El traslado de la Clínica de la Concepción (II)



Tras haber intentado en varias ocasiones, siempre infructuosamente, ver publicadas mis cartas referentes al trato informativo que acostumbran a dar ustedes a la ciudad de Alcalá de Henares, sin que ni tan siquiera se hayan molestado en ninguna ocasión en acusar recibo de las mismas, les escribo por última vez para expresarles mi convencimiento de que su interés por las poblaciones de la provincia: de Madrid en general, y por la. ciudad de Alcalá en particular, ha demostrado ser, cuanto menos, tan escaso como superficial.

Y si esta indiferencia resulta patente a la hora de constatar las informaciones de cualquier tema que, escasas en número y mediocres en contenido, suelen aparecer en las páginas de su diario referentes a la problemática de ese casi millón y tres cuartos de ciudadanos que, no teniendo la suerte de residir en la Villa y Corte, nos vemos una y otra vez marginados informativamente, la cuestión alcanza cotas difícilmente justificables al constatarse la nada disimulada campaña de prensa que, simultáneamente con otros periódicos y medios de comunicación madrileños, han venido desarrollando ustedes en contra de nuestra ciudad, a propósito del traslado a Alcalá de la Fundación Jiménez Díaz.

Así, y a lo largo de varios meses, han venido encontrando generoso cobijo en sus páginas las opiniones vertidas por todos aquellos que, opuestos al traslado, han podido explayarse en el tema sin trabas de ningún tipo, habiéndose llegado a recurrir en algunos casos, y a modo de apoyo a sus tesis, a la poco elegante actitud de vituperar a Alcalá intentando descalificarla, presentándola como la tumba y la ruina. indefectible de esta institución; postura que, conviene no olvidar, no sólo ha sido exclusiva. de sus colaboradores, al haber sido publicada con fecha de 21 del corriente un editorial claramente inscrito en esta actitud antialcalaína.

Por contra, ni una sola de las cartas enviadas desde Alcalá en un intento de dar a conocer a la opinión pública la versión “del otro lado”, incluida la que les remitiera el propio ayuntamiento complutense, ha sido al parecer considerada por ustedes merecedora de ser publicada, al tiempo que la opinión de los sectores favorables al traslado en el seno de la propia clínica de la Concepción, que existen y son importantes, tampoco han podido ser evaluada por los lectores de su periódico.

Es evidente que el volumen de cartas. recibidas diariamente por ustedes imposibilita materialmente su publicación en la totalidad, a pesar incluso del esoterismo inherente a bastantes de las que sí llegan a tener la suerte de ser seleccionadas; pero realmente me cuesta mucho trabajo entender cómo un periódico que hace de la independencia. su bandera puede llegar a tratar de una manera tan parcial e interesada un tema de la importancia del presente.

Ignoro si esta carta llegará a ser considerada por ustedes merecedora de publicación o si, por el contrario y al igual que ocurriera con sus predecesoras, irá a parar a la papelera; en realidad no me interesa lo más mínimo. Lo cierto es que, a partir de ahora, me va a resultar muy difícil poder seguir considerando a su periódico como el más serio e imparcial de España.


Enviada el 23-5-1987 a EL PAÍS