La serie de Más allá del Sol





Dentro del ámbito de la literatura, suele ser habitual que cuando una obra determinada se hace famosa, el resto de la producción de su autor quede relegada a un discreto segundo plano a pesar de que ésta pueda tener asimismo una notable calidad; y éste, precisamente, es el caso que nos ocupa.

Aunque el escritor valenciano Pascual Enguídanos Usach es conocido fundamentalmente por su célebre Saga de los Aznar, lo cierto es que su labor literaria fue mucho más amplia, tanto dentro de la colección Luchadores del Espacio, de la cual fue promotor y espina dorsal1, como en sus numerosas colaboraciones dentro de los diferentes subgéneros de la novela popular española. Centrándonos en la ciencia ficción, de las setenta novelas que publicó entre los años cincuenta y setenta del pasado siglo, todas ellas aparecidas en Luchadores del Espacio excepto una única y tardía colaboración en La Conquista del Espacio, la colección futurista de la Editorial Bruguera, tan sólo treinta y tres pertenecen a la Saga incluyendo a Robinsones cósmicos, cuya vinculación con la misma es meramente tangencial; el resto, es decir, más de la mitad, son ajenas a la misma, aunque se da la circunstancia curiosa de que una de ellas, Llegó de lejos, fue reescrita por el autor tiempo después con objeto de incluirla en la continuación de la Saga a finales de los años setenta, mientras otras cuatro -El extraño viaje del Dr. Main, Después de la hora final, Embajador en Venus y Las estrellas amenazan fueron reeditadas intercaladas con los nuevos episodios de la Saga. Del resto solamente existía, hasta la publicación de este libro, su primera y prácticamente inencontrable edición, a pesar de que bastantes de ellas presentan una notable calidad que hace una injusticia de este olvido.

Las treinta y siete novelas de ciencia ficción ajenas a la Saga de los Aznar que escribiera Pascual Enguídanos pueden separarse en dos grupos, las series y las novelas independientes. Las primeras son todas cortas; la más larga, que es precisamente la que ustedes tienen en sus manos, cuenta con tan sólo cinco episodios, existiendo además otras dos series de tres, la de Heredó un mundo y la de Finan, y dos miniseries constituidas por tan sólo dos novelas, la de los hombres-hormiga de Intrusos siderales y la de Bevington. El resto de las novelas, hasta un total de veintidós, son narraciones independientes.

De todo el conjunto de novelas ajenas a la Saga las más interesantes son, sin duda, las cinco que forman la serie de Más allá del Sol; cierto es que algunas de las novelas independientes, e incluso de las otras series, tienen tanta calidad e interés como las citadas, pero en este caso nos encontramos con el único intento serio por parte de su autor, aparte claro está de la Saga2, de desarrollar un entorno original y, sobre todo, lo que podría haber sido perfectamente el inicio de otra segunda saga independiente de la de los Aznar. Mimbres no faltaban para este cesto, pero por las razones que fueran, Enguídanos dio por zanjado el intento al concluir la primera -y única- aventura retomando las temporalmente abandonadas aventuras cósmicas del autoplaneta Valera.

No es esto lo único que singulariza a serie de Más allá del Sol. También hay que tener en cuenta que se trata de una de sus primeras incursiones fuera de la Saga, ya que con anterioridad a esta serie tan sólo había publicado Rumbo a lo desconocido, Muerte en la estratosfera, El Atom S-2 y la tangencial Robinsones cósmicos, todas ellas novelas independientes, siendo por ello la primera vez que escribía una serie de varias novelas ajenas por completo a las aventuras de los Aznar. Asimismo, y a diferencia de otras series posteriores, en ésta no nos encontramos ni con una aventura única repartida en varios episodios, ni con relatos independientes vinculados únicamente por un entorno común, ya que la serie de Más allá del Sol sigue un modelo mixto en el que se entremezclan elementos de ambos: así, la primera novela de la serie -Extraño visitante- y la última -Raza diabólica- pueden ser consideradas como narraciones independientes, mientras las tres centrales -Más allá del Sol, Marte, el enigmático y ¡Atención... Platillos volantes!- forman una única aventura serializada en tres episodios. No obstante el protagonista principal es siempre el mismo, sirviendo de nexo de unión entre las distintas novelas.

