Los Santos Niños en España
La parroquia de Toledo





Fachada principal de la parroquia de San Justo,
vista desde la plaza del mismo nombre



I

Dentro de la amplia difusión alcanzada en todo el territorio peninsular, y a lo largo de los siglos, por los Santos Niños, merece mención obligada la iglesia que, con rango parroquial, tienen consagrada nuestros patronos en la ciudad de Toledo, iglesia a la que recuerdo en esta ocasión dentro de la serie de artículos en los que intento reflejar el culto a Justo y Pastor en otras poblaciones españolas.




Hornacina con las imágenes de los Santos Niños


Cualquiera que conozca mínimamente la historia de Alcalá no podrá por ello sorprenderse de que los Santos Niños reciban culto en la milenaria capital del Tajo dada la estrecha vinculación histórica existente entre Toledo y Alcalá: Reconquistada nuestra ciudad por los prelados toledanos y convertidos éstos en señores de la misma en virtud de la donación realizada años después por los reyes castellanos, era de esperar que el culto a nuestros patronos se extendiera rápidamente a la que fuera durante siglos la metrópoli de Alcalá, si es que no hubo incluso culto a los Santos Niños ya en el Toledo visigodo. En todo caso la iglesia está allí y, como veremos a lo largo de este artículo, resulta ser sumamente interesante no sólo en virtud de su advocación sino también por sus propios méritos históricos y artísticos.




Detalle de las imágenes de la hornacina


Está situada la parroquia de San Justo, que así es su denominación oficial, en pleno casco antiguo de Toledo y en la zona situada detrás de la catedral, un barrio deprimido que queda fuera de las rutas turísticas y que en general se ve bastante más abandonado que la zona más conocida de la ciudad. Este hecho, unido a la circunstancia de que la iglesia no figura tampoco en la programación de las visitas sugeridas por los organismos gestores del turismo local, hace que la iglesia sea una perfecta desconocida a pesar, insisto, de sus interesantes valores.




Ábside mudéjar


Pero entremos en su descripción. El edificio actual, que se alza en la pequeña plazuela homónima, es en su origen del siglo XIII y corresponde, como tantos otros en Toledo, al estilo mudéjar tan característico de estas comarcas. Sin embargo, y tal como sucedió con mucha frecuencia, la iglesia fue reedificada parcialmente en los siglos XVI y XVIII habiendo llegado hasta nuestros días en una mezcla de estilos en la que se entrecruzan los elementos renacentistas y aún barrocos con los originales mudéjares, siendo estos últimos predominantes en la parte correspondiente al ábside y las capillas inmediatas. Actualmente se encuentra en restauración tras haber estado muy abandonada durante bastante tiempo, y es de esperar que una vez remozada la fachada y recuperadas las pinturas barrocas existentes en la misma y hoy tapadas por el revoco, la iglesia pueda recuperar un aspecto exterior distinto del mediocre que hoy muestra a los visitantes.




Vista general de la nave de la iglesia


En el interior la iglesia es de tres naves con columnas y capillas laterales en una de las cuales, levantada en estilo gótico, se encuentra la tumba de Juan Guas, uno de los principales impulsores del gótico isabelino y autor de edificios tan importantes como el monasterio de San Juan de los Reyes, en Toledo, el palacio del Infantado en Guadalajara o la iglesia del segoviano convento del Parral, así como de significadas intervenciones en las catedrales de Ávila y Toledo. La bóveda central, decorada con elementos barrocos, es probablemente lo más tardío de todo el templo, que se completa con un ábside mudéjar de escaso valor arquitectónico y un coro alto, a los pies de la iglesia, con balaustrada de madera.




Relieve del presbiterio representando el prendimiento de los Santos Niños


Sin embargo, lo más importante de la iglesia es la capilla situada a un lado del ábside, toda ella decorada con yeserías mudéjares que conservan gran parte de la policromía original, hecho éste muy infrecuente que refuerza el interés de esta pieza actualmente en restauración al igual que otras partes del edificio.




