Basura espacial



O chatarra espacial. Se denomina así a todos los objetos inútiles procedentes de antiguos lanzamientos -fases de cohetes lanzadores, satélites muertos, etc.- que se han ido acumulando en órbita alrededor de la Tierra sin caer a la atmósfera de ésta, los cuales pueden llegar a representar un peligro en caso de colisión con un vehículo tripulado, una estación espacial o un satélite artificial.

Aunque actualmente se adoptan medidas para que esto no ocurra, apartando los satélites inactivos a órbitas más seguras denominadas gráficamente órbitas cementerio, o bien haciéndolos caer sobre la atmósfera terrestre, donde se incineran, la abundancia de restos de antiguos equipos lanzados en décadas anteriores hace temer que en el futuro éstos puedan llegar a convertirse en un grave problema. No obstante, ya se han producido varios choque espaciales provocados por restos abandonados en órbita, como el sufrido por el satélite militar francés Cerise en julio de 1996, o el que destruyó en febrero de 2009 al satélites de comunicaciones norteamericano Iridum 33.

Aunque hasta el momento ningún vuelo tripulado se ha visto afectado de forma directa por uno de estos incidentes, la Estación Espacial Internacional ya se ha visto rondada en varias ocasiones por estos peligrosos visitantes. El 27 de agosto de 2008 hubo de modificar su órbita para esquivar a un fragmento de chatarra espacial, y el 12 de marzo de 2009 sus tripulantes se vieron obligados a refugiarse en la cápsula Soyuz atracada a la Estación, ante el peligro de que los restos del motor de un antiguo satélite pudieran llegar a impactar contra el complejo orbital. Por fortuna, todo quedó en un susto, y el fragmento de basura espacial pasó largo sin causar daños.

En octubre de 2012 la Agencia Espacial Europea instaló en la localidad de Santorcaz, cercana a Alcalá de Henares, un radar experimental diseñado específicamente para localizar e identificar fragmentos de basura espacial.


Publicado el 5-11-2008
Actualizado el 20-10-2012