Mi aportación al callejero complutense (II)
Las actualizaciones de los años 90





La avenida de la Alcarria es hoy uno de los principales ejes de los nuevos barrios complutenses



Tras el trabajo de revisión y actualización del callejero de 1985, y durante algunos años, no volví a dedicarme a este tema, salvo puntuales comentarios en mis artículos semanales, aunque sí colaboré en la confección de la guía oficial del ayuntamiento -todavía eran los años previos a internet- entre 1992 y 1994. Mientras tanto, Alcalá siguió creciendo sin que las actualizaciones del callejero fueran todo lo diligentes que se hubiera podido desear. Por tal razón, decidí ponerme en contacto con la entonces concejal de Cultura, la lamentablemente desaparecida Dolores Pérez Quirós, ofreciéndole mi colaboración -en esta ocasión sin que mediara relación laboral alguna- para la actualización del callejero. Lola aceptó y esto supuso un largo y fructífero período de cooperación primero con ella y, tras la victoria del Partido Popular en las elecciones de 1995, con su sucesor en el cargo Gustavo Severien. Con ambos mi relación fue excelente y, a juzgar por la labor realizada, bastante fructífera, abarcando la buena parte de la década; por lo general no se trató de revisiones tan abultadas como la anterior, sino de pequeñas actualizaciones realizadas con intervalos de meses.

Conforme a mis archivos, por desgracia incompletos, mis intervenciones, siempre en equipo con los sucesivos concejales de cultura, fueron las siguientes:

En marzo de 1991 el pleno municipal aprobó nuevos nombres para las calles José Vicario, Félix Yuste, Rafael Sanz de Diego, José Demetrio Calleja, Sociedad de Condueños, Azahar, Begoña, Valverde de Alcalá, Valdilecha, Pezuela de las Torres, Ambite, Corpa, Valdetorres, Orusco, Mejorada del Campo (plaza) y Villar del Olmo (plaza). Estas tres últimas denominaciones serían eliminadas al haberse asignado erróneamente a recintos que no eran vías públicas, asignándose más adelante estos nombres a otros lugares.

En septiembre de 1991 se nombraron las nuevas calles de Málaga, Jerez, Ronda, Córdoba y Baeza.

En octubre de 1991 el pleno municipal aprobó la nueva calle de Albacete.

En noviembre de 1991 les llegó el turno a las calles Ángelo Nardi, Irlandeses (plaza), Herrezuelo, (plaza), de los Carros (plaza), Santa Lucía (plaza), Siete Esquinas (plaza), Empecinado (plaza), Corral de la Sinagoga, Infante don Alfonso, Sancho IV, Enrique III, Antequera, Andújar, Linares, Mijas, Cabrera, Menorca, Formentera, Murcia, Jaén, Teruel, Sepúlveda (plaza), Tordesillas (plaza) y Atienza. Como se puede apreciar uno de los detalles más significativos de esta ampliación es que se recuperaron varias plazuelas existentes en el casco antiguo, así como el Corral de la Sinagoga, los cuales, pese a que en el pasado contaron con identidad propia, habían desaparecido en la práctica del callejero. También ubicadas en el casco antiguo, nuevas eran la plaza de los Irlandeses y la calle de Ángelo Nardi, aunque en la práctica esta última, perpendicular a la del Empecinado, resultó ser un espacio privado con acceso cerrado salvo para los residentes, pese a lo cual, y que yo sepa, el ayuntamiento no ha retirado el nombre.

La siguiente referencia que tengo está fechada en marzo de 1992, y corresponde al pleno municipal en el que se aprobaron los nombres de estas calles: Camarmilla (parte del antiguo camino del Cementerio), San Isidoro (antigua travesía de San Asturio Serrano), Veinticinco Villas (glorieta), Espliego, Lucas de Lozoya, Juan de Valdés (antigua travesía de Beatriz Galindo), Nenúfar, Beleña (plaza), San Cirilo, Alcorlo (glorieta), Cristóbal de Bustamante, Miguel de Barreda, Príncipe Carlos, Juana la Loca, Castellón, Calatayud (plaza), Antonio Rodríguez de Hita, Carlos II, Molina de Aragón, José Caballero, Gil de Albornoz, Estación (plaza), Sagasta (plaza) y Francisco Díaz.

