No es lo mismo





Para trabajo prolijo, el de la Gran Muralla Chiba. Fotografía tomada de la Wikipedia



Uno de los errores más frecuentes entre quienes, sin dominar suficientemente el vocabulario, pretenden presumir de entendidos recurriendo a palabras poco frecuentes en el lenguaje coloquial, es el de confundir términos parecidos fonética y gramaticalmente pero de significados distintos. Y, claro está, se les ve el plumero, ya que en estos casos difícilmente se puede recurrir a la socorrida excusa de una inoportuna errata.

Veamos, a modo de ejemplo, lo que le ocurrió al crítico de cine de EL PAÍS cuando el 9 de octubre de 1988 publicó la reseña titulada El ‘rock’ de Elvis Presley, dedicada a la película El rock de la cárcel protagonizada por este cantante. Presten atención a la siguiente frase:


“El rock de la cárcel (Jailhouse rock, 1957), dirigida por el prolijo Richard Thorpe -más de 170 títulos-, es uno de los típicos vehículos para que Elvis Presley cante y mueva la cadera, donde evidencia su preferencia por el rock.”


Según el DRAE, el adjetivo prolijo tiene las siguientes acepciones:


1. Largo, dilatado con exceso.

2.- Cuidadoso o esmerado.

3.- Impertinente, pesado, molesto.


A juzgar por el contexto ninguna de ellas parece ser la más apropiada para juzgar el trabajo de Richard Thorpe, por lo cual sospecho que en realidad el redactor quería decir prolífico en su sentido de creador de abundantes obras, algo que cuadra bastante mejor con la larga lista de películas que dirigió a lo largo de su carrera que, según la Wikipedia, ascienden a 184, catorce más de las citadas en el artículo, lo que le convierte en el director más prolífico del cine norteamericano en toda su historia.

Pero no, se coló prolijo y, pese a la patente incongruencia de este adjetivo, ninguno de los posibles responsables -el autor de la crítica, el redactor jefe, el corrector de pruebas -sí, creo que entonces todavía existían- ni quien lo digitalizó años más tarde cayeron en la cuenta del dislate.


Publicado el 11-7-2019