La Semana Santa alcalaína hoy (1986)





El modesto programa de Semana Santa de 1986



Un año más ha llegado la Semana Santa, esta tradición cultural tan arraigada en nuestro país y que, sin embargo, nunca ha pasado de ser una discreta actividad en la historia reciente de nuestra ciudad, no obstante su elevada densidad demográfica. ¿Las razones? Pues varias, a buen seguro: El vendaval de la guerra civil que, al igual que en otras muchas facetas, arrasó el patrimonio eclesiástico alcalaíno; la tradicional y no por tópica menos real apatía complutense y, como consecuencia del desarrollismo salvaje de los años sesenta, el enorme desarraigo de los grandes núcleos de emigración que conforman una parte mayoritaria de la población de Alcalá.

Sin embargo, los hechos están ahí y nada se gana con ocultarlos. Hace un año, en estas mismas páginas, les mostrábamos una panorámica de la Semana Santa de antaño (Puerta de Madrid nº 944, de 30 de marzo de 1985). En esta ocasión deseamos que sea la Semana Santa de hoy la que les llegue a ustedes en boca de las propias cofradías participantes.

No es la primera vez que en este periódico se realiza un reportaje de este tipo; de hecho, éste es una continuación de los efectuados en los años 1969, 1972, 1975 y 1978. Pero desde la última de estas fechas hasta ahora han pasado ya nada menos que ocho años, lo que hace conveniente un nuevo recuerdo a este interesante tema.




El Cristo de Medinaceli

Al contrario que el resto de las cofradías alcalaínas, la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli inició sus actividades religiosas en Alcalá en 1958 sin entroncar con ninguna cofradía histórica de nuestra ciudad aunque sí recoge la tradición del Cristo de Medinaceli de Madrid, que debe su nombre a una fundación del duque de Medinaceli.

Su historia, aunque corta, cuenta ya con varios importantes jalones que han hecho que hoy en día muestre esta cofradía un gran dinamismo: En 1968 se instaló en una de las capillas del convento de las Bernardas, donde aún continúa; en 1971 obtuvo el reconocimiento de la Archicofradía de Jesús Nazareno de Madrid ostentando a partir de entonces los mismos privilegios e indulgencias que ella; en 1972 estrenaron la carroza actual (que, por cierto, este año sale recién restaurada) y, por fin, el 2 de marzo de 1975 fue bendecida su actual imagen, una réplica exacta de la existente en Madrid.

En cuanto a su potencial humano, la cofradía presenta un balance siempre ascendente que permite a sus responsables contemplar con optimismo el futuro: 129 cofrades en 1969, alrededor de 200 en 1972, unos 300 en 1975 y 430 en la actualidad. Pero dejemos que sean los propios miembros de la Junta de Gobierno quienes respondan a nuestras preguntas.

-Ya hemos hablado de que la cofradía cuenta con una imagen nueva desde el año 1975. ¿Podrían decirnos quién fue su autor?

-La imagen fue tallada por don Emilio Tudanca, ya fallecido, que fue también el autor de la carroza; por cierto que el restaurador de la misma ha sido su hijo, Javier Tudanca.

-¿A qué se debe esta restauración?

-Habitualmente la carroza se guardaba en la iglesia de las Bernardas, pero al ser abierta ésta al culto después de la restauración hubo que llevarla al claustro de la Magistral, donde sufrió el efecto de las inclemencias del tiempo.

-Desde la fundación de la cofradía, ¿ésta ha participado habitualmente en la Semana Santa alcalaína?

-En efecto. Primero sacábamos a la imagen en andas, y luego en una carroza de menor calidad que la actual.

-¿Qué actividades religiosas desarrollan en la actualidad?

-Además de la misa de todos los viernes y de la participación en la procesión de Viernes Santo, desde hace tres años hemos vuelto a recuperar nuestra procesión de la tarde del Jueves Santo, que quedó suprimida cuando nos incorporamos a la procesión general en 1969.

-Un dato interesante que se suele olvidar en los reportajes es la composición del hábito. ¿Cómo es el suyo?

-Tanto la túnica como el capuchón son morados, y van completados por un cordón amarillo y un escapulario.

-Basta con constatar cómo ha ido aumentando el número de cofrades para comprobar que la cofradía va en auge. ¿Cómo ven ustedes los once años transcurridos desde que en 1975 se les entrevistó por última vez?

-De once años acá se ha notado un fervor mayor hacia el Cristo, como lo demuestra la asistencia de público a la misa de los viernes.

-Luego son optimistas respecto al futuro de la cofradía.

-Pues sí. La cofradía va a más, y contamos con mucha gente joven que trabaja por la cofradía y se interesa por ella; calculamos que este años alrededor de noventa cofrades vestirán el hábito.

-Y en cuanto a la Semana Santa alcalaína, ¿cuál es su opinión?

-También va a más, ya que tanto la totalidad de las cofradías como el presidente de los presidentes ponen todo su interés en ella.

-Una última pregunta. Hace algunos años la iglesia de las Bernardas estuvo sometida a una restauración. ¿Impidió ésta las actividades de la cofradía?

-No, porque durante un año el Cristo estuvo guardado en el convento de la Imagen, y en la Semana Santa de ese año (1982) fue trasladado a la Magistral, de donde salió la carroza.




