Tráfico de datos personales



Soy seguidor de vuestro programa, y me gustaría proponeros un tema que, mucho me temo, está de bastante actualidad: El abuso que multitud de empresas hacen de nuestros datos personales.

El problema, es que la Agencia de Protección de Datos, que teóricamente debería protegernos, mucho me temo que más bien protege a esas empresas. Voy a relataros brevemente mi caso personal.

Tras recibir una propaganda no deseada, decidí tirar del hilo escribiendo a la empresa que les había proporcionado los datos, solicitándoles que me borraran de su base de datos y preguntándoles quién se los había proporcionado. A lo primero accedieron sin problemas, y respecto a lo segundo me comunicaron que había sido Telefónica.

Puesto que yo no he sido jamás cliente de Telefónica, les manifesté mi extrañeza solicitándoles que me lo confirmaran, ya que de ser así tendría que continuar emprendiendo acciones contra Telefónica. La única respuesta fue el silencio, así que procedí a interponer una denuncia en la Agencia de Protección de Datos.

La APD falló a mi favor en lo que al borrado de mis datos se refería, algo que dicho sea de paso había conseguido previamente, pero no obligó a la empresa en cuestión a decirme de dónde habían conseguido mis datos, y ésta, evidentemente, no lo hizo. Puesto que yo seguía sin estar conforme recurrí insistiendo en ello, y entonces fue la propia APD la que me comunicó que no procedía... Con lo cual me levantó un muro impidiéndome rastrear el origen de la transferencia de mis datos, tal como yo pretendía.

Esto me parece muy grave, ya que sirve de muy poco darte de baja en una base de datos concreta si sigue habiendo alguien desconocido, que no tienes oportunidad de descubrir, que sigue vendiendo tus datos a otras empresas, con lo cual esta lucha se convierte en la tela de Penélope.

Para más escarnio, hace unos días la APD publicó un anuncio en la prensa comunicando que cualquier ciudadano podía acceder a las bases de datos en las que estaba registrado y solicitar, en su caso, su exclusión. Bien, llamé por teléfono y me dijeron... ¡Que tenía que comunicarles previamente en qué bases de datos figurábamos, para que ellos pudieran decirnos en qué condiciones estábamos allí! Para este viaje, no hacían falta alforjas.

En cualquier caso, me siento inerme y además burlado por unas leyes que, visto lo visto, a los únicos que parecen proteger es precisamente a los traficantes de datos.


Enviada el 27-11-1999 a Línea 900