Reciprocidad religiosa (II)



En estos días han sido noticia las oraciones masivas realizadas por musulmanes en lugares emblemáticos europeos tales como la plaza del Duomo de Milán, frente a la catedral. Independientemente de que me resulta difícil creer que la elección del lugar fuera fortuita, con su posible componente añadido de provocación, se me ocurrió preguntarme qué ocurriría si un grupo de cristianos pretendiera realizar algo similar no ya en Arabia Saudí, donde la intolerancia religiosa es absoluta, sino en buena parte de los países musulmanes. Claro está que no hace falta recurrir a la imaginación, basta con constatar la situación actual de las minorías cristianas en esos mismos países.

Por ello, cada vez me reafirmo más en la opinión de que, si queremos que la convivencia entre diferentes culturas funcione realmente, resulta imprescindible que la tolerancia, piedra angular de la misma, sea lo más recíproca posible, circunstancia que, mucho me temo, no se está dando en las complejas relaciones entre el mundo occidental y el islámico. Y una relación asimétrica, conviene no olvidarlo, es algo que tarde o temprano acabará creando problemas.


Enviada el 21-1-2009 a ABC