La inauguración de la iglesia de San Cirilo





Vista exterior de la iglesia después de su restauración



Dentro de los anales ya milenarios de la ciudad de Alcalá, el día 15 de junio de 1988 figurará a partir de ahora, y por derecho propio, como el día en que comenzó a cristalizar o, si se prefiere, a rendir frutos el ambicioso convenio de recuperación de los antiguos edificios universitarios alcalaínos puesto que, con esta fecha, fue inaugurada la restaurada capilla del que fuera convento de carmelitas descalzos de San Cirilo, luego sustituido por la Galera o cárcel de mujeres.

Esta iglesia, lo único que se conserva del primitivo convento, llegó hasta nuestros días expoliada y completamente ruinosa. Su fachada, además, estaba completamente tapada, salvo el frontón, por el cuartelillo de la Guardia Civil que allí estaba adosado. Se trataba, en resumen, de uno de los edificios más destrozados de nuestra ciudad.

Hoy esta iglesia está restaurada gracias al buen hacer de los arquitectos Carlos Clemente, Guillermo Cases y Carmelo Oñate, los cuales han sabido respetar el espíritu original del arquitecto que la trazó allá por el lejano Siglo de Oro dándonos una iglesia recuperada en su conjunto clásico aunque la incorporación de algunos elementos modernos -principalmente la portada levantada en sustitución de la perdida- sin duda será objeto de polémica entre los círculos preocupados por el patrimonio complutense. En lo que a mí respecta, he de decir que personalmente hubiera optado por una solución más clásica como pudiera ser la construcción de un dintel de piedra lo más sencillo posible o, en su caso, imitando las descripciones que del original existen al parecer en libros del siglo pasado; no obstante, esta solución está muy lejos de ser agresiva con el edificio como sí lo son, lamentablemente, algunos proyectos de restauración de otros edificios de la ciudad. Y en resumen, ya me daría yo por contento con que todas las restauraciones hechas en estos últimos años y pendientes de hacer fueran como la de esta iglesia.

No podemos olvidar tampoco que el restaurado retablo alberga en sustitución de los perdidos cuadros originales unas pinturas de Jaime Aledo alegóricas al Camino de Perfección de san Juan de la Cruz, tan vinculado a esta iglesia, y a las cuatro disciplinas de la universidad cisneriana: Medicina, Gramática, Artes y Teología. Estas pinturas, que contrastan en su vanguardismo con el clasicismo barroco del retablo, resumen así el ideal de la nueva universidad complutense entroncada por derecho y por vocación con el espíritu del cardenal.

Pero la inauguración fue mucho más que la ocupación de un edificio salvado de la ruina, fue un acto en el que se quiso conmemorar la vinculación mutua entre los distintos elementos que allí concurrían. Y así, comenzó con unas palabras de los representantes de los organismos oficiales que habían intervenido en la restauración de la iglesia: Urbano Brihuega por el ayuntamiento, Ramón Caravaca por la comunidad autónoma y José Morilla por la universidad; todos ellos harían hincapié en la importancia del ambicioso proyecto actualmente en marcha y del cual la iglesia de San Cirilo era ya el primer fruto.

Y así, con anécdota incluida en forma de pequeño susto provocado por las colgantes (y oscilantes) farolas que ejercen la labor de alumbrado, concluyó la primera parte de la inauguración de la iglesia.

La parte musical del acto, a cargo de la orquesta y coro de cámara de la comunidad de Madrid, también estuvo cargada de referencias al antiguo convento: tras la música gentil y siempre viva de Luigi Boccherini, el compositor italiano afincado en la España goyesca, la vanguardia musical de Alfredo Aracil nos vino acompañada de la sentida poesía de San Juan de la Cruz, primer rector del colegio-convento de San Cirilo y personaje, pues, importante en la historia eclesiástica alcalaína.

Festival alcalaíno, pues, el que nos recordó que la ciudad rescataba un trozo perdido de su historia; conclusión feliz que ha de servir de acicate para que se pueda ver al resto de los proyectos de restauración marchar con tan buen pie como éste de la iglesia de San Cirilo. No puedo evitar recordar que algunos de ellos están paralizados desde hace ya demasiado tiempo al menos en lo que a la parte material de los mismos se refiere; y, aunque me consta que existe voluntad por parte de los organismos implicados por conseguir su culminación, no por ello es menos cierta la existencia de problemas (diversos en todos ellos, de diferente magnitud en cada caso) que vienen lastrando la pronta resolución de los mismos.

Pero por encima de todo, Alcalá está hoy de enhorabuena.




Ver también: El convento del Carmen Descalzo o de San Cirilo, luego Casa Galera


Publicado el 25-6-1988, en el nº 1.102 de Puerta de Madrid
Actualizado el 3-11-2006