Alcalá de Henares en el siglo XXI
Urbanismo





La nueva estación de La Garena. Fotografía de Raimundo Pastor tomada de la Wikipedia



La derrota electoral del PSOE en 2003 trajo como primera consecuencia la inmediata supresión del plan de peatonalización del casco antiguo, una de las iniciativas estrella de Peinado y también de las más contestadas por algunos sectores de la ciudad, en especial por los comerciantes del centro. Paradójicamente, los sucesivos gobiernos municipales del PP entre 2003 y 2015 fueron peatonalizando de tapadillo y poco a poco, conforme se iba renovando la pavimentación, las diferentes transversales de la calle Mayor y las calles Cerrajeros y Cardenal Cisneros.

Aunque Bartolomé González cumplió su promesa electoral de suprimir el plan de peatonalización de Manuel Peinado, no hizo lo propio con la de construir un aparcamiento subterráneo en la plaza Cervantes, una iniciativa discutible desde el punto de vista de la conservación del patrimonio y dudosamente viable a causa del elevado nivel freático del subsuelo de la zona, compensándolo con la construcción de varios aparcamientos públicos subterráneos: el de San Lucas, junto a la plaza de Atilano Casado, inaugurado en marzo de 2006, el de la Paloma, tras el colegio de Málaga, abierto al público en mayo de 2007 y, por último, el ubicado en los sótanos del nuevo mercado municipal de abastos, que comenzó a funcionar en septiembre de 2008.

En lo que respecta a obras de infraestructura importantes abordadas durante esta época, cabe reseñar la inauguración en octubre de 2003 de la autopista de peaje R-II Madrid-Guadalajara, que discurre por el límite norte del término municipal complutense, la cual no sólo no consiguió solucionar los cotidianos atascos formados en la N-II entre Alcalá y Madrid, sino que además resultó ser ruinosa. Tras entrar la empresa concesionaria en concurso de acreedores en septiembre de 2013, tras su quiebra definitiva hubo de ser rescatada por el Estado en marzo de 2018.

Otras intervenciones notables y asimismo más útiles para la ciudad fueron la construcción, iniciada en 2004 y terminada en la primavera de 2005, del túnel que discurre bajo el cruce de la Vía Complutense con la calle Ávila. En 2008 se acometieron las obras de desdoblamiento de la carretera de Daganzo, habitualmente muy congestionada, las cuales quedaron terminadas en enero de 2011. En 2009 le llegó el turno a la construcción de un tercer carril en la A-2 a su paso por Alcalá, lo que obligó a demoler y construir de nuevo todos los puentes que la cruzaban. Las obras, que incluyeron un complejo nudo de enlace en la intersección de la autovía con la antigua travesía de la Nacional II en la salida a Guadalajara, finalizaron en diciembre de 2012.

En 2010, con objeto de descongestionar la antigua travesía de la N-II en su salida en dirección Madrid, se construyó un túnel bajo la rotonda de Arganda y se desvió la M-300 por la calle Iplacea, desde la rotonda de Teodosio hasta un nuevo paso elevado en el enlace con la travesía a la altura de la antigua fábrica de Ibelsa. El túnel fue inaugurado en marzo de 2011 y el desvío de la M-300 en septiembre de 2012, pero apenas ocho años y medio más tarde, en marzo de 2021, el paso elevado tuvo que ser cerrado al tráfico al detectarse daños en su estructura. En febrero de 2022 se reabrió tras estar diez meses cortado.

Una iniciativa asimismo importante, no tanto por su magnitud pero sí por su simbolismo, fue la construcción de una pasarela peatonal sobre el río Henares, aprovechando los estribos del viejo puente medieval, con objeto de habilitar un acceso peatonal al Cementerio Jardín evitando el peligroso tránsito por la carretera. Realizada en madera, esta pasarela fue inaugurada el 30 de octubre de 2011, víspera de la festividad de Todos los Santos.

