Una lápida en Villadiego





Villadiego es una localidad burgalesa ubicada en el corazón de la vieja Castilla y famosa no tanto por haber sido la cuna, entre otros personajes ilustres, del padre Flórez, sino por la frase “tomar las de Villadiego” alusiva a una fuga precipitada para eludir un riesgo o un compromiso, la cual cuenta con dispares interpretaciones de las cuales la más verosímil parece ser la que se refiere a un privilegio que el rey Fernando III concedió a los judíos de la villa, en la que intentarían buscar refugio todos aquéllos que se sintieran amenazados en otros lugares.

Pero no es este dicho el que llamó mi atención, por más que en la plaza del pueblo campee una lápida con una rebuscada interpretación en verso que pretende hacer protagonista del mismo al mismísimo apóstol san Pedro, sino el de una segunda lápida que, mucho más discreta y sin ningún tipo de ínfulas, no tuvo por menos que arrancarme una sonrisa.



Y como la encontré pintiparada para esta sección, pues ahí va tal como la encontré. La lápida, como se puede apreciar en las fotografías, está adosada a una columna de los vetustos soportales que circundan la plaza Mayor, y su texto no puede ser más socarrón -o sanchopancista, si se prefiere- en comparación con la ampulosa redacción de su vecina. Aunque desconozco las razones que movieron a erigirla cabe suponer que se tratara de una llamada al civismo de los conductores pidiéndoles respeto por ese entorno urbano, algo en teoría evidente pero en la práctica no tanto a causa de la epidemia de mala educación que azota a nuestro país cada vez con mayor virulencia.

De lo que no cabe duda es que su anónimo autor no pudo estar más inspirado; cuestión muy distinta es saber si le habrán hecho o no caso.


Publicado el 24-7-2018