La verdadera historia de las Bodas de Caná



En aquel tiempo hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la madre de Jesús. Éste y sus discípulos también fueron invitados. Como se acabó el vino, María le dijo a Jesús:

-Ya no tienen vino.

Jesús le contestó:

-¿Qué quieres que haga? Todavía no ha llegado mi hora.

Pero ella dijo a los sirvientes:

-Haced lo que él os diga.

Había allí seis tinajas de piedra de gran tamaño que servían para las purificaciones. Jesús ordenó a los sirvientes:

-Llenad de agua esas tinajas.

Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo:

-Sacad ahora una parte y llevádsela al mayordomo.

Así lo hicieron, y cuando el mayordomo probó el agua convertida en vino, sin saber su procedencia, llamó al novio y le dijo:

-Todo el mundo sirve primero el vino bueno y, cuando los invitados ya están bebidos, se sirve el peor. Tú, en cambio, has guardado hasta el final el vino mejor.

Y le respondió el novio:

-Calla, que bastantes problemas he tenido ya por culpa del dichoso vino milagroso. ¿Ves a ese individuo ataviado con una túnica negra que está escribiendo en un papiro? Es un inspector de la Hacienda de Herodes Antipas, y me está levantando un acta de infracción por tener seis tinajas llenas del vino más caro sin haber pagado impuestos, ya que, como puedes suponer, no tengo ninguna factura con la que justificar su compra. ¿Por qué no se estaría quietecito dejando los milagros para otro momento? -bufó indignado-. Vaya manera de amargarme la boda con el puro que me va a caer, maldita sea la hora en que le invité.

Dicho lo cual, buscó consuelo en su joven esposa.


Publicado el 23-8-2017