También tengo en esta ocasión varias anécdotas que relatar. En primer lugar volví a pinchar en hueso con las travesías, ya que las dos a las que se les había cambiado el nombre siguieron con sus denominaciones anteriores hasta hoy. La calle de Molina de Aragón, que el acta del pleno describía situada entre las calles Toledo y Zamora, en el Val, no pasó de ser una calle fantasma, ya que en los callejeros no aparece ni con ese nombre ni con ningún otro. En cuanto a la calle del Nenúfar, recuerdo que no fui quien propuso ese nombre -yo era partidario de poner el de un personaje vinculado a Alcalá, como en otras calles cercanas- sino los propios concejales. Por último, una infortunada errata cambió el nombre correcto de Miguel de Barreda por el de Miguel de Barrera, siguió figurando de forma errónea en las placas y en los callejeros pese a mis reiterados intentos de que se corrigiera; y así sigue todavía hoy.

En julio de 1992 se aprobaban las siguientes calles: Fresno de Torote, Mejorada del Campo, Pozuelo del Rey, Villar del Olmo y Velilla de San Antonio, “recuperándose” las dos asignadas por error en marzo del año anterior, si bien en ubicaciones diferentes.

A diferencia del caso anterior, un pleno realizado en noviembre de 1992 aprobó una gran cantidad de calles nuevas, debiéndose en buena parte este incremento al hecho de que se puso nombre a numerosas calles de los polígonos industriales, hasta entonces bastante olvidados. Las nuevas calles fueron: Jadraque, Cogolludo, Hita, Yunquera, Tamajón, Humanes, Mondéjar, Zorita (plaza), Ceuta, Melilla, Huesca, Sigüenza, Medinaceli, Aranjuez, Chinchón, El Escorial, Navalcarnero, José de Elola (plaza), Jesuitas (avenida), Villamalea, Roma (avenida), Numancia, Trajano (rotonda), Adriano (rotonda), Teodosio (rotonda), Diego Sobaños (plaza), Marcos Martínez, Pedro Laínez, Alfonso Salmerón, Valdeolmos, Juan Gómez, Andrés Llorente, Pablo Céspedes, Grecia, Gran Bretaña, Irlanda, Dinamarca, Portugal, Andorra, Europa (avenida), Jesús Guridi (plaza), Ruperto Chapí, Francisco Alonso, Federico Chueca, Jacinto Guerrero, Antonio Suárez, Luis de Alcalá, Rodrigo de Triana (plaza), Suecia, Noruega, Finlandia, Suiza, Austria, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Descubrimiento (avenida), Panamá (plaza), Honduras, Costa Rica (plaza), Olivar (camino), México, El Salvador (plaza), Guatemala (plaza) y República Dominicana.

En esta ocasión es preciso comentar que se recuperaron un par de denominaciones “perdidas” -las de Huesca y José de Elola-, mientras en este mismo documento se recoge que, a petición de los vecinos, se devolvía el nombre de travesía de Beatriz Galindo a la calle bautizada con el nombre de Juan de Valdés. Asimismo tuvimos otro pinchazo con la calle de Jacinto Guerrero, correspondiente a la calle central -y única- que divide al pequeño polígono industrial situado frente al cementerio antiguo. Aunque la calle figura en las guías, en la práctica parece más un patio privado que una vía pública, aunque la verdad es que no tengo nada clara su situación real.

