Los gigantes (II)





Los gigantes de la comparsa cervantina frente a la fachada de la Universidad



Después de muchos años de abandono que la llevaron hasta su práctica desaparición física, la comparsa de gigantes ha sido restaurada en su totalidad de forma que vuelve a lucir como en sus mejores tiempos tanto en lo que respecta a su estado de conservación como a su número, ya que hacía mucho tiempo que no se veía una docena larga de gigantes desfilando simultáneamente por las calles de Alcalá... Y eso que la falta de tiempo y de presupuesto ha impedido un remozamiento mayor, el cual es de esperar que venga en años sucesivos.

Se ha recuperado la comparsa del Quijote al completo (el bachiller había sido desguazado hacía mucho, y Sancho Panza no salía desde hacía años por ser demasiado pesado), se han recuperado también otros gigantes como el Gordo y el Flaco que tampoco eran habituales a pesar de ser los más modernos, y se ha restaurado el resto de los existentes incluyendo al propio Don Quijote, el cual gracias a su nuevo armazón mucho más ligero ha podido prescindir al fin de las antiestéticas ruedas. En otros gigantes el cambio ha sido espectacular como ocurre con la bruja, el indio o el diablo, que hace años fue absurdamente camuflado como un gnomo, y en general el aspecto de todos ha sido mucho más cuidado dándole a cada uno de ellos un ropaje característico con el personaje estando especialmente logrados a mi entender los trajes de los dos duques y de Sancho Panza.

Vaya pues mi más efusiva felicitación tanto al ayuntamiento como a las responsables materiales de la iniciativa (María Jesús Vázquez Madruga, Paquita Martínez Luján y Paquita Rodríguez Martínez, junto con varios colaboradores) las cuales han conseguido resucitar casi uno de los elementos más entrañables de las ferias alcalaínas. Es de esperar que la iniciativa continúe en años sucesivos primero conservando como es debido la comparsa mientras no se utiliza (hasta ahora los gigantes han estado tirados de cualquier manera, lo que ha provocado su deterioro y la pérdida de muchos de ellos) y segundo mejorando los gigantes ya existentes (trece en total) o construyendo gigantes nuevos.

Y es que, aunque es mucho lo que se ha hecho, es todavía bastante lo que queda por hacer. Así, además de corregir las deficiencias que puedan haberse encontrado en los gigantes restaurados, sería conveniente cambiar todos los armazones antiguos porque están en general muy deteriorados. No se puede olvidar tampoco el caso de los cabezudos, de los cuales quedan muy pocos y en muy mal estado, que a causa de la premura de tiempo y la falta de presupuesto no ha sido posible restaurar en esta ocasión quedando este tema pendiente para el año que viene.

Sería interesante asimismo recuperar algunas cabezas más que por distintas razones no han podido ser utilizadas, y también se podría construir algún gigante nuevo o, lo que es todavía mejor, reconstruir alguno de los perdidos tales como el Negro o los gitanos, por poner tan sólo unos ejemplos. De esta manera poco a poco se podría ir renovando la comparsa conservando los antiguos en un museo, lo que desgraciadamente no se hizo con los veintitantos que llegó a haber a principios de los años setenta prácticamente todos los cuales se han perdido irreparablemente.

Puede que alguien piense que esta preocupación por los gigantes puede parecer frívola, pero lo cierto es que no hace falta recurrir a añejas nostalgias infantiles para concluir que los gigantes son un espectáculo que gusta a todos, mayores y niños, que proporciona una nota de gran colorido a las fiestas de cualquier ciudad y que por si fuera poco es barato en comparación con el dinero que se gasta el ayuntamiento en muchas otras actuaciones infinitamente más criticables y de las cuales sólo se benefician unos pocos. Imagínense que comparsa de gigantes se podría hacer sólo con lo que se embolsa uno cualquiera de los cantantes que actúan en las ferias, y díganme si no merecería la pena preocuparse un poco más por estos entrañables gigantes.

Yo lo tengo claro, y por lo tanto ruego al ayuntamiento primero que conserve la actual comparsa de gigantes y cabezudos preservándolos del deterioro, segundo que la mejore y tercero que la amplíe. Sería una verdadera lástima que el gran esfuerzo realizado este año no tuviera continuidad en un futuro, y desde luego sería muy lamentable que dentro de algunos años la comparsa volviera a estar en un estado de conservación tan deplorable como el que se encontraron estas personas al iniciar su restauración.


Publicado el 24-8-1996, en el nº 1.489 de Puerta de Madrid
Actualizado el 25-4-2006