Marihuana terapéutica



Desearía comentar un reportaje publicado en el ejemplar del domingo 6 de febrero que, cuanto menos, me ha causado perplejidad. Me estoy refiriendo al titulado Marihuana contra el dolor, firmado por Miquel Noguer, en el cual se vuelve a atizar el tema de las presuntas propiedades medicinales de la marihuana, excusa esgrimida desde hace tiempo por los partidarios de la legalización de esta droga, desde un punto de vista que a mí me ha parecido benevolente si no, incluso, favorable, y por supuesto frívolo.

No voy a entrar, puesto que no soy experto en el tema, en disquisiciones sobre la presunta -recalco lo de presunta, puesto que no he conseguido encontrar argumentos de esta índole fuera de los círculos antiprohibicionistas- capacidad medicinal de ciertos componentes activos del cannabis, pero suponiendo que esto fuera cierto -y aquí la palabra la tienen los médicos- no veo la razón por la cual no se podrían utilizar estos componentes activos para la elaboración de medicinas que pudieran ser administradas a los pacientes bajo prescripción facultativa. De hecho, esto es precisamente lo que ocurre con la morfina, y a nadie en su propio juicio se le ocurriría tildar de drogadictos a los pacientes a los que les es administrada, pese a provenir del opio y estar emparentada químicamente con la heroína.

Pero se da la circunstancia de que los partidarios de la legalización de la marihuana no piden eso, sino que se autorice su venta para ser fumada... lo cual cambia bastante las cosas ya que, volviendo a la analogía anterior, sería el equivalente a que, en base a las innegables propiedades terapéuticas de la morfina, se legalizara la venta libre del opio -para ser fumado- o de la heroína para ser inyectada... o ya en plan chusco, dadas las reconocidas propiedades antisépticas del alcohol, sería también una buena razón para fomentar su uso como desinfectante interno mediante su aplicación por vía oral, vulgo lingotazo.

Por otro lado, conviene insistir en el hecho de que estas personas defienden que la marihuana medicinal sea fumada... cuando existe un consenso generalizado, por no decir universal, de que fumar es altamente perjudicial para la salud. Cierto que nos estamos refiriendo a fumar tabaco, pero el sentido común dicta que fumar porros habrá de ser, cuanto menos, igual de dañino que fumar tabaco, si no posiblemente todavía más... con lo cual, de poco servirían las presuntas propiedades analgésicas de la marihuana si vienen acompañadas de efectos secundarios tales como el enfisema pulmonar o el cáncer de pulmón, pongo por ejemplo.

Pero lo más irónico de todo, es que este artículo comparte página -eso sí, en una proporción de cuatro columnas frente a sólo una- con otro en el que se recogen las declaraciones de la vicepresidenta primera del gobierno en las que María Teresa Fernández de la Vega anuncia la voluntad del ejecutivo de aprobar, de aquí a un mes como mucho, la nueva ley reguladora de la venta, suministro, consumo y publicidad de los productos del tabaco, mucho más restrictiva que la anterior... ¿por qué no nos aclaramos?


Enviada el 7-2-2005 a EL PAIS