Escultores de hombres





Antes de comenzar, deseo advertir que esta reseña, crítica, comentario, artículo o como quiera llamársele, es doble, dado que considero necesario hablar por separado tanto del contenido (los relatos de Claudio Landete) como del continente (la edición en papel de Erídano).

Así pues, empecemos con el contenido. No creo que sea necesario presentar a alguien tan conocido en el mundillo como Claudio Landete, editor de la página web libroandromeda.com y de las colecciones en papel Libro Andrómeda y Mundo Imaginario, un trabajo callado y constante quizá menos conocido que otros similares, pero no por ello menos importante. Asimismo Claudio es autor de relatos, aunque no se prodigue demasiado en esta faceta; sin embargo, es precisamente en su condición de autor por la que voy a hablar de él, ya que Escultores de hombres es obra suya.

Escultores de hombres es una recopilación de una decena de relatos cortos interrelacionados entre sí, dedicados todos ellos a relatar la historia de una hipotética agencia policial que, haciendo suya la máxima de Concepción Arenal, tan citada como inaplicada, de “Condena el delito y compadece al delincuente”, se dedica no a castigar, sino a rehabilitar a delincuentes y criminales utilizando para ello una técnica tan incruenta como efectiva, la inducción directa en la mente de falsos recuerdos, mediante técnicas de realidad virtual, capaces de inculcar conductas éticas que reemplazan a las originales tendencias criminales, de ahí el título de la antología.

El método utilizado por los policías psíquicos es efectivo, y ellos poco menos que unos abnegados sacerdotes laicos del bien común, pero pese a todo, y pese a los éxitos conseguidos a la hora de rehabilitar antiguos delincuentes reincorporándolos a la sociedad, pronto tropezarán con obstáculos levantados por aquellos celosos de su poder. Así, el libro nos relatará el inicio, el auge y el ocaso de la organización, víctima de la cobardía y la mezquidad de una humanidad a la cual no se merece, todo ello rematado con un sorprendente y esperanzador epílogo. La antología, sin abandonar su escepticismo frente a las mermadas posibilidades de una sociedad mediocre, no deja de ser un canto a la esperanza en un futuro mejor gracias a los sacrificios de una minoría en aras del beneficio de una mayoría egoísta que nunca le agradecerá sus esfuerzos... como ha sido siempre desde que el mundo es mundo, dicho sea de paso.

Tan sólo un reparo tengo que hacerle al libro: su brevedad, apenas 80 páginas de texto, que te dejan con ganas de haber leído más; supongo que todo se deberá a cuestiones presupuestarias, razón por la que acepto y respeto esta brevedad, pero lo cierto es que me supo a poco, ya que me hubiera gustado poder leer más historias ambientadas en este interesante universo. Por esta razón, me gustaría sugerir al autor -y evidentemente también al editor- que escriba más relatos, dado que merecería la pena.

Y del autor, al editor. Conozco desde hace años a José Joaquín, y me precio de haber sido colaborador en sus veteranas publicaciones electrónicas Alfa Erídani y Erídano. Por esta razón, cuando me comunicó su intención de hacer ediciones en papel, por supuesto a sus expensas, lo primero que me pasó por la cabeza fue “este chico está loco”, dado que los tiempos que corren no están precisamente para aventuras en las que uno se pueda dejar pillados no sólo dinero, sino también tiempo y energías. Una cosa es publicar en internet ya que, aunque no se puede decir que sea estrictamente gratuito -los alojamientos y las direcciones cuestan dinero-, el coste es asumible; pero otra muy distinta es embarcarse en una edición en papel ya que, además de los costes de imprenta, todavía elevados pese a su abaratamiento, está el no menos peliagudo tema de la distribución, responsable del hundimiento de un buen puñado de pequeñas editoriales a lo largo del tiempo; y si no se lo creen, pregúntenle al bueno de Domingo Santos sobre la causa del cierre de Nueva Dimensión.

Sin embargo, casi de inmediato caí en la cuenta de que si alguien tenía un espíritu emprendedor o empresarial virtualmente nulo, ese alguien era yo, razón por la que no me considero la persona más adecuada para juzgar este tipo de iniciativas... o sí, siempre y cuando sea capaz, viendo por supuesto los toros desde la barrera, que los cuernos me dan mucho miedo, de librarme de esos prejuicios que me impiden hacerlo yo mismo. Así pues, pasé de la sorpresa a la admiración hacia alguien que se atrevía a hacer algo en lo que yo jamás me embarcaría, la edición de libros a estas alturas.

José Joaquín ha sido valiente, razón que por sí sola ya es merecedora de apoyarle en su aventura. Por supuesto cabe esperar y desear que tenga éxito, aunque esto no dependerá tan sólo de él ni de los autores publicados, sino evidentemente también de los lectores. Ojalá sea así.


Publicado el 10-9-2008 en BEM on line