Sí es para tanto



Lamento discrepar con la carta en la que Javier Pérez minimiza las molestias que algunos usuarios de los transportes públicos obligan a padecer a sus vecinos de asiento. Desde luego no lo son si las comparamos con problemas graves, pero cometeríamos un grave error si ignoráramos el galopante deterioro de la educación cívica en estos últimos años. Yo también soy usuario habitual de los transportes públicos, y puedo dar fe de la existencia de viajeros que muestran un desprecio total hacia los demás sometiéndoles a unas molestias tan desagradables como gratuitas. No creo que resulte tan difícil evitar hablar a voces, llevar los reproductores de música a todo volumen, o poner los pies en el asiento de enfrente; se trata tan sólo de una cuestión de educación, de la que al parecer muchos carecen.


Enviada el 8-7-2008 a ADN