Y me llevo una...





Digo yo que tampoco era tan complicado...



A veces me tropiezo con gazapos de tal calibre que, o bien sólo cabe atribuirlos a un despiste garrafal del redactor, sumado claro está a una ausencia clamorosa de revisión y corrección, o bien a una incultura general de su perpetrador.

Así pues, que cada cual saque las conclusiones del gazapo matemático -más bien, por su calibre, un buey bien cebado- con el que me encontré en el artículo publicado en ambas ediciones -la de papel y la digital- del 22 de octubre de 2019 del diario 20 Minutos, bajo el titular La Comunidad de Madrid unifica y actualiza las tarifas interurbanas de taxi.

Hasta aquí no había nada que objetar, y en principio tampoco me chirrió el subtítulo que lo acompañaba:


“La primera medida del gobierno PP-Cs para el sector actualizará los precios, que subirán entre cinco céntimos y 2,5 euros.”


¿Dónde estaba, entonces, el problema? Pues en que más adelante, ya en el texto de la noticia, se afirmaba lo siguiente:


“El mayor crecimiento en el precio se ha aplicado en la hora de espera, que pasa de 20,50 a 22 euros en la franja diurna de lunes a viernes y de 23,50 a 25 por las noches, los fines de semana y los festivos.”


Vamos a ver. En el párrafo anterior se afirmaba taxativamente que el mayor incremento de precio era de 20,50 a 22 euros y de 23,50 a 25 euros, dependiendo del horario... y a mí, por más cuentas que hice, en ambos casos me salía, como resultado de la resta, un euro y medio de subida y no los dos euros y medio del subtítulo... y conste que no necesité echar mano ni de una calculadora ni de lápiz y papel y, mucho menos, del clandestino recurso de contar con los dedos.

Pensando que quizás se hubiera podido tratar de un error, digamos normal, a la hora de resumir la noticia repasé el resto de las subidas por si acaso las de mayor magnitud pudieran haber sido otras distintas de las indicadas; pero no, la información era correcta y en las demás partidas el incremento era inferior al euro y medio calculado por mí y, por supuesto, a los dos euros y medio de marras.

Así pues, sólo me cupo una posible explicación al gazapo ,viniéndome a la memoria la cantinela que recitábamos cuando, allá por mi tierna -y remota- infancia, aprendíamos las reglas aritméticas básicas, entre ellas la resta: “De tanto a tanto va cuanto, y me llevo tanto”. Recuerdo que lo que más difícil me resultaba era cuando tenía que llevarme una restándosela a la cifra de la izquierda, sobre todo si el sustraendo tenía decimales y el minuendo no; pero entonces yo tendría unos seis o siete años, y evidentemente no escribía en ningún periódico.


Publicado el 22-10-2019