En general, puede afirmarse que la serie de Más allá del Sol constituye una de las más altas cotas alcanzadas por Enguídanos en todo el conjunto de su producción, y desde luego no desmerece en absoluto de los episodios más brillantes de la Saga de los Aznar. Cierto es que la base presuntamente científica de la misma, la existencia de un planeta desconocido en el punto opuesto de la órbita terrestre, es totalmente incorrecta desde un punto de vista astronómico, pero tampoco es cuestión de ponerse puntillosos; la serie es, con diferencia, de lo mejor que apareció publicado en la colección Luchadores del Espacio, y desde luego el esfuerzo de Enguídanos por documentar científicamente a su relato resulta ser modélico, pese a sus errores, en comparación con lo habitual dentro de las colecciones de serie B3. Tampoco se puede olvidar que el tópico de un planeta gemelo de la Tierra, pero oculto siempre tras el Sol, fue un tema recurrente en los albores de la ciencia ficción, fuentes de las que bebió nuestro autor, tal como se apunta en el artículo de Mario Moreno recogido en este mismo libro.

La serie de Más allá del Sol reúne por derecho propio suficientes méritos para ser rescatada del olvido y leída de nuevo -o por primera vez- encontrando placer en ello. Es ingenua en ocasiones tal como cabía esperar de una obra concebida para ser publicada en una colección popular, pero sería una injusticia despreciarla puesto que sus méritos, que son bastantes, compensan con creces a sus posibles errores. En ella encontramos aventura, un rigor inaudito dentro de los parámetros de la ciencia ficción española de su época, dramatismo, amor... Y una descarnada crítica, nada excepcional en la obra de Pascual Enguídanos, a todo tipo de totalitarismo político, algo insólito e, incluso, arriesgado, en la triste España de mediados de los años cincuenta. Encontramos también los tópicos habituales en el género: Platillos volantes, una civilización marciana moribunda, un enemigo extraterrestre despiadado y cruel, un imperio con ambiciones hegemónicas, la omnipresente guerra fría entre rusos y americanos... Todo ello convenientemente mezclado y dosificado con la maestría habitual de un experto como Pascual Enguídanos, lo que hace de la lectura de estas novelas una gozada.

Comienza la narración con Extraño visitante, un episodio independiente de estructura similar a las de muchas novelas posteriores de este autor: ambientadas en la época en que fue escrita, y no en el futuro, estas novelas relatan cómo la humanidad entra en contacto con visitantes venidos del espacio que, tras una serie de aventuras, desaparecen al final del relato bien porque son destruidos por los terrestres, bien porque se marchan por donde habían venido. En cualquier caso la moraleja de Enguídanos es evidente: no hace falta buscar refugio en el futuro para encontrarnos con unas aventuras de ciencia ficción que pueden surgir el día menos pensado. Aunque habitualmente al finalizar las novelas las cosas quedan igual que estaban al principio, la humanidad sabrá que no está sola, se sentirá incluso amenazada, pero la vida seguirá desarrollándose con toda normalidad en nuestro planeta una vez conjurado el peligro.

Sin embargo Extraño visitante, a pesar de ser auto conclusiva, deja la puerta abierta a una continuación que no existió en otras obras de este autor, lo que la convierte en prólogo de una serie que, en sentido estricto, no se inicia hasta el siguiente episodio, puesto que en esta novela Enguídanos se limita a exponer el hallazgo de un platillo volante en el corazón del Oeste americano. La destrucción final del mismo por sus propios tripulantes, náufragos en nuestro planeta y víctimas de un enfrentamiento con los terrestres, deja las cosas aparentemente tal como estaban al principio, salvo en la advertencia de que la humanidad no está sola.

