Premio y castigo



-¿No le parece curioso que, ya desde la más remota antigüedad, el hombre siempre haya imaginado lugares siniestros? -preguntó mi interlocutor- Tártaro, Infierno, Gehena, Mordor y tantos otros.

-Bueno, -respondí- eso es algo que está presente en todas las religiones, se trata del castigo que sirve como contrapunto al premio del Paraíso o los Campos Elíseos para los virtuosos...

-Cierto, pero no era necesario. Como castigo hubiera bastado con la simple privación de la recompensa final, sin necesidad de tanto ensañamiento...

-Puede que tenga razón, pero en cualquier caso no pasa de ser una especulación.

-No es una especulación, le puedo asegurar que es cierto.

-¿Cómo lo sabe? -pregunté curioso.

Pero no respondió, limitándose a desaparecer dejando tras de sí un penetrante olor a azufre.


Publicado el 3-6-2004 en la edición digital de EL MUNDO y el 9-3-2006 en Efímero