La Adoración Nocturna de Alcalá

Muchos de ustedes se preguntarán, sin duda, la razón por la que aparece en este reportaje una asociación religiosa que no está constituida como cofradía penitencial; pero lo cierto es que, desde hace algunos años, esta institución colabora activamente en la Semana Santa alcalaína y merece, por lo tanto, ser traída a estas páginas. Para tal fin entrevistamos a don Ángel Blanco Toledo, su presidente recién reelegido este mismo año.

-Señor Blanco, ante todo ¿podría explicarnos la historia de la Adoración Nocturna de Alcalá?

-La Adoración fue fundada en febrero de 1902 aunque su semilla viene de varios años atrás, concretamente desde la celebración con toda solemnidad, en 1897, del III centenario de las Santas Formas. Entre los muchos actos celebrados en dicha ocasión tuvo lugar la venida a Alcalá de la Adoración Nocturna de Madrid, la cual celebró aquí una vigilia.

-Y desde 1902, ¿sus actividades han sido ininterrumpidas?

-Sí, con la única excepción del período de la guerra civil. Nuestros cultos siempre están dirigidos a la Eucaristía, y en nuestro caso particular todos los años celebramos una Vigilia de reparación a las Santas Formas, que como es sabido desaparecieron en 1936. Siempre que podemos damos un carácter aún más solemne a la celebración, como ha ocurrido en las dos ocasiones en las que hemos traído la Vigilia de Espinas a Alcalá (cada año se realiza en un lugar distinto de la diócesis) o con motivo de la celebración en 1977 del 75º aniversario de la Asociación; como es natural, siempre celebramos los actos coincidiendo con la festividad de las Santas Formas.

-Bien, pasemos ahora al tema de la Semana Santa. ¿A qué se debe su vinculación con esta celebración?

-Hay que tener en cuenta que una de nuestras actividades es la vigilia de Jueves Santo, que tiene lugar durante toda la noche en la Magistral. Sin embargo, nosotros queríamos hacer algo más en la Semana Santa, por lo que decidimos rescatar el Vía Crucis tradicional que en tiempos se había celebrado y que se había perdido desde hace algunos años.

-Si no recuerdo mal, este Vía Crucis tenía lugar en la plaza de Cervantes e intervenía en él el Cristo de los Doctrinos, acompañado a veces por la Virgen de la Esperanza. ¿Me equivoco?

-Así era. Sin embargo, nosotros creímos conveniente efectuar algunas modificaciones.

-¿Cuáles fueron?

-En primer lugar, cambiamos el Jueves por el Martes Santo buscando una mayor coordinación con los demás actos litúrgicos. Por otro lado, modificamos el itinerario ya que la plaza, debido a su condición de lugar de paseo, no era el lugar más idóneo para un acto de este tipo.

-¿Cuál es su recorrido?

-Salimos de la Magistral por la calle de Escritorios y luego seguimos por Santa Úrsula, plaza de Cervantes, Libreros, Tinte, Santiago, plaza de Palacio, San Juan y de retorno a la Magistral. Hacemos coincidir las estaciones con los distintos edificios religiosos existentes en el recorrido, y en cada una de ellas predica un sacerdote.

-Se trata, sin duda, de un feliz rescate. Sin embargo, éste ha sido reciente si no me equivoco. ¿Podría decirnos cuándo comenzaron con el Vía Crucis y cuál es su balance desde entonces?

-Comenzamos hace cuatro años, en 1982, y he de reconocer que quedamos totalmente sorprendidos por el éxito obtenido, ya que calculamos que debieron de asistir al mismo unas dos mil personas. Desde entonces la asistencia ha ido en aumento de una manera ininterrumpida.

-Sin embargo, ustedes no se han limitado a organizar el Vía Crucis, sino que también participan desde entonces en la procesión general de Viernes Santo junto con las demás cofradías.

-Pues sí. Una vez que ya teníamos la imagen para el Vía Crucis, solicitamos incorporarnos a la procesión general, y el abad nos autorizó a ello.

-Ya que usted lo ha citado vamos a hablar de la imagen, un Cristo cargando la cruz que, al menos yo, no conocía hasta que ustedes no lo sacaron. ¿Podría relatarnos la historia del mismo y la razón por la que ustedes lo eligieron?

-Este Cristo era inicialmente propiedad de las Juanas, las cuales lo conservaban en el interior del convento y lo sacaban a la iglesia instalándolo junto al monumento en Jueves Santo. Hace ya bastantes años los chicos jóvenes de la Adoración lo sacaron espontáneamente en varias ocasiones para la procesión de Viernes Santo, pero como no había cofradía que se ocupase de ello la iniciativa no tuvo continuidad.

-¿Y ahora?

-Con el tiempo la imagen pasó de la Juanas a las Úrsulas, donde se conserva actualmente no en la iglesia, sino en la clausura. Dada la vinculación de la Adoración con esta imagen, y puesto que se prestaba perfectamente para el Vía Crucis, nos dirigimos a estas monjas y desde entonces tienen la gentileza de cedérnoslo todos los años.

-Por cierto que, a modo de curiosidad, creo recordar que las carmelitas de la Imagen cuentan con otro Cristo similar. Pero continuemos con nuestro tema. ¿Qué les parece a ustedes la Semana Santa actual?

