Paradoja de Olbers



Llamada así por haber sido planteada por vez primera por el astrónomo Heinrich Olbers en 1826.

Su enunciado, adaptado a la terminología astronómica moderna, dice lo siguiente: Dado que cuanto más profundizamos con un telescopio vamos descubriendo cada vez más galaxias, y tantas más hay cuanto más lejanas, la acumulación de la luz de todas las existentes en un universo infinito debería provocar que el cielo nocturno fuera totalmente brillante, sin regiones oscuras o desprovistas de luz, lo cual entra en contradicción con la evidencia.

La paradoja se resuelve teniendo en cuenta que eso sería cierto en un universo estático de edad infinita y con una distribución homogénea de las galaxias, en el cual la suma de la luz emitida por todas ellas haría que, efectivamente, el firmamento estuviera iluminado de forma uniforme, ya que la pérdida de intensidad luminosa de las galaxias lejanas se compensaría con su mayor número.

Si no ocurre así se debe, por un lado, a que, a causa de la expansión del universo, al alejarse de nosotros las galaxias, la luz de las mismas nos llega de forma atenuada. Asimismo, al ser la edad del universo finita, las galaxias están distribuidas de forma heterogénea por el conjunto del firmamento al no haber tenido tiempo de “llenarlo”, lo que en la práctica provoca una distribución en “grumos” de las mismas.


Publicado el 10-9-2009