Mucho más controvertidas fueron las obras del nuevo recinto ferial en la isla del Colegio, iniciadas a finales de 2005 y concluidas en vísperas de las ferias de San Bartolomé de agosto de 2006, que se celebraron por vez primera allí, al considerarse por muchos una grave agresión a las riberas del Henares. A fines de octubre de 2009 quedaría inaugurada la remodelación, largamente anunciada, de las eras del Silo, que convirtió ese céntrico solar en un aparcamiento y un parque. En 2010 le llegaría el turno, no sin polémica, al paseo fluvial de la Tabla Pintora, donde se levantó un muro de cemento que, tras las protestas ciudadanas, sería finalmente recortado y sustituido por una barandilla de madera.

Asimismo resultó muy discutida la pretensión de la Comunidad de Madrid de construir dos campos de golf en la finca de El Encín, bajo la sospecha de que ésta pudiera ser la puerta que abriera una operación especulativa de gran magnitud en este terreno de titularidad pública. Pese al rechazo suscitado, el gobierno autonómico siguió adelante con sus planes constituyendo en mayo de 2008 el complejo Naturalcalá en la citada finca, primer paso hacia el cambio de uso de la misma. Por si fuera poco, se hizo público el proyecto de construcción de un tercero en el otro extremo del término municipal, en el Soto de Espinillos junto a la desembocadura del Torote, también en esta ocasión bajo bendiciones autonómicas. En junio de 2013 el Tribunal Supremo anuló la modificación del Plan General de Ordenación Urbana realizada por el Ayuntamiento en 2007 con objeto de permitir la ejecución de los trabajos de construcción no sólo del campo de golf, sino también de varios edificios anejos tales como un hotel de cinco estrellas. No obstante, tanto el hotel como el campo de golf fueron finalmente construidos.

Más suerte -relativamente- hubo con la controvertida planta incineradora de basura, mediante la innovadora tecnología del plasma -un gas ionizado a temperaturas muy elevadas-, que se proyectó instalar en las proximidades de la carretera de Daganzo, la cual fue finalmente desestimada en octubre de 2008 escudándose en una excusa legal -la prohibición por parte del Ministerio de Defensa por estar encuadrada su prevista ubicación dentro del área de seguridad de la base de Torrejón-, aunque en realidad todo parece indicar que se debió al rechazo generalizado a unas instalaciones cuya seguridad nadie estaba en condiciones de garantizar debidamente.

En junio de 2011 se decidió instalar la planta en la vecina localidad de Loeches, lo que alejaba el problema apenas quince kilómetros de la ciudad, aunque su construcción fue finalmente descartada en 2012 a causa de su elevado coste. Mientras tanto, y ante la saturación del vertedero de los cerros, clausurado en 2007, en abril de 2008 se inauguró uno nuevo vecino del anterior como medida provisional colmatado a principios de 2019, un año antes de la inauguración prevista de su sustituto oficialmente denominado Complejo Medioambiental de Reciclaje de Loeches.

Tras varios meses de tiras y aflojas, sin que faltaran presiones políticas de marcado cariz oportunista, el vertedero fue clausurado definitivamente a finales de diciembre de 2019, lo que planteó el problema del vertido de las basuras generadas por Alcalá y el resto de los municipios de la mancomunidad hasta que estuviera terminado el vertedero de Loeches, optándose finalmente por enviarlas de forma provisional al vertedero de Valdemingómez. Al finalizar 2020 la planta de Loeches seguía sin estar terminada, lo que obligó a la mancomunidad a solicitar una prórroga del convenio con el Ayuntamiento de Madrid hasta que ésta entró en servicio el 1 de abril de 2021, mientras el sellado del vertedero se realizó durante el verano.