-Muy pobre y con muy pocas procesiones tratándose de la semana grande de la Iglesia y de una celebración tan tradicional en España.

-Además de este Cristo que, según creo recordar, no responde a ninguna advocación en particular, ¿creen que sería conveniente sacar alguna otra imagen?

-Pues sí; debido a la gran longitud del Vía Crucis, nos gustaría poder sacar a una Dolorosa acompañando al Cristo.

-Anteriormente usted ha afirmado que la celebración del Vía Crucis ha ido en aumento de año en año. ¿Qué planes tienen para el futuro?

-Pues continuar como hasta ahora mejorando todo lo que podamos. Este año, por ejemplo, vamos a mandar carteles a los pueblos limítrofes.

-¿Con qué medios humanos cuentan en la actualidad?

-Somos en estos momentos 33 adoradores activos y 109 honorarios.

-Para terminar, y dado que por su edad usted vivió la Semana Santa de hace varias décadas, me gustaría que nos relatara cómo era esta celebración entonces.

-Para mi gusto mejor que ahora, tanto en actos litúrgicos como en procesiones. En la procesión del Domingo de Ramos salía una imagen de Jesús con la borriquilla que había traído don Rafael Sanz de Diego, una talla moderna pero interesante. Ya no había más procesiones hasta el Viernes Santo, pero había oficios muy solemnes toda la semana.

-¿Y el Viernes Santo?

-De madrugada se celebraba el sermón en las Úrsulas y a continuación salía el Cristo de Mena a recoger a todos los pasos llevándolos a la Magistral para la procesión de la tarde.

-¿Qué pasos la componían?

-Que yo recuerde, y puede que me deje alguno, eran la Oración del Huerto, Jesús atado a la columna, el Ecce Homo (el Cristo de la Caña), un Cristo con la cruz a cuestas arrodillado, el ya citado Cristo de Mena, la Virgen de las Angustias (al pie de la cruz y con Cristo en brazos) que salía de la Magistral, una Virgen sentada al pie de la cruz con los atributos de la Pasión propiedad de las Bernardas, el Santo Entierro y una Soledad también de la Magistral.

-Todos estos pasos ya han desaparecido.

-En la guerra civil se perdieron todos a excepción del Cristo Yacente del Santo Entierro, que es el que ahora saca esta cofradía aunque la urna no es la original.




El Cristo de los Doctrinos

Resulta extremadamente difícil resumir en unas breves líneas la historia de una imagen y una cofradía que se remontan varios siglos en el pasado; por tal motivo, este artículo ha de ser, necesariamente, un sucinto resumen de la misma que en 1983 escribió Antonio Marchamalo1, libro al que les remito para un conocimiento más extenso de la vida de esta cofradía.

De acuerdo con la tradición, el origen del culto a este Cristo habría que buscarlo en el hallazgo en 1255 de un pequeño crucifijo durante unas obras de reparación de la antigua muralla. Sin embargo, su entrada en la historia tiene lugar como consecuencia de la fundación, por parte de Juan López de Úbeda, de un Seminario de Niños de la Doctrina Cristiana, allá por 1581, en el solar del antiguo corral de Mataperros, lugar donde se ubicó inicialmente el embrión del colegio Máximo de jesuitas (luego trasladado a la calle de Libreros), y allí donde hoy se alza la ermita de los Doctrinos.

Este sacerdote, profesor de Teología de la universidad de Alcalá, estaba interesado en promover la enseñanza primaria de los niños de clases humildes, muy abandonada en su época. Para tal fin procedió personalmente a impartir sus clases a los doctrinos, nombre con que se conocía popularmente a sus discípulos y, según la tradición, utilizaba como vehículo fundamental de sus enseñanzas un pequeño crucifijo que pronto comenzaría a ser llamado el Cristo de los Doctrinos.

Pocos años después, hacia 1587, este pequeño crucifijo fue sustituido por la magnífica talla que hoy conocemos, obra probable del imaginero jesuita Domingo Beltrán, estudioso en Italia de las obras de Miguel Ángel y muy vinculado a nuestra ciudad ya que fue en el colegio Máximo de nuestra ciudad donde se ordenó coadjutor (1561) y donde falleció en 1590 cuando comenzaba a trabajar en las imágenes del retablo mayor del citado colegio. Huelga todo comentario sobre la calidad artística del Cristo tallado en satín, una madera americana de gran dureza parecida a la de nogal; Alcalá tiene la suerte de poseer, sin duda, una magnífica obra de arte conservada milagrosamente a través de los siglos.

Rápidamente este Cristo de los Doctrinos sería objeto de una gran veneración popular tanto por parte de los vecinos de la villa como de los estudiantes universitarios, y todo ello a pesar de que la fundación del licenciado López de Úbeda habría de desaparecer no mucho después del fallecimiento de éste, ocurrido a finales del siglo XVI.

Habría que esperar hasta el año 1661 para que se constituyera la cofradía del Santísimo Cristo Universitario de los Doctrinos, aunque la autorización para la misma data del año anterior. A partir de este momento la cofradía se encargaría de la custodia y el culto de la imagen sin interrupciones hasta la fecha, aunque en dos ocasiones (la invasión francesa de 1813 y la guerra civil de 1936) se vieron obligados a ocultar la imagen en el primer caso y a trasladarla a Madrid en el segundo, lo que la salvó de una más que segura destrucción. Devuelta a su ermita una vez finalizada la contienda, continúa en ella a la espera de una más que necesaria restauración que la salve del deterioro que los años han acumulado sobre ella.

