Del Corral de Zapateros al Cine Pequeño
Historia de un teatro alcalaíno





Recreación de una comedia en el Corral de Zapateros
Miguel Ángel Coso y Juan Sanz



No resulta nada extraño en nuestra ciudad descubrir con sorpresa una nueva y desconocida faceta de su rica y larga historia, un aspecto nuevo de ese impresionante patrimonio cultural que nos ha sido legado por nuestros antepasados; pero no por habitual deja de revestir una importancia que merece ser reconocida en toda su magnitud.

Alcalá tenía hasta hace unos años un pequeño y semirruinoso cine cerrado desde hacía mucho, un cine conocido, quizá algo despectivamente, con el nombre de Pequeño. Alcalá tiene ahora uno de los más antiguos teatros cerrados de España, junto con los restos más importantes de una corrala en toda Europa. Los responsables han sido, por un lado, el ayuntamiento que adquirió el edificio y fomentó su restauración y estudio, y por otro lado los tres integrantes del equipo Artescena junto con un amplio grupo de personas e instituciones que, de una u otra manera, apoyaron también a esta importante empresa. Hoy, como tema que considero interesante para la opinión pública alcalaína, traigo a estas páginas a Miguel Ángel Coso, Mercedes Higuera y Juan Sanz, tres jóvenes y entusiastas alcalaínos que, agrupados en el colectivo Artescena, están embarcados en la importante, y por ahora fructífera tarea, de rescatar del olvido a nuestro entrañable Teatro Pequeño.

Mercedes, 25 años, nació en la cercana Pastrana pero desde los ocho años reside en Alcalá; recién licenciada en la facultad de historia de nuestra universidad, actualmente da clases de religión. Miguel Ángel, 23 años, es natural de Hontanoya, un pequeño pueblo de la Mancha conquense, aunque vino con cuatro años a nuestra ciudad; es graduado en Artes Aplicadas y trabaja como escenógrafo. Juan, por último, tiene también 23 años y es alcalaíno de nacimiento; tiene terminados los tres primeros cursos de historia en la universidad alcalaína y actualmente ha interrumpido sus estudios a causa del servicio militar; al igual que Miguel Ángel, también es escenógrafo.

Los tres forman, como ya quedó dicho, el equipo Artescena, actividad que simultanean con sus otras responsabilidades y con la organización del grupo de teatro aficionado Telémaco, uno de los varios existentes en nuestra ciudad. Pero dejemos que sean ellos mismos quienes nos expliquen la historia del rescate del teatro Pequeño, un rescate que aún no ha terminado pero que ya ha comenzado a rendir importantes e inesperados frutos.

-Decidme, ¿cómo empezó vuestro interés por el teatro Pequeño?

-Juan y yo (me explica Mercedes) teníamos encomendado, cuando cursábamos el segundo curso de Historia, un trabajo de sociología. Decidimos investigar sobre el tema del teatro en Alcalá en los últimos 40 años, tanto en su vertiente arquitectónica como en el aspecto de las representaciones; era el año 1981, y esto supuso nuestro primer contacto con el teatro Pequeño.

-Entonces ya estaba cerrado.

-Sí, llevaba cerrado desde principios de la década de los setenta. Por tal motivo, tuvimos que ponernos en contacto con José Calleja, entonces propietario del edificio, el cual nos dio todo tipo de facilidades para nuestro trabajo, lo cual agradecemos tanto a él como a sus empleados.

-¿Cuál fue vuestra primera impresión al entrar en el teatro?

-Nos llamó mucho la atención. Por aquel entonces ya se nos había unido Miguel Ángel para tratar el aspecto arquitectónico. Y apenas comenzamos el estudio, descubrimos que el trabajo a realizar era mucho mayor que el que habíamos supuesto.

-Entonces, puede decirse que os desbordó.