Otra cuestión a tener en cuenta es que en esta ocasión abrimos varios criterios nuevos para las calles de determinadas zonas de la ciudad. Como es sabido, suele ser habitual -aunque no se cumpla siempre- la costumbre de dedicar las calles de un barrio a una misma temática: las del Val a ciudades, las de barrio Venecia a ríos, las del Chorrillo a músicos, las de Reyes Católicos al descubrimiento de América... en general nosotros procuramos respetarlas, aprovechando cuando no había una tendencia definida para introducir en el callejero a personajes relacionados con la historia de Alcalá. Pero ahora, al nombrar a las calles de varios polígonos industriales, nos encontramos con que no había ninguna tradición -en realidad no había nombres-, así que Lola y yo elegimos varios nuevos. Así, para los polígonos situados en la antigua carretera de Madrid optamos por los nombres de países europeos, para los ubicados en las carreteras de Daganzo y Ajalvir nombres de países hispanoamericanos, y para los ubicados en la antigua carretera de Barcelona y en su continuación por la autovía, nombres de pueblos de la provincia de Madrid -salvo los pertenecientes a la comarca de Alcalá, que tenían destinados otros barrios- y de la provincia de Guadalajara.

Con fecha de enero de 1993 la concejalía de Cultura propuso que se aprobaran las calles de Juan Gómez y Andrés Llorente, las cuales ya lo habían sido en noviembre del año anterior; es de suponer que hubiera algún error burocrático. Asimismo se solicitaba en este mismo documento que la prolongación de Luis Astrana Marín continuara con el mismo nombre, y que se aprobaran las nuevas denominaciones -en realidad las únicas novedades- de las calles de la Osa Mayor y la Osa Menor. Aunque no dispongo de la copia del acta de aprobación, es de suponer que tal iniciativa se llevó a cabo tal como se proponía, y al parecer también fue entonces -aunque se trató de una iniciativa de la corporación municipal, no nuestra- cuando se aprobó de manera quizá oficiosa la denominación del parque de Andalucía, en el Val.

Casi un año después, en diciembre de 1993, se producía una nueva aprobación de nombres de calles, concretamente las de Valle de Nocito, Alicante, Pamplona, Navarra (plaza), Vigo, Pablo Luna (plaza) y Paracuellos de Jarama. La calle Alicante era "repescada", tal como comenté anteriormente; asimismo la denominación de Valle de Nocito, lugar de la provincia de Huesca muy vinculado al culto de los Santos Niños había llegado a figurar en algunos planos de los años setenta, aunque finalmente la calle que le había sido asignada no se llegó a trazar ni, por lo tanto, a bautizar. Aunque situada en una zona cercana, el barrio de Reyes Católicos, obviamente la "nueva" calle de Valle de Nocito era diferente de la nonata anterior.

En mayo de 1994 les llegó el turno a varias calles del nuevo barrio del Ensanche, a las que era necesario bautizar. Ya desde un principio tuvimos claro que merecía la pena inaugurar una nueva tradición para este barrio, la de los escritores españoles; aunque había algunas calles dedicadas a ellos, éstas estaban dispersas por todo el callejero, por lo que decidimos convertir a estas nuevas calles en un homenaje a la literatura española; contábamos además con la ventaja añadida de que estaba prevista una gran expansión de la ciudad por esa zona, lo que nos permitiría homenajear a un buen número de literatos.

Pero todavía quisimos ir más allá implantando una tradición de la que me muestro especialmente satisfecho: con independencia de que se recurriera a clásicos ilustres, pensamos que podría resultar bonito reflejar en el callejero de Alcalá los nombres de los ganadores del Premio Cervantes, ya que éste se concede precisamente en nuestra ciudad, haciendo una excepción a la regla tácita de incluir en el callejero tan sólo a personas fallecidas. Al fin y al cabo no seríamos nosotros los que los eligiéramos, sino los jurados... la propuesta fue aceptada por el pleno municipal, de modo que en esta primera entrega se dedicaron calles a Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges, Miguel Delibes, Dámaso Alonso, Francisco Ayala, Dulce María Loynaz, Alejo Carpentier y Jorge Guillén, a los que se sumaron los premios Nobel Vicente Aleixandre (glorieta) y Jacinto Benavente. Por último, a la avenida central se le bautizó con el nombre de Miguel de Unamuno, no sólo por su importancia literaria, sino también por su vínculo con Alcalá.