En lo que respecta a su participación en las celebraciones de la Semana Santa, ésta no fue continuada salvo en determinados períodos; de hecho, la cofradía se mostró ya desde el momento de su constitución muy remisa a la hora de sacar el Cristo a la calle, tanto es así que en el siglo largo que va desde 1661 hasta 1762 tan sólo saldría en procesión en cinco ocasiones, siempre por rogativas a causa de plagas o epidemias salvo una, motivada por las obras que se realizaron en la ermita en 1701 y que obligaron a su traslado al hospital de Antezana, donde permanecería hasta el año siguiente.

Una fecha importante en la historia de esta imagen sería la Semana Santa del año 1762. Hasta entonces había existido una cofradía en Alcalá que, bajo la advocación del Cristo de la Agonía (y por lo tanto, antecesora remota de la actual), solía sacar en procesión la desaparecida talla del Cristo de Mena propiedad del convento de los padres Caracciolos (actual Intendencia Militar). Aquel año, y debido a la negativa del convento a la solicitud de cesión de la imagen a la cofradía, ésta ofreció fusionarse con la del Cristo de los Doctrinos con la contrapartida de que éste comenzara a salir regularmente todos los Viernes Santos.

Aceptada la propuesta, la Semana Santa alcalaína comenzó a ver la presencia de la talla de Beltrán. No he podido conseguir datos sobre la duración de esta etapa, aunque en el propio libro de Marchamalo se reproduce un cartel de 1805 en el que se anuncia la procesión del Viernes Santo. Sin embargo, tal costumbre debió de perderse a lo largo del siglo XIX, puesto que con motivo del III Centenario de las Santas Formas en 1897 se anunció una nueva salida del Cristo por Semana Santa.

Tampoco en este caso he podido averiguar si esta iniciativa tuvo continuación o si, por el contrario, se trató de un hecho aislado; lo cierto es que en los años anteriores a la guerra civil (véase el artículo dedicado a la Adoración Nocturna) el Cristo de los Doctrinos no salía en la procesión general de Semana Santa.

La situación cambió radicalmente una vez terminada esta contienda. Las iglesias de Alcalá habían quedado prácticamente arrasadas, y de entre todas las imágenes penitenciales tan sólo dos, el Cristo Yacente de las Catalinas y el propio Cristo de los Doctrinos se habían salvado de la destrucción. Por tal motivo, el Cristo de los Doctrinos comenzó a salir procesionalmente de nuevo en 1940, situación que se prolongó hasta 1976, último año hasta el presente en el que ha abandonado su ermita. En este dilatado período de más de treinta años el Cristo de los Doctrinos tuvo un papel fundamental en la Semana Santa alcalaína, tanto por ser la imagen de mayor aceptación popular con gran diferencia, como por sus actividades propias tales como el Vía Crucis que se celebraba en la plaza de Cervantes, a veces acompañado de la Virgen de la Esperanza, o la impresionante parada que solía hacer, de vuelta a su ermita, frente a la antigua cárcel de la calle de los Colegios.

Sin embargo, hoy se cumple el décimo año que las calles de Alcalá no ven a esta magnífica imagen, a pesar de lo cual (o quizá a causa de ello) el Cristo de los Doctrinos sigue siendo noticia. Por tal motivo, nadie mejor que don Juan Tercero, secretario de la cofradía, para responder a nuestras preguntas.

-Señor Tercero, la pregunta está en la calle. ¿Por qué no sale el Cristo de los Doctrinos en procesión para la Semana Santa?

-Porque nunca ha salido, salvo por rogativas. Salió después de la guerra porque Alcalá se había quedado sin imágenes, situación que ya no se da.

-¿Y qué razones hay para ello?

-Varias. En primer lugar, está muy deteriorado a consecuencia de sacarlo a la calle, por culpa de los golpes y los roces con los árboles o con los cables. Esto le ha destrozado toda la cara y le ha hecho perder las espinas, y además los movimientos le han producido grietas de arriba a abajo, como se puede comprobar. Además, resulta extremadamente difícil sacarlo de la ermita.

-Estoy totalmente de acuerdo con usted en que el Cristo necesita urgentemente una restauración. ¿Hay perspectivas de ello?

-Estamos intentándolo, y nos lo han prometido. Pero la iniciativa tiene que partir de los organismos oficiales pertinentes, y parece ser que tienen problemas de presupuesto.

-Una vez que estuviera restaurado, ¿volvería a salir a la calle?

-Yo soy de la opinión de que las obras de arte antiguas no deben ser sacadas a la calle. Además, no hacemos sino seguir con la tradición de la cofradía. Cuando nunca ha salido por Semana Santa, por algo habrá sido. Sin embargo, nunca nos negaríamos a sacarlo en rogativa por una necesidad de Alcalá o de España.

-Sí, pero la Semana Santa de Alcalá sin el Cristo de los Doctrinos es muy distinta.