-Así fue. Queríamos presentarnos al concurso de investigación histórica convocado por el ayuntamiento, pero temíamos que no tuviéramos suficiente documentación... Ocurría que no se sabía prácticamente nada del teatro, salvo una cita de Esteban Azaña en la que se afirmaba que se había construido sobre el corral de Zapateros en el año 1830. Además, en aquella época el archivo municipal estaba fuera de Alcalá.

-No teníais, pues, muchas facilidades.

-Pues no. Entramos en contacto con Vicente Fernández y con Mª Paz Carrero, directora del TELA, los cuales nos ayudaron a realizar nuestro trabajo. Cuando entramos en el edificio observamos que quedaban ocultos muchos restos del corral... Descubrimos algo que rebasaba todas nuestras previsiones y, puesto que no podíamos hacer una cosa rápida, optamos por no presentarnos al concurso para poder realizar un estudio en profundidad.

-Bien, ya han pasado varios años y ahora, creo, podemos hacer balance. Decidme, ¿en qué ha consistido vuestro trabajo, y qué resultados habéis obtenido?

-Nuestra labor investigadora ha estado proyectada hacia dos vertientes, el estudio minucioso de la arquitectura del edificio y la búsqueda y estudio de documentos en los archivos.

-Empecemos por la historia.

-De acuerdo. Cuando volvió el archivo a Alcalá pudimos comenzar el estudio descubriendo una gran cantidad de documentación, alguna tan interesante como el manuscrito que contiene el contrato realizado entre el concejo de Alcalá y un carpintero para la construcción de un patio de comedias, manuscrito que está fechado en 1601. Pero los documentos son muy abundantes y pudimos reconstruir toda la historia del edificio, por lo que ahora sabemos que en 1768 se reformó el corral, que era conocido con el nombre de Corral de los Zapateros, en un coliseo, es decir, un teatro cerrado ya que el corral, como todos los de su época, era un patio abierto. Finalmente, en 1830 sufrió una importante transformación que le convirtió en un teatro romántico según las normas arquitectónicas italianas, con una sala de planta elíptica inscrita dentro de la rectangular del coliseo. Ya en este siglo fue habilitado como sala de cine, función que desempeñó hasta que, hace unos quince años, fue cerrado y dejado sin ningún uso, situación en la que ha llegado hasta nuestros días.

-Sería, pues, uno de los teatros más antiguos que se conservan en España. Pero decidme, ¿cuál ha sido vuestro trabajo en lo que respecta a su arquitectura? Tengo entendido que habéis hecho unos descubrimientos bastante interesantes. ¿Me equivoco?

-En absoluto. Como todo el mundo sabe, el ayuntamiento adquirió el teatro Cervantes y adoptó las medidas necesarias para su recuperación. Así, en el verano de 1983 organizó un campo de trabajo durante el cual se limpió el teatro y se derribó la antigua pantalla de cine. En total se sacaron treinta contenedores de escombros. A continuación nos pusimos en contacto con distintos organismos interesados en la restauración del edificio: el Equipo Arquitectura de José María Pérez Peridis, encargado de elaborar el proyecto de restauración, y la fundación para la Ecología y Protección del Medio Ambiente (FEPMA), la cual nos becó para continuar con la investigación y para la cual estamos construyendo, como dato curioso, una maqueta del teatro.




Fachada del corral de comedias tras su restauración


-Según tengo entendido, apenas comenzados los trabajos en el edificio del teatro comenzaron las sorpresas.

-Así fue. El ayuntamiento comenzó una campaña de excavación arqueológica dirigida por Araceli Turina, excavación que está previsto continúe este verano, y empezaron a aparecer restos del corral y del coliseo.

-¿Qué restos han sido estos?

-Bastantes. Gran parte del escenario, el foso del mismo que, curiosamente, utiliza varios capiteles de columnas renacentistas como soportes, dos aposentos situados a la izquierda del escenario, gran parte del antiguo empedrado con el brocal de piedra de un pozo, material de derribo procedente del corral, y numerosos elementos originales que fueron aprovechados en las sucesivas reformas. También se conserva íntegra la cubierta de madera que se construyó en el siglo XVIII. De hecho, el teatro romántico que hoy está a la vista es un aditamento que se añadió al primitivo edificio apenas sin modificarlo.