La siguiente tanda de nuevas calles tuvo lugar en diciembre de 1994. Los nombres aprobados en esta ocasión fueron los siguientes: Brigada Paracaidista (rotonda), Mejorada del Campo (rotonda), Basilios, Andrés Laguna, Sacromonte (jardines), Beltraneja (plaza de la), Arganda (rotonda), Iplacea, Luis de Vitoria (rotonda), Andrés Manuel del Río, Río Lozoya (plaza), Río Pisuerga, Tuy, Francisco Huerta Calopa, Severo Ochoa, Plus Ultra, Juan Pérez de Montalbán, Heliodoro Castro, Jerónimo de Sola (rotonda), Liborio Acosta, Pedro de Esquivel, Jerónimo Muñoz, Pioz, Chiloeches (plaza) y Torrejón del Rey. . Como anécdota, cabe reseñar que, una vez agotados los nombres de los pueblos de la comarca de Alcalá, se optó por recurrir a los de la vecina provincia de Guadalajara, aunque siempre los más próximos a la ciudad o bien vinculados históricamente con ella.

La calle del Padre Llanos, aprobada en este mismo lote, fue propuesta por la corporación municipal (no por nosotros) debido a que este sacerdote jesuita, famoso por su labor social, falleció en la residencia de su orden sita en nuestra ciudad.

Asimismo se normalizaba la denominación de la avenida de Madrid, un tanto confusa, aplicando este nombre, originalmente perteneciente a la calle comprendida entre la puerta de Madrid y la glorieta de las Veinticinco Villas, a la prolongación de la Vía Complutense entre ese punto y el final del casco urbano en dirección al puente del Torote. Aunque lo más lógico hubiera sido incluir ese tramo de la antigua N-II en la propia Vía Complutense, existía el problema de que la numeración de esta última comenzaba en la citada glorieta de las Veinticinco Villas e iba en sentido contrario, con lo cual hubiera sido necesario renumerar la totalidad de ella, con los consiguientes trastornos evitados con esta solución. También se denominó paseo del Henares al paseo fluvial que, continuando a la ronda del Henares, bordea la margen derecha del río a la altura de los barrios de la Tabla Pintora y Nueva Alcalá. Por último, se cambiaba la denominación de la calle de San José por la de plaza de San José, al ajustarse más a esta tipología.

Aquí nos encontramos con un nuevo lío en lo que respecta a la rotonda de Mejorada del Campo. Descartando la asignación de marzo de 1991, por errónea, vimos que en julio de 1992 había sido asignada a una calle -en realidad más bien se trata de una plaza- situada concretamente junto a la avenida de los Reyes Magos, en el Chorrillo, mientras que ahora se ponía ese nombre, según el documento municipal, a la nueva rotonda trazada sobre la antigua N-II en su confluencia con la carretera de Mejorada, frente a la depuradora de aguas residuales y poco antes del puente del Torote. Lamentablemente no tengo registradas en mis notas las razones de esta duplicidad, por lo que lo único que puedo añadir es que en los planos actuales aparece con esta denominación la calle del Chorrillo. En cuanto a la glorieta, de la antigua N-II, ésta aparece innominada en todos los mapas que he consultado.