-Quiero que quede muy claro que el Cristo no está ni mucho menos abandonado en su ermita. Aquí recibe culto diario, y la ermita se abarrota de gente que viene desde todos los barrios de Alcalá. Además, en Semana Santa se celebran actos religiosos como el Sermón de las Siete Palabras o los oficios, y así seguiremos todos los años.

-Bien, creo que queda suficientemente clara su postura. Pero ahora yo quería preguntarle acerca de la otra imagen propiedad de la cofradía, la Virgen de la Esperanza, que según tengo entendido les fue regalada por el general Franco. ¿Me equivoco?

-No. Nos dimos cuenta, una vez acabada la guerra, de que la capilla se encontraba un tanto vacía de imágenes, por lo que nos dirigimos al anterior jefe de estado solicitándole una, cosa a la que accedió.

-¿En qué año fue eso?

-En 1940.

-Hace algunos años, en unas declaraciones a Puerta de Madrid, comentaban ustedes que la Virgen contaba con numerosas donaciones de joyas. ¿Ha continuado esta tradición?

-Cada vez más, y con más devoción. La Virgen tiene un joyero desde hace veinte años que ya hoy alcanza un gran valor.

-¿Lo conservan en la ermita?

-¡Oh, no! Las joyas están guardadas en un banco.

-Otra cuestión que me intriga es la razón por la que la Virgen tampoco ha salido en procesión salvo contadas veces. ¿Existe alguna razón?

-Sí. Ocurre que no tiene carroza.

-Pero eso se podría solucionar.

-Pues sí, pero dado que lo normal es que salga acompañando al Cristo, al no salir éste tampoco es muy lógico que salga sola. Sin embargo, si saliera el Cristo también saldría ella.

-Para terminar, deseo hacerle una pregunta. Veo que aquí en la sacristía de la ermita hay montado un pequeño museo. ¿Está abierto al público?

-No, no está abierto al público, pero puede ser visitado solicitándolo con antelación bien a la cofradía, bien a la oficina de turismo.




El Cristo de la Agonía

Esta cofradía, por nombre completo Cofradía del Santísimo Cristo de la Agonía, María Santísima de los Dolores y San Juan, data en su actual etapa de 1955, fecha en la que don Ventura Corral la reorganizó después de que quedara extinguida con motivo de la guerra civil.

Sin embargo, ésta hunde sus raíces mucho más atrás en el tiempo, ya que se cree que fue constituida como tal hacia el año 1836, coincidiendo con la exclaustración del convento de los Caracciolos (actual Intendencia Militar). En este convento se conservaba un magnífico Cristo tallado por Pedro de Mena, discípulo de Alonso Cano, el cual se trasladó al convento de las Úrsulas en la citada fecha. Este Cristo de Mena, como era conocido, estuvo en su nuevo emplazamiento hasta el 27 de febrero de 1937, día en el que fue absurdamente destrozado a hachazos por unos milicianos. Hoy, por lo tanto, tan sólo se conservan de él las excelentes fotografías del archivo Moreno, aunque su recuerdo se perpetúa en la actual imagen, una talla moderna.

Actualmente el prioste de la cofradía es don Miguel Corral, hijo del fundador, y a él le preguntamos su opinión sobre la Semana Santa alcalaína y sobre su propia cofradía.

-Señor Corral, ya ha quedado dicho que fue su padre quien reorganizó la cofradía hace unos treinta años y quien compró las imágenes actuales. ¿De dónde proceden éstas?

-Las tres fueron traídas de Olot, una población catalana muy conocida por la elaboración de imágenes religiosas.

-Desde unos años a esta parte, ¿cuál ha sido la evolución de la cofradía?

-La cofradía va muy bien. Actualmente cuenta con unos 330 cofrades, de los cuales unos cincuenta vestirán el hábito este año.

-¿Cómo es este hábito?

-El manto es blanco y el capuchón encarnado. Además, se porta una cruz que sustituye al antiguo hachón.

-Además de participar en la procesión general de la tarde, ya es tradicional que su cofradía organice una procesión a las seis de la mañana desde el templo de las Úrsulas hasta la Magistral. ¿Cuál es la respuesta de la población de Alcalá a un acto que tiene lugar a una hora tan temprana?

-A esta procesión la engrandece el público en general, y siempre tiene un gran éxito. La tradición continúa año tras año con más fervor que nunca a pesar de las inclemencias del tiempo y lo intempestivo de la hora. Algunos años hemos llegado a salir lloviendo, y esto no ha impedido que fuera más solemne y piadosa.

-¿Qué otras actividades realizan?

-Todos los domingos de cuaresma tiene lugar un Vía Crucis en la iglesia de las Úrsulas, a las seis y media de la tarde.

-¿Cómo ve usted a la Semana Santa alcalaína?

-La religiosidad no es tan grande como la población de la ciudad exige, y es que los alcalaínos somos bastante apáticos.

-Actualmente hay en Alcalá cinco cofradías de Semana Santa aunque una, la del Cristo de los Doctrinos, no participa desde hace años en las procesiones, además de la Adoración Nocturna, que también interviene en la misma. ¿Qué le parece a usted este número?

-Son pocas cofradías, pero Alcalá en estos momentos no da para más. Las cofradías se mantienen gracias al entusiasmo de los directivos.

-Pero la suya no parece tener demasiados problemas. ¿Cómo se mantiene?