Si Extraño visitante es el prólogo de la aventura, Más allá del Sol, Marte el enigmático y ¡Atención... Platillos volantes! constituyen el núcleo central de la misma, describiendo la accidentada expedición a Marte que organizan las principales potencias terrestres con objeto de investigar la existencia de un hipotético planeta situado detrás del Sol desde el cual procederían, según sospechan, los platillos volantes. En estas tres novelas la aventura no puede ser más clásica, con un ataque de los platillos volantes que deja abandonados a los expedicionarios a merced de sus propias fuerzas en la inhóspita superficie marciana, y el descubrimiento por parte de éstos de una fabulosa ciudad marciana habitada por el último representante de una raza extinta. El marciano, que los acoge hospitalariamente, dispone de los medios capaces de repatriarlos, concretamente una astronave fabulosa capaz de mantener a raya a los peligrosos platillos volantes, y está además dispuesto a hacerlo, pero la perfidia humana personificada en los rusos integrantes de la expedición -eran los tiempos de la guerra fría, y alguna concesión había que hacer- provoca una cruenta lucha entre dos sectores enfrentados de los terrestres, saldada con la muerte de los rusos pero también del marciano, lo que provoca la destrucción de su ciudad perdiéndose para siempre todas sus maravillas. Y aquí aparece de nuevo la vena trágica que tanto le gustara a Enguídanos y que le llevó a hacer de los Aznar unos seres atormentados y perseguidos por el destino cual si de personajes dramáticos griegos se tratara: En esta ocasión es el protagonista, norteamericano como cabía esperar de los cánones de la época, el que pierde a su pareja, una rusa arrastrada por sus compatriotas y muerta durante la rebelión.

Los supervivientes, básicamente norteamericanos, consiguen huir en la astronave marciana para descubrir, a su llegada a la Tierra, que la situación de nuestro planeta no puede ser más desesperada: los platillos volantes llevan tiempo atacándolo, sembrando la destrucción -los ejércitos de los distintos países se ven impotentes para hacerlos frente- al tiempo que provocan numerosas plagas y enfermedades contra las cuales no hay defensa posible. La razón está clara: los desconocidos enemigos planean la aniquilación de la humanidad y, ciertamente, llevan camino de conseguirlo.

Por fortuna la astronave marciana resulta ser no sólo inmune a los ataques de los platillos volantes, sino también capaz de destruirlos en forma masiva, con lo cual los terrestres consiguen finalmente conjurar el peligro. Con la conquista de la base que los enemigos procedentes del otro lado del Sol han establecido en la Luna concluye este trepidante episodio. El peligro está conjurado y la Tierra puede respirar tranquila, aunque pero la amenaza del planeta enemigo continúa latente.

Raza diabólica, quinta y última novela de la serie, posee una cierta independencia con respecto al núcleo principal de la aventura, pudiéndose considerar más como un colofón de la misma antes que una continuación suya. Como es de esperar, narra la revancha de los terrestres contra sus agresores una vez que nuestro planeta se ha recuperado de los anteriores ataques, revancha que se saldará, tras una invasión en toda regla, con la derrota final de los mismos.

Pero lo más interesante de esta novela no es la batalla final, que tan sólo ocupa las páginas finales de la misma, ni tan siquiera lo son las peripecias un tanto melodramáticas del sempiterno protagonista, convertido ahora en un agente infiltrado en territorio enemigo; lo realmente importante de esta novela, que presenta un llamativo parecido en sus planteamientos con algunos episodios de la Saga de los Aznar, es la crítica que su autor hace tanto de los totalitarismos políticos, como de algo tan candente en la época en que fue escrita como el racismo. Prefiero no adelantarles nada dejando que lo lean ustedes mismos, pero les puedo asegurar que aquí nos encontramos con el mejor Pascual Enguídanos que, no conformándose en modo alguno con una narración superficial y aventurera, profundiza, en un rasgo insólito dentro de la literatura popular, en sus propias inquietudes sociales, nada coincidentes por cierto con las vigentes oficialmente en la España de su época. Evidentemente aquí no tuvo tiempo para desarrollar una utopía social al estilo de la planteada en la Saga, pero nos encontramos con algo que se puede denominar, sin tapujos de ningún tipo, como una profesión de fe democrática.