En mayo de 1995 le llegó el turno a un nuevo grupo de calles de polígonos industriales, para las que se continuó con el mismo criterio: países sudamericanos en la carretera de Daganzo, pueblos de la provincia de Madrid en la antigua carretera de Guadalajara y, como novedad, ciudades europeas en la zona lindante con el camino de los Afligidos. Las calles aprobadas fueron las siguientes: Varsovia, Londres, Milán, Marsella, Valdemorillo, Guinea Ecuatorial, Argelia, Marruecos, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Nicaragua (rotonda), Ecuador, Colombia, Puerto Rico, Perú, Chile, Bolivia, Brasil, Cuba, Haití, Jamaica y Costa Rica. Como puede apreciarse, el agotamiento de los países hispanoamericanos motivó que se recurriera a otras naciones del continente e incluso a otras africanas, donde a la ex-colonia española de Guinea Ecuatorial se sumaron también Marruecos y Argelia.

En mayo de 1996 comenzamos a poner nombres al nuevo barrio de Espartales Sur, también dedicado a escritores españoles pero en esta ocasión clásicos de las generaciones del 98 y el 27. Las dos avenidas principales se dedicaron a Benito Pérez Galdós y Gustavo Adolfo Bécquer, y las calles a Emilia Pardo Bazán, Ramón María de Valle Inclán, Rosalía de Castro, Miguel Hernández, José Martínez Ruiz Azorín, Leopoldo Alas Clarín, Federico García Lorca, Pío Baroja, Jacinto Verdaguer, José María Pemán, José Gabriel y Galán y Manuel Machado. Para las glorietas, por su parte, se eligieron nombres de reyes y miembros de la casa real: Alfonso XII, Reina María Cristina y Conde de Barcelona. Como anécdota, cabe reseñar que se coló una errata en el nombre de Azorín, al que se le privó de su primer apellido dejándole en José Ruiz Azorín, gazapo que ya fue corregido.

En ese mismo pleno se aprobaron también varias calles pertenecientes a polígonos industriales de la carretera de Daganzo, razón por la que les correspondían nombres sudamericanos; terminados ya los países, se recurrió a las siguientes capitales: Buenos Aires (bulevar), La Habana (bulevar), Caracas, Montevideo, Lima y Quito.

Para rematar tan fructífera sesión, para la zona de la carretera de Meco, recientemente urbanizada, y siguiendo con la tradición de la vecina Ciudad del Aire, se propusieron calles relacionadas con la Aviación Española. En esta ocasión, además del concejal Gustavo Severien y yo, contamos con la ayuda de Luis Miguel de Diego, por ser experto en el tema. Las calles propuestas fueron: Aviación Española (avenida), General Vives, Juan de la Cierva, Benito Loygorry, Hidalgo de Cisneros, García Morato, García Lacalle, Dirigible España, General Herrera, Ramón Franco, Capitanes Jiménez e Iglesias y Cuatro Vientos (plaza). Asimismo, se recuperó la antigua denominación de la Senda Perdida.

Todavía hay más calles en cuya denominación colaboré pero sobre las cuales no he conseguido encontrar documentación concreta, aunque sí las puedo fechar aproximadamente, al menos la mayoría, dentro de los períodos de tiempo considerados anteriormente. Éstas son las siguientes:

En Juan de Austria, la calle Pontevedra y el parque de las Islas Filipinas, y en el barrio del Chorrillo las calles del Padre Soler y Pedro del Campo.

En la parte baja del barrio del Ensanche, la avenida de la Alcarria, las calles Serracines, Carabaña, Fuentenovilla, Belvis de Jarama, Torrejón de Ardoz, Orusco, Buges, Perales de Tajuña, Loranca de Tajuña, Morata de Tajuña, Coslada y la rotonda de Aldovea, que erróneamente se rotuló como Alovera (y así sigue). Un poco más arriba, entre esta zona y la avenida de Miguel de Unamuno, las calles de Vilches, Baezuela, Zarzuela del Monte y Gilitos. Todas ellas están dedicadas a poblaciones (o despoblados) de la comarca de Alcalá o bien pertenecientes a la provincia de Guadalajara pero cercanas a nuestra ciudad excepto la de Gilitos, que recuerda al vecino convento (hoy centro cultural) que se alzara en sus cercanías.