-Gracias a una pequeña cuota que pagan los cofrades, además de la lotería de navidad y los donativos de los fieles. No obstante, todos los años nos esmeramos para mejorar.




La Hermandad del Santo Entierro

Esta cofradía penitencial fue fundada en 1949 por don Lorenzo Real Torrado, que fue el primer Hermano Mayor, y por don Emilio Pardo Segura, don Antonio Cerezo García y don Mariano Blanco Martínez, quienes integraron la primera junta rectora con los cargos respectivos de presidente, secretario y tesorero. Sin embargo, la Hermandad se considera sucesora de una anterior, ya desaparecida, que con el nombre De la Paz y Caridad existió antaño en nuestra ciudad.

Desde el momento de su aparición la Hermandad consiguió un destacado papel en la Semana Santa alcalaína merced a su impresionante procesión del Silencio, un acto religioso que tenía lugar al filo de la medianoche del Viernes Santo en medio de un total y absoluto silencio.

Sin embargo, al incorporarse la cofradía a la procesión general de Viernes Santo en 1969 esta procesión quedó suprimida. Por otro lado, los tres pasos que sacaban entonces en procesión quedaron reducidos con el tiempo a uno solo, un magnífico Cristo Yacente del siglo XVI perteneciente a la escuela de Gregorio Hernández (uno de los mejores imagineros españoles de todas las épocas) y que es, junto con el Cristo de los Doctrinos, el único superviviente, de entre toda la imaginería alcalaína, de los desmanes de la guerra civil.

Pero dejemos que sea don Zacarías Bello Marqués, tesorero de la cofradía, quien nos relate la historia reciente de la misma.

-Señor Bello, su cofradía siempre ha tenido a gala el contar entre sus hermanos a buena parte de las personalidades más conocidas de Alcalá. ¿Continúa siendo así?

-Así es. -me confirma al tiempo que me muestra la relación de socios actuales.

-¿Cuántos cofrades son?

-Actualmente 117, que pagan una cuota de 250 pesetas al año.

-Mucho no es.

-Pues imagínese que hasta 1983 se pagaban 25 pesetas trimestrales.

-Realmente, resulta admirable que con tan exiguo presupuesto continúen adelante. Pero dígame; hace unos años declaraban ustedes a Puerta de Madrid que en sus actividades al margen de las de Semana Santa celebraban todos los Domingos de Ramos una misa de hermandad en el transcurso de la cual hacían entrega del cetro al Hermano Mayor, cargo que se renovaba todos los años. ¿Continúan con esta tradición?

-Sí, aunque la hemos trasladado al domingo anterior al de Ramos por cuestiones de liturgia de la iglesia del convento de las claras, que es donde la realizamos. Por cierto, este año es Hermano Mayor Juan Carlos López Álvarez, que le entrega el cetro a Miguel Ángel López Álvarez.

-Yo quisiera que me comentara cómo ve usted la Semana Santa alcalaína de unos años a esta parte.

-La Semana Santa va en auge desde hace unos diez años, esto es innegable.

-Sin embargo, yo veo cierto estancamiento en esta cofradía. ¿Me equivoco?

-Lo cierto es que hay bastantes hermanos que añoran todavía la Procesión del Silencio, y quizá esto suponga una merma en la actividad de la cofradía.

-Yo creo que no serían solamente los miembros de la hermandad, sino un buen número de alcalaínos quienes verían con muy buenos ojos un resurgir de esta tradición. ¿No han planeado ustedes recuperarla?

-Pues sí. Nosotros, al igual que todas las cofradías, tenemos que participar en la procesión general, pero además de ello podríamos salir por la noche; sin embargo, para ello tendríamos que contar con el apoyo de todos los pertenecientes a la cofradía, ya que esta procesión tendría que ser organizada por nosotros solos. Y si esto ocurriera, no nos podríamos limitar a sacar al Cristo Yacente, sino que tendríamos que acompañarlo por los otros dos pasos.

-¿Le importa hablarme de ellos?

-El Cristo Yacente, que como es sabido es una talla del siglo XVI, es propiedad de las Catalinas, que lo conservan en la clausura de su convento. La Virgen Dolorosa y los Atributos de la Pasión, por el contrario, son propiedad de la cofradía.

-Sin embargo, estos dos últimos pasos hace años que no salen en procesión. ¿Podría decirme las causas?

-Los Atributos de la Pasión, que comprendían una cruz con un sudario, una escalera, una lanza y unas espinas, estuvo saliendo hasta principios de los años setenta. Por entonces se desmontaron para hacer una carroza nueva, y lo cierto es que quedaron arrinconados. Conservamos casi todas las piezas, pero al habernos incorporado a la procesión oficial no hicimos por volverlos a sacar. Si volviéramos a organizar la Procesión del Silencio intentaríamos recuperar este paso, aunque necesitaríamos conseguir una carroza.

-¿Y la Virgen?

-La Dolorosa es una imagen moderna propiedad de la cofradía desde finales de los años cincuenta. Habitualmente está guardada en la iglesia de las claras, donde se le rinde culto, y dejó de salir en procesión hace algunos años.

-¿Por qué?