Y prefiero dejarlo aquí, que no es cuestión de fastidiarles a ustedes una lectura que, les prometo, será sumamente agradable e interesante.




1Fue el propio Enguídanos quien propuso a la Editorial Valenciana la creación de una colección de ciencia ficción, algo innovador en España puesto que solamente se contaba con el precedente de Futuro, la colección de Mallorquí.

2Resulta interesante constatar que la serie de Mas allá del Sol se inicia inmediatamente después de la conclusión de un episodio de la Saga de los Aznar -el de La Bestia capitula- que hubiera podido ser un buen colofón para la misma. Posteriormente a la publicación de la serie, Enguídanos escribió un buen puñado de novelas ajenas asimismo a la Saga -seis en total- antes de retomar ésta con la aventura de los sadritas. En total hubo un intervalo de 35 números, bastante más de un año, durante el cual Enguídanos tuvo abandonada a la Saga, y es precisamente al inicio de ese largo período de tiempo -entre La Bestia capitula y Extraño visitante tan sólo fue publicada una única novela de otro autor- cuando apareció la serie de Mas allá del Sol. ¿Acaso pensó Enguídanos dar por zanjada entonces la Saga, como haría finalmente, siendo Extraño visitante el inicio de una nueva serie de aventuras? Es posible, pero esto solamente lo podría aclarar el propio autor.

3Para los interesados en profundizar en la explicaciones astronómicas implicadas en estas novelas, conviene explicar el tema de los Puntos de Lagrange, que es como se denomina a los puntos situados en la vecindad de dos cuerpos masivos -habitualmente un planeta y la estrella en torno a la cual gira- en los cuales las atracciones gravitatorias de ambos se equilibran, de manera que en ellos es posible la existencia de un tercer astro de menor tamaño que se encuentra en equilibrio dinámico describiendo, por ello, una órbita estable. Estos puntos son un total de cinco, numerados desde L1 a L5, de los cuales los únicos realmente estables son los dos últimos, L4 y L5, los cuales efectivamente se encuentran sobre la órbita del segundo de los dos astros, el planeta para entendernos.
Dicho con otras palabras, es posible la existencia de un astro describiendo la misma órbita que un planeta en torno al Sol, pero no en el punto opuesto tal como plantea Enguídanos -este lugar correpondería al L3 que, como ya ha sido explicado, es inestable-, sino formando un ángulo de 60º, por delante y por detrás, con el planeta en cuestión. Asimismo, es necesario que la masa de este tercer cuerpo sea inferior a la del planeta. Existen en el Sistema Solar varios ejemplos de astros situados en los puntos de Lagrange L4 y L5; los más conocidos son los de los asteroides troyanos, llamados así por estar bautizados con nombres de héroes de la Ilíada, los cuales describen una órbita similar a la de Júpiter, precediendo o siguiendo a este planeta, pero recientemente se han descubierto varios asteroides troyanos de Marte, todos en posición L5, y tres satélites de Saturno, dos de los cuales ocupan las posiciones L4 y L5 de la órbita de Tetis y el tercero la L4 de Dione. Huelga decir que no se conoce ningún caso de ocupación del punto L3, ni en la órbita de ningún planeta o satélite ni, mucho menos, en la de la Tierra, con lo cual el escenario imaginado por Pascual Enguídanos no es real... Lo que no resta en un ápice el interés de su narración.


Prólogo a la edición de Pulp Ediciones
Publicado el 15-8-2002 en el Sitio de Ciencia Ficción