Relieve del presbiterio representando el juicio ante Daciano


En lo que respecta a la iconografía de los titulares de la parroquia, ésta se inicia con dos imágenes que se alzan en la hornacina situada sobre la puerta de entrada. Son obra del escultor local Pedro de Sierra, que las fundió en plomo pintándolas a imitación de bronce. La fecha en la que cobró el pago por las mismas, en concreto 1.200 reales, fue 1739, lo que hace suponer que éste sería el año de su confección. Como corresponde a la época son de estilo rococó, mostrando una notable valía artística.




Relieve del presbiterio representando el martirio de los Santos Niños


Ya en el interior hay que fijarse en el ábside que, carente de retablo, suple la ausencia del mismo con una composición a base de un cuadro central y cuatro bajorrelieves tal como se puede apreciar en la fotografía. El cuadro central, de un tamaño bastante considerable, está fechado en el siglo XIX y, dentro de la corriente historicista vigente entonces, relata una escena del martirio de los Santos Niños. Mucho más interesantes son los cuatro relieves ya que datan del siglo XVI; son de madera estucada y pintada en color bronce y describen asimismo los principales momentos del martirio de nuestros patronos. Según nos comunicó el párroco existieron hasta hace unos diez años dos tallas del siglo XVI con las imágenes de los dos hermanos, pero ambas fueron robadas sin que desde entonces se haya vuelto a tener noticias de las mismas.




Relieve del presbiterio representando el entierro de los Santos Niños


Y eso es todo en estas breves pinceladas acerca de una iglesia que, insisto una vez más, es sumamente interesante para visitar dentro del impresionante conjunto monumental de la ciudad de Toledo. Es de esperar que las obras de restauración de la misma terminen pronto de forma que así podamos contemplarla en todo su esplendor al tiempo que pueda servir para recordarnos el gran patrimonio histórico que comparten las ciudades de Alcalá y Toledo.




II

Apenas acababa de salir publicado el anterior artículo de la iglesia de los Santos Niños de Toledo, cuando Julio Sanluciano me llamaba por teléfono para comunicarme que poseía una interesante documentación sobre esta parroquia que puso amablemente a mi disposición. Y, puesto que estimo que estos datos son interesantes, decidí ampliarlo. Así pues, he aquí una nueva aportación histórica acerca de esta interesante iglesia.





Planta de la iglesia tomada del Inventario Artístico de Toledo



Como ya comenté, la parroquia de los santos Justo y Pastor es muy antigua ya que, aunque se desconoce la época exacta de su fundación, fue reedificada a principios del siglo XIV por don Gonzalo Ruiz de Toledo, conde de Orgaz, actuación urbanística a la que pertenecen los elementos mudéjares conservados actualmente. Esta reedificación del siglo XIV implica un origen bastante más antiguo, probablemente de los tiempos de la reconquista de Toledo a finales del siglo XI, aunque de la primitiva iglesia no queda hoy el menor rastro.

La iglesia sufriría modificaciones posteriores en el siglo XV -fecha en la que se construyeron las capillas góticas, incluida la del enterramiento del arquitecto Juan Guas- y a principios del siglo XVIII, concretamente entre los años 1725 y 1733. A esta última intervención debe el templo su aspecto barroco tanto en el interior como en el exterior, incluida la torre churrigueresca con chapitel de plomo y las imágenes de los Santos Niños obra del escultor Pedro de Sierra.

Amén de la capilla absidal -o sacristía según algunos autores- y del enterramiento de Juan Guas, de los que ya hablé en el artículo anterior, es interesante detenerse en el altar mayor que, recuerdo de nuevo, consta de cuatro relieves del siglo XVI que representan respectivamente la prisión, el juicio, el martirio y el enterramiento de nuestros patronos, y de un lienzo central que representa la aparición de los santos Justo y Pastor a san Asturio para revelarle el lugar en el que se encontraban enterrados sus cuerpos, justo donde ahora se alza la Magistral. Es en este cuadro donde interesa detenerse para estudiarlo con más detalle, lo que paso a hacer a continuación.