En la parte alta del barrio del Ensanche, entre la avenida de Miguel de Unamuno y la autovía A-2, la avenida de José María Pereda, las calles Miguel Miura, Ramón J. Sender, Concepción Arenal, Ramiro de Maetzu, Rafael Alberti, León Felipe, Luis Cernuda, Ramón de Campoamor, Juan Ignacio Luca de Tena, Eugenio D'Ors, Duque de Rivas, Concha Espina, Marcelino Menéndez Pelayo, Gonzalo Torrente Ballester, Augusto Roa Bastos, Mario Vargas Llosa, Gabriela Mistral, Antonio Buero Vallejo, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Max Aub, Rubén Darío, Guillermo Cabrera Infante, José García Nieto, Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sábato, María Zambrano, Américo Castro, José Bergamín, Claudio Sánchez Albornoz, Camilo José Cela, Julio Caro Baroja, Miguel Ángel Asturias, Pedro Salinas, Tomás Iriarte, Dionisio Ridruejo, María Casares, Pablo Neruda, Mariano José de Larra, José Zorrilla, José Hierro y Gabriel Miró, y las rotondas de José Martí, Carlos Arniches, José de Espronceda y José Cadalso. Siguiendo la tradición imperante en el barrio, se recurrió a nombres de escritores españoles o hispanoamericanos, incluyendo a varios premios Cervantes. La calle Alcalde Félix Huerta, fuera de contexto al ser la única que no está dedicada a un escritor, no fue responsabilidad mía, y tampoco lo fue la de Bertolt Brecht que, aunque escritor, no era español ni hispano hablante.

En el barrio denominado Ciudad 10, situado entre la carretera de Meco y la residencia de ancianos, siguiendo con la tradición de los escritores propusimos las calles de Fernán Caballero, José Valera, José Ortega y Gasset, Rosa Chacel, Salvador de Madariaga, Josep Pla, Pedro Muñoz Seca, María Moliner, Carmen Conde y Juan Ramón Jiménez, mientras los concejales metían de clavo, y completamente fuera de contexto, las de las Brigadas Internacionales y Ocho de Marzo.

En el barrio de la Garena optamos por una secuencia doble. Así, las avenidas principales fueron dedicadas a Juan Carlos I y a Carlos III, y las rotondas a otros reyes españoles: Felipe III, Felipe IV, Felipe V, Luis I, Fernando VI, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II y Alfonso XIII.

Para el resto de las calles se eligieron nombres de científicos, inventores o arquitectos españoles. En la zona situada entre la vía del ferrocarril y la autovía A-2 fueron las siguientes: Arturo Soria, Fausto Elhúyar, Agustín de Bethencourt, Juan Bautista Bru, Jorge Juan, José Comas Solá, Manuel Iradier, Antonio Gaudí, Eduardo Torroja, Narciso Monturiol, Isaac Peral, José Trueta, Antonio Palacios, Juanelo Turriano, Secundino Zuazo, Ignacio Barraquer, Alonso de Covarrubias, Federico Rubio y Gali, Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva, Celestino Mutis, Leonardo Torres Quevedo, Antonio de Ulloa, Alejandro Malaspina y Jorge Juan. No tuve responsabilidad en los nombres de las calles Padre Emilio de Miguel Concha y Gloria Fuertes, ambas fuera de contexto.

En la zona industrial de la Garena, situada al norte de la autovía A-2, se pusieron los siguientes nombres: Juan Oró, Julio Rey Pastor, Juan Huarte de San Juan, Blas Cabrera, Alonso Barba, Julio Palacios, Pío Font y Quer, Julio Palacios, Miguel Servet y Carlos Jiménez Díaz. Años después, en este mismo barrio, se pusieron nombres correspondientes a científicos extranjeros, con los cuales yo ya no tuve nada que ver al igual que tampoco fui responsable de los siguientes nombres: Francisco Rabal, Emilio Sanz -ambas fuera de contexto-, Margarita Salas y Padre Granda.

