Los Santos Niños en España
Su culto en Domez de Alba (Zamora)





Vista exterior de la iglesia



Cuando en septiembre del año 2000 publiqué por vez primera un artículo dedicado al culto a los Santos Niños en Zamora, pensaba que en él había recogido todos los lugares vinculados a los mártires complutenses existentes en esta provincia... pero me equivocaba. Un par de años más tarde, y casi por casualidad, descubrí la existencia de otra población zamorana de cuya parroquia eran también titulares: Domez de Alba, situado a unos sesenta kilómetros al noroeste de Zamora, a orillas del río Aliste. Al igual que ocurre con numerosas poblaciones de estas deprimidas comarcas, azotadas desde hace décadas por la lacra de la despoblación, Domez es un pequeño caserío que cuenta con un escaso número de habitantes -168 en 2018, según los datos del INE- y ni siquiera tiene ayuntamiento propio, ya que pertenece administrativamente al municipio de la cercana localidad de Gallegos del Río.

A pesar de su pequeñez Domez tiene página en internet, y fue precisamente allí donde, con gran sorpresa por mi parte, me encontré con unas fotografías de las imágenes de los santos Justo y Pastor que se veneran en su parroquia. Conocido este dato procedí a buscar más información al respecto, sin muchos resultados por cierto, aunque pude encontrar algún dato más en la biblioteca de Alcañices, localidad relativamente cercana a Domez donde acostumbro a veranear.

Según Manuel Gómez Ríos1 en 1171 Domez pertenecía al monasterio cisterciense de Santa María de Moreruela, aunque posteriormente pasaría a ser propiedad del conde de Alba de Aliste. En 1791, fecha del documento recogido en el libro, contaba con 36 vecinos (cabezas de familia) y 135 personas de comunión, es decir, excluyendo a los niños pequeños. Entonces también se celebraba la festividad de los santos Justo y Pastor, y el párroco era compartido con la vecina localidad de Vegalatrabe. En cuanto al estado de la iglesia a finales del siglo XVIII, el visitador Manuel Cid y Monroy afirmaba que:


“Logra de igual aseo y lucimiento que la antecedente; se halla probista de ornamentos y vasos sagrados, habiéndose advertido solamentte la necesidad de dorarse uno de los cálices y remontarse una casulla blanca, viexa y para que tenga efectto quedó comisión y mandato al párroco.”




Espadaña


Pillándome tan a tiro de piedra, aproveché las vacaciones de verano de 2002 para acercarme a Domez. La iglesia, como se pueda apreciar en las fotografías, es pequeña y de estilo popular, es decir, indefinido, siendo el elemento más llamativo de su exterior la airosa espadaña típica de la zona. Mucho más interesante resulta el interior, recientemente restaurado -mi última visita tuvo lugar en agosto de 2008-, con un recio arco toral en el que está escrita a la siguiente inscripción:


SE HIZO ESTA IGLESIA EN EL AÑO 1912 A EXPENSAS DEL EXCELENTÍSIMO E ILUSTRÍSIMO SR. D. LUIS FELIPE ORTIZ, OBISPO DE ZAMORA, Y PÁRROCO D. MANUEL CRUZ. ARQUITECTO SR. NIETO


Luis Felipe Ortiz fue titular de la diócesis zamorana entre los años 1893 y 1914. En consecuencia la parroquia de Domez, al igual que la del vecino Cerezal, es de fábrica reciente con una antigüedad de poco más de un siglo, aunque a diferencia de ésta no pude encontrar ningún dato relativo a su construcción que me pudiera aclarar si simplemente se reedificó sobre el solar del templo anterior o si por el contrario, tal como ocurrió en Cerezal, pudo ser trasladada a otro lugar.




Vista general de la nave de la iglesia


La incógnita persistió hasta que, en un artículo publicado en La Opinión de Zamora el 7 de agosto de 2019, el historiador local Chany Sebastián explicó en detalle la historia de la reconstrucción de la iglesia. Todo comenzó una tarde de agosto de 1899, cuando una tormenta excepcionalmente intensa barrió el pueblo echando a perder la cosecha -estaban entonces en plena trilla del trigo y el centeno-, dañando numerosas casas y provocando el hundimiento de la antigua iglesia, que quedó inutilizada ya que la parte que aún se mantenía en pie amenazaba con derrumbarse.

