El pasado día 25 de enero, y dentro de la sección MADRID, el redactor de su periódico José Manuel Romero firmaba un artículo, titulado Leguina extiende la Universidad por el sur en el que se incurren en varios errores históricos no por rebatidos menos frecuentes en su diario. Por tal motivo me gustaría puntualizarlos esperando que en un futuro puedan ser corregidos.

Para empezar, es preciso dejar bien claro que la hoy llamada universidad Complutense no fue fundada hace setecientos años como pretende su rector Gustavo Villapalos, ya que fue creada en 1836, a raíz de la supresión de la alcalaína, con el nombre de universidad Central, nombre que conservaría hasta la constitución, hace menos de treinta años, de la universidad Autónoma.

Es falso, pues, pretender que la antigua universidad Central, que desde hace veintiséis años utiliza impropiamente un gentilicio que no le corresponde, tenga mayor antigüedad que la correspondiente a los ciento cincuenta y nueve años transcurridos desde su creación por los gobiernos liberales de la regencia de María Cristina hasta ahora. Por otro lado en el año 1293, es decir, hace setecientos un años, no se creó en Alcalá de Henares ninguna universidad, sino unos Estudios Generales que serían el precedente histórico de la universidad creada en Alcalá por el cardenal Cisneros, pero nunca su inicio.

Nada tuvo que ver, pues, la fundación medieval con la antigua universidad alcalaína, que existió en la ciudad complutense entre 1499 y 1836, fecha en la que fue suprimida, siendo reinstaurada en 1977. La universidad madrileña, pues, no tiene más vínculo con la de Alcalá que el consistente en haber sido durante ciento cincuenta años la única heredera suya, y desde luego pretender remontarla hasta la fundación de los estudios generales no sólo es una falsedad histórica, sino también un burdo intento de apropiarse de un pasado que en modo alguno le corresponde.