-Porque se repite con la Virgen de la Soledad, ya que las dos son bastante parecidas, por lo que la Junta de Cofradías decidió que saliera una sola. Durante los años 1980 al 82, a consecuencia de la restauración de las Bernardas no pudo salir la Soledad y salió la nuestra. Desde entonces se hace al contrario. Si en un futuro saliéramos solos en la Procesión del Silencio, sí la sacaríamos con el Cristo aunque, al igual que nos ocurre con el otro paso, perdimos la carroza; creo recordar que parte de ella se aprovechó para el desfile de carrozas de la feria una vez que quedó fuera de uso.

-Un aspecto que no suele ser muy conocido es el referente al hábito de los cofrades. ¿Cómo es el suyo?

-El hábito es negro y el capuchón morado, lo que se complementa con un cordón amarillo.

-¿Cuántos hermanos suelen salir en procesión?

-Alrededor de 20 ó 25.

-¿No son demasiado pocos?

-Pues sí, y desde aquí quiero hacer un llamamiento a los cofrades para que participen en las actividades de la cofradía.

-Por último, señor Bello, ¿desea comentar algún aspecto interesante de la hermandad?

-Sí, un par de ellos. En primer lugar, que la urna que contiene al Cristo no es la original, que la conservan las monjas, sino una que construyó un tallista de nuestra ciudad después de la guerra.

-¿Y la segunda?

-Que, como es tradicional, el Cristo va siempre escoltado por una escuadra de gastadores de la Guardia Civil.




La Virgen de la Soledad

Esta cofradía fue fundada en 1805 y no en 1895 como erróneamente se ha publicado en más de una ocasión. Como todas, hubo de partir de cero después de la guerra civil, fecha en la que se inicia su actual etapa. Pero será don Ramón Pascua López, presidente de la misma, quien nos relate los aspectos más relevantes de la misma.

-Ya hemos comentado, señor Pascua, que la cofradía se formó en 1805. ¿Podría usted comentarnos las condiciones en que tuvo lugar este hecho?

-Según hemos podido averiguar, la devoción a la Virgen de la Soledad es muy antigua en nuestra ciudad; se estima que ya en 1599 se veneraba su imagen en el convento de mínimos (actual facultad de Económicas), y Portilla afirma que su procesión de Viernes Santo era la mejor y la más solemne de Alcalá. Así, no es de extrañar que en el siglo pasado llegaran a coincidir dos cofradías de esta advocación.

-Una de las dos sería la suya, supongo.

-Así es. Su origen se debe a la agrupación de unos veinte cofrades, todos ellos de condición humilde, lo que motivó que vulgarmente se conociera a nuestra cofradía como la pobre para distinguirla de la otra, que era la rica.

-Supongo que ese calificativo habrá perdido ya todo su significado.

-Pues sí... La cofradía, históricamente, estuvo formada por gente humilde, pero como es natural actualmente tenemos cofrades de toda condición.

-¿Dónde tenían su sede ambas cofradías?

-La nuestra estaba ubicada en la parroquia de San Pedro, es decir, en la Magistral, mientras la otra, la rica, estaba en la antigua parroquia de Santa María, en la plaza de Cervantes.

-¿Qué pasó con ella?

-Lo ignoramos; suponemos que con el tiempo debió de desaparecer.

-Bien, sigamos con la historia. El marasmo de la guerra civil deshace la cofradía y hace que se pierda la imagen. ¿Cómo la reorganizaron entonces?

-En 1940 iniciamos nuestra andadura partiendo prácticamente de cero. Ese año adquirimos una nueva imagen que costó dos mil pesetas y que guardábamos en la iglesia de jesuitas, la nueva parroquia de Santa María.

-¿Esa imagen es la actual?

-No. En 1961 encargamos la actual a don Antonio Castillo Lastrucci, un afamado imaginero sevillano que hizo un magnífico trabajo, como puede comprobarse. A partir de entonces, la cofradía tiene su sede en el convento de las Bernardas.

-También es famoso en Alcalá el magnífico manto que luce la Virgen en la procesión. ¿Cuál es su historia?

-Este manto fue confeccionado por las Adoratrices en 1967. Además conservamos otros mantos mucho más antiguos.

-Continuemos ahora con la historia reciente. Creo recordar que la Virgen estuvo algunos años sin salir en procesión.

-Sí, ocurrió que entre los años 80 al 82 tuvo lugar la restauración del templo de las Bernardas, por lo que no pudimos salir esos años aunque continuamos con los cultos en la capilla mientras pudimos.

-Desde entonces han continuado sin interrupción. Dígame, ¿cómo es el hábito de la cofradía?

-El capuchón es blanco y el hábito negro. Además, llevamos un cordón morado junto con la medalla de la cofradía.

-¿Con cuántos hermanos cuentan actualmente?

-En total, somos unos 550 cofrades.

-Quisiera que me dijera ahora cómo ven ustedes el presente de la hermandad.

-Con optimismo, ya que la cofradía marcha muy bien en todos los órdenes. He de resaltar que todos los hermanos trabajan desinteresadamente siempre que se los llama y aportan dinero siempre que es necesario.

-Luego de pobres nada.

-Afortunadamente nuestra situación económica es muy desahogada a pesar de que en los últimos años hemos hecho una mejoras importantes tanto en la imagen como en la capilla. Concretamente, este año pasado después de unos gastos de más de medio millón de pesetas nos ha quedado un saldo a favor de seiscientas dieciocho mil pesetas.

