Récord Guinness



El último hombre vivo sobre la Tierra se despertó un día más con el único ánimo de sobrevivir en un mundo del que él era su habitante postrero. Antes de abandonar cansinamente su vivienda, situada en mitad de lo que antaño fuera una populosa ciudad ahora convertida en un triste campo de desolación, echó una ensoñadora mirada al diploma que colgaba en la pared, el cual certificaba oficialmente su condición de récord Guinness; galardón, por cierto, que jamás le podría ser arrebatado por nadie.


Publicado el 19-11-2004 en Alfa Erídani