Las intervenciones urbanísticas en el casco antiguo se iniciaron en 2001, todavía con Manuel Peinado en la alcaldía, con la polémica remodelación de la emblemática plaza de San Diego. En diciembre de 2008, ya bajo el mandato de Bartolomé González y coincidiendo con el décimo aniversario de la declaración de Alcalá como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, se abrieron varias vías peatonales. La primera de ellas fue el callejón del Pozo, que discurre entre las calles Colegios y Basilios separando el antiguo convento de este nombre de las instalaciones del nuevo Parador de Turismo, mientras el resto lo constituye el complejo formado por la plaza de San Lucas, ubicada sobre el aparcamiento público de este nombre, junto al antiguo edificio que en su día albergara al hospital universitario de esta advocación, y dos callejones que hasta el momento permanecían cegados, el de las Santas Formas y el del Horno Quemado, que la unen con las calles de Libreros y Nebrija respectivamente. La plaza, con el típico diseño urbanístico “duro” -es decir, sin la menor concesión al mobiliario urbano ni al ajardinado- tan de moda entre los arquitectos actuales y tan poco acorde con la climatología española, permitió dejar al descubierto algunos interesantes restos de la antigua muralla de la ciudad que salieron a la luz durante las obras.

En 2018 el Ayuntamiento abordó un proyecto de semi peatonalización de la plaza de Cervantes que, respetando la zona central, contemplaba cortar al tráfico la calzada del lado de los soportales, cambiando de sentido la opuesta. La obra se complementaba con una remodelación total de la calle Libreros, en la cual se ensancharían las aceras dejándola asimismo de sentido único, entrando el tráfico por la puerta de Mártires y saliendo por la plaza de Rodríguez Marín. En la puerta de Mártires, por último, se construiría una rotonda para distribuir el tráfico en la confluencia de las calles Libreros, Sebastián de la Plaza y la avenida de Guadalajara. Las obras comenzaron a principios de julio y se ejecutaron por fases, con varias interrupciones provocadas por las ferias de San Bartolomé, el Mercado Cervantino y las fiestas navideñas.

Sin embargo, finalmente se decidió ir un paso más allá optando por la peatonalización total de la plaza de Cervantes -junto con la de Rodríguez Marín-, la calle Libreros, la plaza de San Diego y las calles que confluyen en ella y el tramo de la calle del Tinte que discurre entre Libreros y Santiago, en esta ocasión sin la menor protesta por parte de los comerciantes ni de ningún otro colectivo. Las obras concluyeron en el verano de 2019 con el beneplácito general, aunque no sin polémica por el arrinconamiento de la emblemática fuente de los Cuatro Caños, que fue desplazada al fondo de la plaza y privada de agua. Había pasado poco más de un año cuando a finales de 2020 volvieron las obras a la plaza de Cervantes y de la vecina de Rodríguez Marín para renovar un colector de saneamiento y remodelar las conducciones eléctricas, y si bien parte de estas intervenciones se realizaron en la zona central que no se había visto afectada por la reforma del año anterior, también se levantó parte del pavimento recién colocado. Lo cual, sumado al rápido deterioro de muchas de las losas de la calle Libreros, induce a dudar sobre la eficaz planificación y ejecución de estas importantes obras.

El éxito de la peatonalización de la plaza de Cervantes y la calle Libreros animó al ejecutivo municipal a seguir adelante en otras zonas del casco antiguo. Entre mayo y agosto de 2020 se cerraron al tráfico la plaza de los Santos Niños y las calles San Juan, Tercia y parte de las de Postigo, Empecinado y Escritorios, reordenándose los sentidos de circulación en el resto de las calles de la zona. En principio la medida fue adoptada para facilitar el paseo mientras durase el estado de alarma, pero en mayo de 2021 la peatonalización se convirtió en definitiva. Asimismo, la calle de los Colegios y el primer tramo de la de Santo Tomás pasaron a ser peatonales durante los fines de semana y festivos.

Una vez liberada de tráfico la plaza de los Santos Niños el Ayuntamiento anunció su próxima remodelación tras la realización de un estudio arqueológico, ante la previsible existencia de restos medievales e incluso visigodos, iniciado en noviembre de 2021.

A lo largo de 2018 y 2019 se ejecutaron también otras obras de calado tales como la remodelación integral de los parques Salvador de Madariaga, Manuel Azaña, Magallanes y Juan de Austria, el cambio de lugar de la rotonda central de la puerta de Aguadores, el rediseño del trazado del arco formado por las calles Andrés Saborit y el Paseo de los Curas o la construcción de numerosas rotondas en distintos puntos de la ciudad, algunas de las cuales resultaron ser de dudosa utilidad a la hora de regular el tráfico, lo que no impidió que se siguieran construyendo durante los siguientes años.

