Alcalá de Henares no es manchega



He seguido con interés la serie de artículos escritos por el señor Barrenechea sobre los “otros madrileños”, con el cual coincido plenamente en sus ideas respecto de la artificialidad de la provincia en la cual nos ha tocado vivir. No obstante, discrepo de la división comarcal que este periodista hace, que tanto la geografía como la historia rebaten.

Así, él considera como alcarreñas solamente a las comarcas de Arganda y Chinchón, lo cual es cierto geográfica pero no históricamente, puesto que ambas pertenecieron hasta fechas relativamente recientes a la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, conformando respectivamente los sexmos de Tajuña y Valdemoro.

Resulta asimismo muy discutible atribuir carácter manchego a parte de las tierras de la provincia, puesto que el límite septentrional de la Mancha está constituido por la Mesa de Ocaña; las estepas sureñas de la provincia de Madrid son en realidad parte integrante de la planicie carpetana.

En cuanto a la comarca de Alcalá, que coincide de manera aproximada con su actual partido judicial, está formada por dos zonas separadas entre sí por el río Henares: la Campiña, en la margen derecha, y la Alcarria, en la izquierda. Ambas son geográficamente una prolongación de sus homónimas de la actual provincia de Guadalajara.

Desde el punto de vista histórico las tierras de Alcalá han gozado de una identidad propia, concretada durante la Edad Media en forma de una Comunidad de Villa y Tierra típicamente castellana. Su única relación con Toledo, que no con la Mancha, fue su carácter de señorío prelaticio del arzobispo toledano. En lo que respecta a su actual dependencia administrativa de la capital de España, ésta aparece como consecuencia de la malhadada división provincial de 1833 que supuso para nuestra comarca, al igual que para el resto de Castilla, la definitiva pérdida de su secular autonomía.


Publicada el 23-08-82 en EL PAÍS