas” de Espartales Norte





Vista aérea de la urbanización Pico Valsarón tomada de Google Maps
De 1 a 4, calles de José Moreno, Tomillo, Romero y Lavanda



Si consultamos el plano oficial de Alcalá editado por el Ayuntamiento y nos fijamos en la zona situada al norte de la avenida de Gustavo Adolfo Bécquer, entre el camino o vereda de Camarma, que discurre paralelo al curso del Camarmilla, y los jardines que limitan al barrio de Espartales Norte por el oeste, veremos una gran parcela de forma trapezoidal en la que, aunque aparece trazada una división parcelaria e incluso se atisban en ella varias calles, tanto las parcelas como las calles figuran como esbozadas y sin ningún tipo de rotulación, a diferencia de lo que ocurre en los vecinos barrios de Espartales Norte y Espartales Sur.

Sin embargo, si damos un paseo por allí o bien consultamos Google Maps, veremos que se trata de un barrio completamente urbanizado y con parte de las parcelas ya edificadas o en construcción. Por si fuera poco, a la entrada del mismo nos encontraremos con una placa que indica el nombre de la urbanización: Pico de Valsarón, nombre muy similar al de la finca que figura en los mapas topográficos como Pico de Valcarón, cabiendo suponer que la diferencia entre ambos se deba bien a un error, bien a haberle buscado una mayor eufonía. En realidad la urbanización no se asienta sobre esta finca sino sobre la contigua, colindante con ésta por el sur, del Alamillo, denominación con la que aparece en sucesivos mapas topográficos al menos desde 1984, mucho antes de que se comenzara a trazar el barrio de Espartales.

Husmeando por internet encontré las razones que explican el ostracismo al que tiene sometido el Ayuntamiento a este barrio: al parecer éste se parceló y urbanizó al margen de los planes urbanísticos municipales, lo que le sumió en una situación, si no de ilegalidad, sí al menos de alegalidad que desconozco si todavía continúa, puesto que tras estar coleando durante varios años, las noticias más recientes que he encontrado sobre él eran de 2015 y tampoco aclaraban nada ni en uno ni en otro sentido; aunque según varios indicios, como el ya apuntado del plano, todo parece indicar que sigue siendo así.

Pero la intención de este artículo no es la de realizar un estudio urbanístico sino la de reflejar los nombres de las calles de esta urbanización, los cuales, como cabía suponer, tampoco figuran en el callejero oficial; de ahí el título. Todo parece indicar que estos nombres no han sido fruto de una iniciativa municipal sino de los promotores de la urbanización o, en su caso, de los propietarios de las parcelas, razón por la cual no resulta fácil prever si finalmente éstos acabarán siendo incluidos en el callejero o si, por el contrario, serán reemplazados por otros oficiales asignados siguiendo los trámites pertinentes. Aunque existen precedentes anteriores, éstos no nos sirven demasiado de ejemplo dado que, según cada caso, el Ayuntamiento procedió indistintamente de un modo o de otro.

De cualquier modo, y con independencia de que éstos perduren o no, nunca estará de más dejar constancia escrita de estos nombres de calles, al igual que hice con otros finalmente desaparecidos1.

Tal como he comentado, esta urbanización tiene una forma aproximadamente trapezoidal más ancha por el norte que por el sur. Su límite occidental, y único acceso a ella, es el antiguo camino de Camarma, al que no hay que confundir con la carretera situada al otro lado del Camarmilla, que en su día llegaba hasta el Campo del Ángel. Este camino, que carece de rotulación, está pavimentado desde su confluencia con la avenida de Gustavo Adolfo Bécquer hasta el final de la urbanización, donde continúa hacia el norte ya sin asfaltar. Por el oeste da acceso varias fincas que lindan con el Camarmilla por su parte trasera, mientras por el este se abren a él las cuatro calles de la urbanización.

Éstas son rectas y paralelas entre sí, creciendo en longitud conforme se avanza hacia el norte a causa de la citada forma trapezoidal del barrio. Todas ellas están cortadas por su otro extremo, las dos primeras por los jardines que las separan de Espartales Norte, y las dos restantes por la tapia trasera de una explotación agropecuaria. Al norte, por último, el barrio limita con un camino que conduce a la citada finca.

Aunque las cuatro calles sí están rotuladas en su confluencia con el camino de Camarma, las placas no corresponden al modelo municipal, lo que ratifica su carácter no oficial. Sus respectivos nombres de sur a norte o, si se prefiere, desde la avenida de Gustavo Adolfo Bécquer, son José Moreno, Tomillo, Romero y Lavanda.

Llama la atención que, mientras tres de ellas llevan nombres de plantas aromáticas, la restante ostenta un nombre propio, del cual no puedo dar la menor referencia aunque sospecho que pudiera tener que ver con la costumbre de algunos promotores, no siempre aceptada por las autoridades municipales, de dedicar las calles de las urbanizaciones que construyen a personas de su entorno, generalmente familiares cercanos; pero nada concreto puedo precisar al respecto.

En cualquier caso, y al menos por ahora, estas cuatro calles siguen estando ahí.




1 Las calles “desaparecidas”


Publicado el 19-1-2018