La verdadera historia de la mujer de Lot



Al rayar el alba, los ángeles despertaron a Lot, diciendo: levántate y parte junto a tu mujer y a tus dos hijas, para que podáis evitar el castigo de la ciudad.

Una vez que hubieron abandonado Sodoma, le apremiaron con estas palabras: huye por tu vida; no mires tras de ti, ni te detengas en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.

Lot obedeció, y una vez encontraron refugio Yahvé hizo llover sobre Sodoma y Gomorra un diluvio de azufre y fuego que destruyó las ciudades y la llanura con todos sus moradores y todo cuanto alentaba en ellas.

Entonces la mujer de Lot miró hacia atrás, a espaldas de él, y vio como surgían de las cenizas un esplendoroso centro comercial y un atractivo casino, con grandes rótulos luminosos que invitaban al deleite y la recreación.

Pero Lot la tenía aferrada del brazo y tiraba de ella sin mirar hacia atrás, por lo que para evitar ser arrastrada se aferró con la mano libre a una concreción de sal que, a modo de estalagmita, había aflorado en el margen del camino, dado que esas tierras cercanas al Mar Muerto eran abundantes en ella.

Mas la estalagmita era frágil, por lo que se quebró quedando en su mano un fragmento de longitud y grosor similares a los de un brazo. Y como Lot seguía tirando tenazmente de su brazo, la mujer no dudó y, zafándose de la presa que le retenía, colocó en la mano vacía de su esposo el trozo de sal que había recogido, tras lo cual le abandonó encaminándose al casino y al centro comercial que tanto le atraían.

Y fue así como Lot, ignorante de lo ocurrido y conservando de su mujer lo que creyó era su brazo, supuso que ésta se había convertido en una estatua de sal en castigo por haber desobedecido la prohibición que les impusieron los ángeles.


Publicado el 30-12-2020