En 2021 le llegó el turno al cierre parcial del parque O’Donnell, cuya parte norte fue vallada por el paseo de los Pinos y por el paseo que prolonga a la calle Daoíz y Velarde hasta la Vía Complutense. No obstante, la decisión a mi entender equivocada de mantener abierto el segundo dejó sin vallar la parte sur del parque entre este paseo y la Vía Complutense, precisamente su parte más antigua y donde se encuentran el estanque y varias de las esculturas del Museo al Aire Libre.

A causa de las obras de la plaza de Cervantes, el 25 de junio de 2018 fueron trasladadas, fuera de ésta y de la contigua de Rodríguez Marín, todas las paradas de autobús existentes en ambas, como preludio de una remodelación integral de la red de autobuses urbanos que tuvo lugar el 21 de febrero de 2019, siendo los puntos más destacados la creación de una línea circular y el traslado definitivo de las paradas de autobuses de la plaza de Cervantes fuera del casco antiguo, principalmente a la Vía Complutense o a la Puerta de Mártires. En julio de 2020 se modificó el trazado de algunas de las líneas para mejorar el servicio, retocándose de nuevo en diciembre de 2021.

En 2008 hubo varias inauguraciones de edificios públicos singulares, entre las que cabe resaltar, en julio, la nueva comisaría de policía, que agrupa las instalaciones de la policía nacional y la local, ubicada en la carretera de Meco junto a la nueva plaza de toros, y en noviembre, tras varios retrasos sobre el calendario establecido inicialmente, la del nuevo mercado municipal de la calle Cerrajeros, que abrió sus puertas con tan sólo un reducido número de puestos en la planta inferior, quedando el resto de ésta ocupado por los accesos al aparcamiento subterráneo que alberga en su subsuelo y por un local dedicado, al igual que toda la planta superior, a negocios de hostelería. En consecuencia, el mercado propiamente dicho quedó reducido a una mínima expresión respecto a su predecesor, cerrado en mayo de 2006 y derribado en octubre de ese mismo año. En julio de 2009 se inauguraría la cuarta cárcel de Alcalá, ubicada como las otras en la carretera de Meco y destinada a reclusos sometidos al régimen abierto.

En 2010 se derribó la antigua comisaría de policía, en cuyo solar estaba prevista la construcción de la ampliación del Museo Arqueológico Regional, aunque a causa de la crisis económica el proyecto estuvo paralizado durante varios años; las obras se iniciaron en marzo de 2018, concluyéndose a finales de 2020. También en 2010 se inauguró la restaurada Casa de los Lizana, ocupada por dependencias municipales, aunque las obras se habían dado por terminadas oficialmente en mayo de 2009, 24 años después de que fueran iniciadas en 1985, tras haber estado interrumpidas durante la mayor parte de este período de tiempo. Un año más tarde, en enero de 2011 -aunque no fue inaugurado hasta marzo-, comenzaría a funcionar el nuevo edificio de los juzgados, construido en la plaza de la Paloma para descongestionar los juzgados antiguos, completamente saturados, y en junio de 2020 lo hizo el dedicado a las bodas civiles de la calle de Santo Tomás. En marzo de 2011 tuvo lugar la inauguración de un nuevo centro cultural construido en el barrio de Espartales, el cual fue bautizado con el nombre de Galatea-Espartales.

En mayo de 2004 fue inaugurada la nueva estación de Cercanías de la Garena, la tercera de la ciudad tras la central y el apeadero de la universidad, y en octubre de ese mismo año entró en servicio el tren de alta velocidad Madrid-Zaragoza-Lérida, el cual, por el contrario, se alejó de nuestra ciudad por el sur atravesando los vecinos términos municipales de Torres de la Alameda y Villalbilla; en cualquier caso, dada la cercanía de Alcalá a Madrid hubiera sido nula la posibilidad de contar con una parada del mismo, máxime teniendo en cuenta el clamoroso fracaso de estaciones como la de Guadalajara. Lo que no resulta justificable, es que Renfe suprimiera la totalidad de los servicios de ferrocarril convencional entre Madrid y Barcelona, dejando únicamente un reducido número de líneas de media distancia a Soria, Zaragoza y Lérida.