Tras cinco años sin poder usarla en 1904 se decidió levantar un nuevo templo sobre el solar del antiguo, encargándosele las obras a Francisco Nieto al cual, aunque figura como arquitecto en la inscripción del arco, Chany Sebastián califica de maestro de obras y contratista. Éstas duraron ocho años, utilizándose para su construcción granito de la cantera de Fornillos de Aliste y ladrillos y tejas de un alfar de Ceadea. La tarea no resultó fácil ya, que el presupuesto inicial de 4.525 pesetas -sin contar con el coste del material ni el del trasporte, a cargo de los vecinos- se disparó hasta las 15.770, lo que motivó retrasos en los pagos. Finalmente su inauguración tuvo lugar el 6 de agosto de 1912, aunque el último pago al constructor no se pudo liquidar hasta finales de noviembre de ese año.

Pasemos ahora a describir el interior del templo, del que se acaban de restaurar los ventanales. El presbiterio está presidido por un buen retablo barroco, en cuyo centro se abre una doble hornacina en la que se encuentran instaladas las dos imágenes de los Santos Niños. Como puede comprobarse, al igual que ocurriera en la cercana localidad de Cerezal de Aliste éstas están ataviadas a la federica, es decir, con ropajes que recuerdan a la moda del siglo XVIII, anacronismo que nos permite fecharlas con bastante exactitud.




Retablo


Poco más pude sacar en claro en lo referente a las imágenes salvo el dato, comunicado por los habitantes del pueblo, de que éstos celebraban la festividad de nuestros comunes patronos los días 6 y 7 de agosto. Como anécdota, que sirve a la vez de denuncia del abandono que sufren estas comarcas, puedo reseñar que llegué allí un domingo por la mañana, justo cuando se estaba celebrando en la iglesia un acto religioso... y digo acto religioso, y no misa, puesto que la ausencia de sacerdote obligaba a los propios habitantes del pueblo a celebrar por sí mismos todas las partes de la misa en las que no era necesario éste, viéndose privados por ello de la consagración y la comunión.




Imágenes de los Santos Niños


Al terminar la ceremonia y tras pedir permiso para hacer las fotografías, que me fue concedido con total amabilidad, las señoras que habían participado en la misma y formaban parte de una cofradía o hermandad, me preguntaron por la celebración de la fiesta de los Santos Niños en Alcalá, mostrándose muy interesadas en los actos religiosos que tenían lugar en nuestra ciudad. Huelga decir que prometí mandarles una copia del artículo cuando éste estuviera publicado, así como ponerles en contacto con los responsables de nuestra hermandad. Ojalá pudiera crearse una red de hermandades, o parroquias, con el vínculo común de los Santos Niños, y sería interesante que éste fuera el primer paso.




Procesión de los Santos Niños


Tiempo después de escrito el artículo, y gracias a la ayuda de mi esposa, encontré unas fotografías antiguas que resulta interesante recordar aquí. La página web del Ministerio de Cultura, en una sección denominada Exposiciones virtuales, reprodujo una colección de fotografías, fechadas en abril de 1958, en las cuales se recogía la visita a los pueblos de Aliste de una Misión cultural encargada de realizar diferentes tareas docentes, tanto para los niños como los adultos.

Varias de ellas fueron tomadas en la escuela de Domez, pudiéndose apreciar en la pizarra un dibujo representativo del martirio de los Santos Niños junto con un texto alusivo al mismo que por desgracia no es posible leer, aunque sí el nombre del pueblo debajo de los de Justo y Pastor. Aunque en la España de entonces era habitual enseñar en las clases de religión la historia de diferentes santos, es posible que tuviera bastante que ver el hecho de que Antonio Álvarez Pérez, el editor de la popular Enciclopedia Álvarez en la que se relata el martirio de los Santos Niños, fuera natural de Ceadea, una pequeña población situada a tan sólo 14 kilómetros de distancia de Domez.




La escuela de Domez en 1958





Publicado el 5-10-2002, en el nº 1.779 de Puerta de Madrid
Actualizado el 8-8-2019