Cuadro de Gregorio Ferro representando el descubrimiento
de las reliquias de los Santos Niños por san Asturio


El cuadro está firmado por Gregorio Ferro en 1807 y representa, como ya he explicado en el párrafo anterior, el momento en el que el arzobispo toledano encuentra en Alcalá las reliquias de los dos mártires, allá por los primeros años del siglo V. Como es sabido, este hecho marcaría el inicio del antiguo obispado complutense de manos del propio san Asturio y supondría la conversión de la Compluto visigoda en un importantísimo foco de peregrinación religiosa que sólo sería truncado por la invasión musulmana. Pero estudiemos ahora algunos datos biográficos del autor del cuadro.

Gregorio Ferro nació en 1742 en la localidad gallega de Santa María de Lamas; en una de ellas, puesto que existen un total de cinco con ese nombre -dos en La Coruña, dos en Lugo y una en Orense- sin que haya podido precisar con exactitud de cuál de ellas era originario. Tras unos primeros estudios en los que dejó patente su aptitud para la pintura cursó estudios en la madrileña Academia de Bellas Artes de San Fernando, en cuyos concursos de 1760, 1763 y 1772 alcanzó varios premios y de cuyas aulas fue profesor, alcanzando finalmente la dignidad de académico de la misma en julio de 1781 y de director general en 1804 luego de varios cargos anteriores. Llegó a ser también pintor de cámara del rey, falleciendo el 23 de enero de 1812. Ferro sería también, en su condición de acompañante de Antonio Ponz en algunos de sus célebres viajes por la península, el autor de la mayor parte de las ilustraciones del famoso Viage de España de este escritor ilustrado.

Amén del cuadro que nos ocupa, Gregorio Ferro fue autor de numerosas obras que le encargaron en Madrid, Aranjuez, Galicia y América. Dato interesante para nosotros los alcalaínos es la referencia de que este autor realizó una copia del cuadro toledano para una parroquia alcalaína. ¿Cuál de ellas? Lamentablemente carezco de datos fidedignos aunque, según me informó Julio Sanluciano, podría tratarse de la desaparecida parroquia de Santiago. Huelga decir que el cuadro desapareció sin dejar rastro, tal como ocurrió con una parte importantísima de nuestro patrimonio histórico.




III




Anverso de la postal


Mucho después de escribir el artículo, en junio de 2023, compré una postal antigua de la parroquia, con la particularidad de que reproducía no una fotografía, sino una acuarela. Tal se aprecia por el taladrado del borde izquierdo, perteneció en su momento a un taco, un formato habitual a principios del siglo XX del que se iban arrancando las postales según se usaban. En este caso pertenecía a una colección titulada Acuarelas de Toledo, incluida a su vez en Estampas de la España monumental y artística. Editada por Postales G. Simancas, la acuarela está firmada en el ángulo inferior izquierdo, pero al estar reducido el formato respecto al original no es posible leerla, y el nombre de su autor no figura en el reverso como tampoco aparece la fecha.




Rreverso de la postal


Otra particularidad de la postal es que no representa la portada de la iglesia con la torre, la vista más habitual, sino, tal como se explica en el reverso, la puerta lateral y el ábside mudéjar buscando tal vez el pintoresquismo de este rincón toledano, correspondiente a la calle de San Juan de la Penitencia, que no ha variado apenas desde que se pintara hasta ahora. En cualquier caso, se trata de una excelente pintura.


Publicado el 25-1-1992 y el 15-2-1992, en los nº 1.272 y 1.275 de Puerta de Madrid
Actualizado el 15-6-2023