En lo que respecta a la remodelación de la estación central, prometida en 2019, Renfe anunció la adjudicación del proyecto en marzo de 2021 y su licitación a finales de diciembre de este mismo año, sin que por el momento se haya comunicado la fecha de inicio de las obras. Éstas contemplan, según la información publicada, una reforma integral del edificio y la supresión de barreras arquitectónicas mediante la instalación de ascensores y escaleras mecánicas, aunque no se ha informado de la necesaria apertura de un nuevo acceso por el lado norte, sin especificar en ningún momento si comprende también la construcción de un nuevo acceso por el lado del Campo del Ángel que evitaría dar un engorroso rodeo cruzando por las pasarelas o el paso subterráneo a los cada vez más numerosos habitantes de los barrios situados al norte de la estación.

Otras asignaturas que quedaron pendientes una vez más al finalizar 2021 fueron la tantas veces anunciada y nunca construida estación de autobuses, de la que nunca más se supo, y el carril bus de la autovía A2, anunciado a finales de 2016, que teóricamente debería haber entrado en servicio en otoño de 2018. Paralizado sine die tras el cambio de gobierno en junio de este mismo año y vuelto a aprobar “definitivamente” en julio de 2020, fue finalmente licitado el 30 de diciembre de 2021.

En 2022 caben destacar varias obras de infraestructura como la reapertura del paso elevado sobre la M-300 en la antigua travesía de la N-II, la construcción de una pasarela peatonal sobre el Camarmilla en el barrio del Chorrillo o la continuación de las obras de peatonalización de calles del casco antiguo por el eje Escritorios-Santa Úrsula-Colegios junto con algunas aledañas, todavía sin terminar al finalizar el año.

En mayo se licitaron las obras de remodelación de la estación de cercanías, licitada en mayo con una duración prevista de veinte meses aunque, al terminar el año, ni siquiera se habían colocado los carteles, por lo que es de esperar que esta necesaria iniciativa no vaya a hacer compañía a la estación de autobuses y el carril bus de la A2, que un año después seguían durmiendo el sueño de los justos. Asimismo hubo polémica dado que el proyecto no contemplaba la apertura de un acceso por el lado norte, ya que al parecer nadie se había percatado de su conveniencia pese a las reclamaciones vecinales. Este despiste del equipo de gobierno municipal dio pie a los partidos de la oposición para que se lo echaran en cara, pese a que previamente a la redacción del proyecto tampoco ellos habían mostrado el menor interés en reclamarlo.

Eso sí, algo es algo, en septiembre Renfe duplicó la frecuencia de los Civis, un servicio semidirecto que enlaza Alcalá con Chamartín, aunque sería deseable que, en lugar de terminar en esta estación, la línea fuera prolongada hasta Atocha.

El patrimonio complutense sufrió una nueva dentellada con el derribo de la finca Casablanca, situada entre la avenida de Meco y la calle de la Senda Perdida, víctima de la especulación al estar previsto construir en su solar una promoción urbanística de lujo. Ante las críticas ciudadanas al Ayuntamiento por su inacción éste respondió que la finca no estaba catalogada, razón por la cual no había podido negar la licencia de construcción, obviando que esta falta de protección se debía a su falta de interés por hacerlo. Aunque esta finca databa de la década de 1940 y su valor artístico era limitado, era una de las escasas muestras arquitectónicas de la Alcalá de esa época y, aunque sólo fuera por ello, debería haberse conservado junto con su amplio jardín, pudiendo haberse convertido en sede de algún servicio municipal o cultural con el jardín anejo... pero no fue así.



Publicado el 10-12-2007
Actualizado el 13-3-2023