Los “bautizos civiles”



Siempre he sido un defensor a ultranza de la libertad religiosa, incluyendo por supuesto la libertad a no creer en nada, en el convencimiento de que la fe no puede ni debe ser jamás impuesta. Mi respeto, pues, es idéntico hacia los seguidores de cualquier credo y hacia quienes no profesan creencia alguna; lo único que pido a todos ellos, eso sí, es coherencia dentro de su postura libremente elegida.

Por esta razón, considero completamente fuera de lugar esta moda de los “bautizos civiles” o las “comuniones civiles” que se pretende imponer desde ciertos sectores presuntamente progresistas, ya que a diferencia del matrimonio, que no sólo es un sacramento cristiano sino también un estado civil, no existe ningún equivalente laico a los bautizos y a las comuniones; por ello se podrán o no aceptar, pero está totalmente fuera de lugar cualquier tipo de simulacro o imitación de los mismos, por mucho que a los niños, y quizá también a los no tan niños, se les quiera regalar con una ceremonia vacía. Asimismo, resulta bochornoso que ciertos cargos públicos como el señor Zerolo, concejal del ayuntamiento de Madrid, consuman sus energías y el patrimonio público en saraos de esta naturaleza.

Me pregunto cuál será la siguiente ocurrencia: ¿la comunión laica? ¿el sacerdocio laico? o, por no limitarnos al cristianismo, ¿la circuncisión laica? Por favor, un poco de seriedad.




Aclaraciones a los comentarios de los lectores 1

En vista de que algunos lectores de mi carta parecen no haberla entendido suficientemente bien, y sin intención de entrar en polémica alguna, quisiera puntualizar lo siguiente:

Primero, que cada cual es muy libre de celebrar, de forma privada, cualquier cosa que se le antoje, sin excepción de ningún tipo.

Segundo, que lo que yo critico es que a esa celebración (llámesele como se quiera) se le haya pretendido dar un carácter seudooficial, con un concejal como sumo sacerdote y en unas instalaciones municipales.

Tercero, que estas celebraciones tienen mucho, por no decir todo, de simulacro. Si alguien no está de acuerdo con una ceremonia religiosa es muy libre de no practicarla, pero lo que no es de recibo es que pretenda imitarla depurada, eso sí, de sus presuntas connotaciones religiosas que aparentemente tanto les molesta. Ni siquiera lo considero irreverente, sino simplemente absurdo.




1 Con anterioridad a la edición en papel la carta fue publicada también en la edición electrónica del diario, suscitando una serie de comentarios entre los lectores a los que respondí con esta puntualización.


Publicada el 9-6-2009 en 20 Minutos