-¿Y todo gracias al esfuerzo de los cofrades?

-Nuestros cofrades hacen mucho, pero también hemos de expresar nuestro agradecimiento a distintos organismos y personas que, de una u otra manera, también nos ayudan, como es el caso de las Bernardas, de don Pedro Heredia López abad del cabildo magistral, del director de Tudor que nos cede gratuitamente las baterías, de la Mutual Complutense y de don Antolín Moreno Díaz, que nos ceden los locales para nuestras reuniones, y de don Ramón del Olmo, que aporta desinteresadamente sus equipos de megafonía. A todos ellos la hermandad les está muy agradecida.

-Se me ha olvidado preguntarle cómo está compuesta la junta directiva.

-Hay un presidente, un vicepresidente, siete vocales, un secretario, un tesorero, varias camareras y hermana y hermano mayores.

-Hablemos del futuro. Dado que la cofradía, según sus propias palabras, está en auge, supongo que tendrán proyectos para los próximos años. ¿Cuáles son éstos?

-Pensamos en reformar la carroza y en adquirir también un palio para la misma, y también deseamos poder contar con unos nuevos hachones.




Entrevista con el abad de Alcalá

En la organización de los cultos de Semana Santa, y conjuntamente con la labor realizada por las cofradías, destaca el trabajo de coordinación efectuado por don Pedro Heredia López, abad de la Magistral. No podía pasar, pues, un reportaje sobre esta festividad sin preguntarle cuál era su opinión sobre la misma.

-Señor abad, para usted ¿qué es la Semana Santa?

-El momento cumbre dentro de la vida de la iglesia.

-Una característica peculiar de la Semana Santa española es el culto a las imágenes y el gusto por las procesiones. ¿Qué es lo que nos puede decir al respecto?

-Hay que dar cauce a los sentimientos religiosos, dado que la liturgia es lo más importante a nivel popular; pero hay que hacerlo de acuerdo con el carácter propio de cada región. Todos los sentimientos son legítimos, pero no se deben trasplantar de un sitio a otro.

-No hace falta recordar la intensidad con que se viven estas fiestas en Andalucía; sin embargo, la Semana Santa castellana guarda, dentro de su austeridad, una gran tradición. Bajo este prisma, ¿cómo ve usted esta festividad en nuestra ciudad?

-Conviene recordar que con motivo de la guerra civil se perdió prácticamente toda. Desde entonces se ha ido recuperando poco a poco, y así es como se ha de continuar volviendo sobre las raíces pero sin precipitaciones y de acuerdo con los tonos actuales.

-De sus palabras deduzco que usted piensa que la Semana Santa va mejorando con el tiempo.

-Sí; de hecho se han recobrado cosas, como por ejemplo la procesión de Jueves Santo o, desde hace cuatro años, el Vía Crucis del martes.

-Y que mejorará.

-Es evidente que va en auge. Pero, vuelvo a repetirlo, no es conveniente precipitar las cosas ya que tienen que gestarse y nacer por sí solas. Y yo confío en que irán surgiendo poco a poco.

-¿Cómo va a ser el futuro de la Semana Santa en Alcalá?

-Existe el proyecto de sacar en procesión a la Virgen de la Soledad el Viernes de Dolores (el anterior al Domingo de Ramos). No obstante, no queremos precipitarnos.

-¿Alguno más?

-Sería muy interesante contar con una procesión del Cristo resucitado, pero en estos momentos es algo muy difícil en Alcalá. Sin embargo, estoy seguro de que con el tiempo será una realidad; bastará con dejar que las cosas sigan su cauce.

-¿Qué le gustaría que ocurriera en la Semana Santa de Alcalá?

-Nos gustaría recuperar para la misma al Cristo de los Doctrinos, que desde hace años no interviene en los desfiles procesionales.

-Pero este Cristo se encuentra en un estado de conservación muy delicado.

-Sí, habría que restaurarlo, pero con las técnicas actuales esto no presentaría ningún problema. Y en cuanto a la financiación, estoy convencido de que una suscripción popular tendría un gran éxito, ya que este Cristo está muy arraigado en Alcalá.

-¿Cómo ve usted la posible participación de esta imagen en las procesiones de Semana Santa?

-Podría salir en procesión desde su ermita hasta la Magistral el Viernes Santo por la mañana. A continuación tendría lugar allí el Sermón de las Siete Palabras, que aunque ahora se realiza en la ermita, permitiría así una mucho mayor afluencia de fieles, dado que la Magistral es actualmente el templo más grande de todo el obispado. Es una lástima que no salga en procesión, ya que su destino es salir a la calle y así llenaría de contenido la mañana del Viernes Santo.

-Para terminar, una última pregunta. A juzgar por sus anteriores declaraciones, deduzco que es usted partidario de sacar las imágenes a la calle.

-Así es. El sentimiento cristiano no se puede encerrar en los templos; las imágenes tienen que salir.




1 El Cristo de los Doctrinos de Alcalá de Henares, por Antonio Marchamalo. Colección Alcalá Ensayo, nº 4. Alcalá de Henares, 1983.


Publicado el 29-3-1986, en el nº 993 de Puerta de Madrid
Actualizado el 20-3-2007