-Ahora quisiera haceros una pregunta. En estos últimos meses los descubrimientos del teatro Pequeño han aparecido en varias ocasiones en distintos medios de comunicación a nivel nacional, tanto en prensa como en radio y televisión. Por otro lado, existen declaraciones por parte de varios expertos mundiales en teatro en sentido de que nos encontramos frente a uno de los restos más importantes del teatro clásico europeo, que es lo mismo que decir mundial. David Castillejo, uno de los mayores expertos en este tema, ha llegado a afirmar que nos encontramos frente a la Piedra de Roseta1 del teatro clásico. ¿Qué tenéis que decir sobre eso?

-Pues que a raíz del descubrimiento nos hemos puesto en contacto con varios especialistas de renombre mundial, y todos ellos han confirmado nuestras impresiones.

-¿Podéis dar nombres?

-Sí. Están John J. Allen, profesor de lengua y literatura española en la universidad norteamericana de Kentucky y especialista en el antiguo corral del Príncipe, actual teatro Español de Madrid; David Castillejo, especialista en Lope de Vega y organizador de la exposición sobre el IV centenario del teatro Español, exposición en la cual nos invitó a participar hace ahora algo más de un año; John Varey, rector de la universidad de Londres y director de la editorial Tamesis Book, especializada en publicaciones sobre el teatro clásico español, y Thomas Middleton, secretario ejecutivo adjunto del comité conjunto hispano-norteamericano para la cooperación cultural y educativa, el cual es un gran especialista en el antiguo corral de la Cruz, también en Madrid.

-Éste es un buen curriculum. Y además, hay que recordar también las conclusiones del V Seminario Internacional sobre Literatura Española y Edad de Oro, celebrado en el pasado mes de abril en la universidad Autónoma de Madrid, en el cual todos los expertos internacionales allí reunidos dieron a conocer un comunicado conjunto en el que se reconocía la singularidad de los restos descubiertos y se solicitaba su conservación. Y al llegar aquí se plantea una inevitable pregunta: Dado que resultaría inviable recuperar como tal el antiguo corral y que, por lo tanto, debería restaurarse el teatro del siglo pasado, ¿vosotros creéis que podría resultar compatible la conservación de los restos de la corrala con la citada restauración? ¿O supondría esta restauración la pérdida del yacimiento?

-En absoluto. Ambas cosas son perfectamente compatibles siempre y cuando el proyecto de restauración sea el adecuado. No hace ninguna falta destruir los restos del corral para rescatar el teatro siempre y cuando se respeten las características y los condicionantes del edificio. Queremos que esto quede muy claro.

-Ya para terminar, ¿qué proyectos tenéis para el futuro?

-Seguir investigando, por supuesto, y publicar algunos de nuestros descubrimientos.

-¿Cuáles?

-Vamos a publicar en la revista Segismundo (una publicación del CSIC especializada en teatro) el contrato de construcción del corral. Sólo esto, para que te hagas una idea, ocupa cerca de cien folios. Además, John Varey nos ha ofrecido publicarnos en su colección Tamesis Books toda la documentación teatral que obtengamos sobre Alcalá.

-Bien, pues el tiempo se acaba y las limitaciones de espacio me imponen la terminación de esta entrevista, a pesar de que el tema daría aún para mucho más. Una parte importante de la historia de Alcalá comienza a surgir del olvido de los años; esperemos que dentro de algunos años el teatro Pequeño se haya integrado de nuevo en la trama social de nuestra ciudad. Esto, sin duda, habrá de ser muy positivo.




1 La Piedra de Roseta fue la inscripción que permitió descifrar los jeroglíficos egipcios.


Publicado el 15-6-1985, en el nº 954 de Puerta de Madrid
Actualizado el 16-5-2008