Fecha de caducidad



M. es una pequeña ciudad orgullosa de su pasado, ciertamente notable, pero no tanto de su presente, ya que a raíz de las desamortizaciones del siglo XIX se replegó sobre sí misma sin que el desarrollismo de los años finales del franquismo, ni la posterior prosperidad económica lograda por España al abrigo de la Unión Europea, le llegaran a rozar siquiera,; éstos se quedaron en la vecina villa de V., antaño una aldea de M. hacia la que los M...eños siempre han mostrado no una rivalidad, algo imposible frente a una población tan plebeya, sino un aristocrático desdén incrementado todavía más cuando ésta comenzó a crecer en industrias y habitantes hasta llegar a desbancar con creces a su antigua metrópoli en todo excepto en historia.

Confortablemente instalados en sus recuerdos, esta falta de modernidad no preocupa demasiado a los M...eños -cada vez menos, según las estadísticas de población-, aunque casi de tapadillo, que tampoco era cuestión de que sus calles se vieran invadidas por hordas de turistas tal como sucede en Venecia, su ayuntamiento muso en marcha hace algún tiempo una tímida campaña de promoción turística apoyada en el principal monumento de la ciudad, la Colegiata -en realidad ex-colegiata, puesto que perdió este rango tras la firma del concordato de 1851- en la cual se custodia el cuerpo incorrupto de san Opropio.

Tal como desde siempre se ha enseñado a los niños en el colegio, san Opropio fue un santo varón profeso en el monasterio premonstatense de San Filiberto, en el cual falleció en olor de santidad a principios del siglo XV. Conservado milagrosamente su cuerpo, éste fue venerado durante siglos en la propia iglesia del monasterio y, tras la desamortización de éste en 1835 -sus edificios, situados a las afueras de M., están ocupados ahora por una instalación agropecuaria-, fue trasladado a la Colegiata, donde se exhibe todos los años el día de su festividad.

San Opropio, huelga decirlo, fue siempre el abogado celestial de los M...eños, al que invocaban cada vez que un mal se abatía sobre la ciudad. Y, según afirman las crónicas locales, con una eficacia notable, puesto que son numerosos los casos que se le atribuyen de salvaguardia frente a epidemias, hambrunas, plagas, inundaciones y otras catástrofes naturales o artificiales como las guerras, siendo notorio que gracias a su intercesión M. se librara de la invasión de las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia, por más que algún descreído llegara a afirmar que en realidad se debió a su secular carencia de carreteras y a su nulo valor estratégico, aunque algo de eso debió de haber cuando todavía siguen reclamando un enlace con la autovía.

Últimamente andaban preocupados en M. por el hecho de que su santo protector parecía mostrarse más indolente no sólo en el caso de la autovía, sino también en otros no menos importantes para la ciudad como el cierre del instituto, la falta de cobertura telefónica o el descenso del equipo de fútbol local a categoría regional.

A ello se sumaba la aparición de un preocupante tono verdoso en la piel de la cara y las manos de san Opropio, únicas partes de su cuerpo que quedaban a la vista, ya que el resto estaba recubierto en su totalidad con ricos ropajes.

Por esta razón, el abad de la Colegiata -en realidad era tan sólo párroco, aunque seguía ostentando el título de manera honorífica- decidió encargar un estudio a unos técnicos especialistas en momias del Museo Arqueológico Provincial. Éstos llegaron a M. y, tras cubrir con una lona la reja de la capilla en la que reposaba el santo, iniciaron su discreta labor.

Nada de particular encontraron en el color verde, que atribuyeron a un hongo y prometieron eliminar con un tratamiento químico adecuado, pero lo que les llamó la atención fue una frase aparentemente tatuada -aunque los análisis microscópicos no revelaron indicios de tinta- en la espalda del cadáver que hasta entonces había pasado, al parecer, desapercibida. Ésta estaba escrita en latín y constaba de dos párrafos que, traducidos, decían lo siguiente:


CREADO EL 5-5-1415 A.D.
USAR PREFERENTEMENTE ANTES DEL 5-5-2015 A.D.


Los técnicos fueron incapaces de entender su significado, aunque corroboraron su antigüedad determinando que correspondía a la época del fallecimiento. El abad, por el contrario, lo adivinó de inmediato.

-¡Ha caducado! -musitó desolado, antes de salir disparado hacia el obispado para solicitar instrucciones sus superiores... incluyendo el permiso para borrarla, por si acaso.


Publicado el 11-12-2019