Por último, en el barrio denominado como la nueva Rinconada, junto a la carretera de Pastrana, optamos por seguir denominando a las calles con nombres de ríos. La mayoría de los allí existentes fueron puestos por nosotros, aunque no todos; lamentablemente, la falta de documentación me impide recordar con detalle cuales de todas ellas fueron responsabilidad mía, por lo que tengo que recurrir a la memoria y a datos indirectos para determinarlo. Fueron fruto de nuestro trabajo las calles del Río Arlanza, Río Jalón, Río Pisuerta, Río Segura, Río Órbigo, Río Turia, Río Carrión, Río Segre, Río Esla y Río Genil. Tengo dudas (aunque es probable que no tengan que ver conmigo) con las calles del Río Záncara, Río Bidasoa, Río Nervión y Río Ter. Por último, tengo la certeza de que yo no puse los nombres de las calles del Río Lumajo, Río Bernesga, Río Noguera, Río Guadalete y Río Jabalón. Tampoco tuve nada que ver con la plaza de la Rinconada ni, por supuesto, con la calle de Abogados de Atocha, motivada por una decisión de la corporación municipal y colocada con calzador en un contexto con el que no tiene nada que ver

Para terminar el artículo, conviene recordar algunos casos concretos de calles bautizadas durante mi colaboración con los concejales de cultura, pese a lo cual nada tuve que ver con ellas. Son, concretamente, la plaza de Pedro Blas -en el barrio del Val- y la calle de Cristino García Granda -en el de Juan de Austria-, ambos políticos locales de la época de la II República cuyos nombres fueron propuestos, al igual que el caso de la calle de Simón García de Pedro comentado en el artículo anterior, por los propios concejales. A finales de los años 90 la nueva plaza trazada tras la Quinta de Cervantes, entre las calles Navarro y Ledesma y Ángel, fue dedicada por el ayuntamiento a Andrés Hernández Manteca, al parecer un constructor vinculado a la antigua finca sobre parte de la cual se trazó ésta. No obstante tal denominación resultaría efímera, pues tras las elecciones municipales de 1999, que supusieron un vuelco político en el ayuntamiento, tal denominación fue cambiada por la actual de plaza de la Quinta de Cervantes. En cuanto a la glorieta de la Paz, situada en la confluencia de las avenidas de Miguel de Unamuno y la Alcarria, en realidad nuestra propuesta fue la de dedicársela a Vicente Blasco Ibáñez, siendo su actual denominación responsabilidad asimismo de la corporación municipal.

Realmente pintoresco es el caso de la falsa calle Chorrillo, en el barrio homónimo; aunque desde siempre habían figurado en el callejero complutense una glorieta con este nombre y la vecina calle de la Ladera del Chorrillo, la calle Chorrillo como tal era inexistente... hasta que a los vecinos del camino del Cementerio se les ocurrió ir a protestar al ayuntamiento porque no les gustaba el nombre, consiguiendo que la persona entonces responsable de la sección de Estadística, pese a no tener competencias para ello, le cambiara por su cuenta y riesgo el nombre por el de calle Chorrillo, con lo que no sólo se perdía una denominación tradicional sino que además se creaba una duplicidad innecesaria, algo que siempre habíamos intentado evitar. Lamentablemente, pese a lo irregular del cambio (nunca llegó a ser aprobado en pleno) y sin que sirvieran de nada mis reiterados intentos por deshacer el entuerto, hoy sigue figurando esta calle bajo el nombre de Chorrillo.

Y eso es todo, salvo error u omisión. Posteriormente a que yo dejara de intervenir en el callejero, a raíz de las elecciones municipales de 1999, el ayuntamiento de Alcalá ha puesto nuevos nombres a las calles surgidas a partir de entonces, pero en ello yo ya nada he tenido que ver.




Ver también: Mi aportación al callejero complutense (I). La actualización de 1985


Publicado el 29-8-2010
Actualizado el 14-9-2010