¿Qué es la Saga de los Aznar?





Despreciadas por muchos e ignoradas por casi todos, las modestas novelitas de serie B constituyen no obstante una parte importante de la historia de la ciencia ficción española, y utilizo la palabra historia porque, salvo en casos de reediciones muy concretas, se trata de algo que pertenece ya al pasado.

El período de tiempo que abarca desde finales de los años cuarenta hasta, quizá, los primeros años ochenta, fue el de la eclosión de la literatura popular en España. Las novelas de a duro -aunque con el tiempo acabaron costando bastante más- especializadas en distintos géneros -ciencia ficción, oeste, policíacas, bélicas, románticas-; los entrañables cuadernillos apaisados con las aventuras de héroes tales como El Capitán Trueno, El Jabato, El Guerrero del Antifaz, Roberto Alcázar y Pedrín y multitud de personajes más, la mayor parte de ellos efímeros; los tebeos, aquellos inolvidables Tiovivo, Pulgarcito, Pumby, Jaimito, el TBO-TBO -se duplicaba el nombre para distinguirlo de los demás-... Quien como yo haya alcanzado ya, o rebasado con creces, la barrera de los cuarenta, recordará seguramente con nostalgia aquellas incursiones a los cambios de novelas, tan ansiadas y deseadas... Siempre que se tuviera el dinero suficiente para cambiar tebeos o novelas, que el presupuesto no daba para comprarlos nuevos.

Estos tiempos ya han pasado, en general para mejor, pero es una verdadera lástima que se haya perdido ese aura romántica que impregnaba nuestras lecturas infantiles. Porque, por encima de todo, estas novelas, estos tebeos, fueron los que nos iniciaron a muchos en la lectura y, como fue en mi caso, también en la ciencia ficción. En lo que a las novelas de este género respecta, sólo por eso debería ya estarles agradecido, puesto que colecciones como la mítica -para mí- Luchadores del Espacio, Espacio, Ciencia Ficción o la más tardía La Conquista del Espacio, fueron las que me abrieron camino hacia los Asimov, Clarke, Pohl, Silverberg y tantos otros que descubrí ya finalizada mi adolescencia.

Además, no se puede comprender la importancia de la ciencia ficción española durante varias décadas ignorando a estas novelas, aparecidas en un principio -años cincuenta y parte de los sesenta- cuando la ciencia ficción norteamericana -no digamos ya la europea- llegaba a España con cuentagotas, si es que llegaba. Lógicamente a lo largo de los años sesenta, coincidiendo la llegada de esta literatura, las novelas de a duro, que entonces ya costaban dos o tres, comenzaron a decaer, desapareciendo Luchadores del Espacio y las distintas colecciones de Toray. Los años setenta fueron los del reinado de la editorial Bruguera, responsable finalmente de una gran caída en el nivel de calidad de su colección La Conquista del Espacio, mientras los tristes estertores del género, ya en los años ochenta, estuvieron a cargo de esta colección y de otras tales como Héroes del Espacio y Galaxia 2001, alguna de las cuales, como esta última, vivió en buena parte de reediciones de novelas antiguas. Las novelas de a duro habían cubierto su ciclo vital, ciertamente largo y fecundo, quedando en los anaqueles de las librerías de viejo -hasta los cambios de novelas han desaparecido- para deleite de coleccionistas y estudiosos.

Lo he venido defendiendo públicamente siempre que he podido: yo reivindico las novelas de a duro, y no sólo por los motivos anteriormente indicados, que ya serían suficientes, sino porque entre su mucha paja se puede encontrar un grano francamente interesante. Centrándonos únicamente en la colección Luchadores del Espacio, la que mejor conozco, descubriremos que allí hicieron sus primeras armas literarias autores tan consagrados como Domingo Santos o Ángel Torres Quesada. En ella publicó dos novelas deliciosas el entonces afamado escritor Eduardo Texeira, y también podemos disfrutar de obras de la altura de la aventura del Kipsedón, firmada por Walter Carrigan -seudónimo de Ramón Brotóns-, o los apreciables trabajos de José Negri Haro -J. Negri O'Hara- o Vicente Adam Cardona -Vic Adams y V.A. Carter-, que en nada desmerecen a los de autores con fama de serios.

Pero no se puede hablar de la colección sin hacerlo de Pascual Enguídanos, el escritor valenciano que consiguió dignificar la ciencia ficción de serie B española elevándola a cotas sólo alcanzadas posteriormente por Ángel Torres Quesada. Fiel a la colección a la que ayudó a nacer -tan sólo publicó una única novela en la colección La Conquista del Espacio- y camuflado tras los seudónimos George H. White y Van S. Smith, Enguídanos publicó, a lo largo de los diez años y los 234 números de la colección, un total de 69 novelas, 33 de las cuales formaban la que se ha dado en llamar la Saga de los Aznar. Es una lástima que las 36 restantes hayan quedado eclipsadas por la fama alcanzada por la Saga, ya que hay entre ellas bastantes que merecen la pena.

Años más tarde, ya en la década de los setenta, Pascual Enguídanos abordó la labor de reescribir totalmente la Saga, actualizándola y modernizándola, añadiendo a continuación otras veinticuatro novelas nuevas que continuaron las fabulosas hazañas de la familia Aznar y el autoplaneta Valera, sin duda uno de los mayores hallazgos de la ciencia ficción no ya española, sino incluso mundial. Lamentablemente la crisis de la Editorial Valenciana, que a principios de los años ochenta acabó llevándosela por delante junto con todos sus proyectos, truncó de raíz esta iniciativa cuando su autor contaba con más bríos, privándonos a los aficionados incluso de las dos novelas que llegaron a ser escritas, pero no publicadas y que, por desgracia, han desaparecido.

Hoy, veinte años después de la segunda desaparición de la Saga, los aficionados a ella estamos asistiendo a un resurgir, que esperemos no sea efímero, del interés por ella, con la reedición de sus novelas a cargo de la editorial Silente y la redacción de varias novelas ambientadas en su universo por parte de varios de los miembros del Escuadrón Delta, del cual formo parte. Mi modesta contribución son mis ensayos, unos publicados en la web, otros pendientes de publicación en papel, sobre la obra de Pascual Enguídanos en particular y las novelas de a duro en general. Pero consideremos la labor del Escuadrón Delta como lo que es, un trabajo en equipo cuyo fin principal es la de promover la Saga de los Aznar, realizado por un grupo de buenos amigos. Habrá quien piense que no es para tanto, y estará en su perfecto derecho de hacerlo así; solamente me gustaría recordarle que el interés por las novelas de Pascual Enguídanos no es incompatible, ni desmerece, con la afición por la ciencia ficción seria, que muchas veces no lo es tanto; disfrutar con la obra de nuestro escritor valenciano simplemente será enriquecedor.


Publicado el 29-10-1999 en el nº 5 de Códice Estelar
Reeditado en 2004 en Silente