Oigo, patria, tu aflicción



En estos tiempos de tribulación que atravesamos los españoles, les aseguro que no tengo nada claro qué es peor, si padecer una derecha ultramontana y despojada al fin del antifaz, que parece trasplantada no ya de los años más sombríos del siglo XX, sino incluso del XIX, o bien contar con un partido que hace tiempo renunció a ser socialista -e incluso socialdemócrata-, a defender a los obreros y al resto de los trabajadores, e incluso a ser español, al menos en algunas de sus federaciones territoriales.

Porque, no nos engañemos, José Luis Rodríguez Zapatero rehuyó durante sus dos legislaturas afrontar los problemas heredados de la época de Aznar, que son la raíz de los actuales, al tiempo que se limitaba a satisfacer las reivindicaciones de ciertos colectivos radicales acaparadores de la etiqueta del progresismo, por lo cual ha de considerársele responsable en buena parte del triunfo del PP por mayoría absoluta. En cuanto a su sucesor Alfredo Pérez Rubalcaba, al que personalmente siempre he atribuido una mayor talla intelectual, lleva ocho meses de vacaciones y mirando para otro lado mientras el PP, jaleado por los sectores más reaccionarios del empresariado español, se dedica a desmantelar impunemente todos los avances sociales de los últimos treinta años.

Ah, se me olvidaba. Si los sindicatos quisieran de verdad ayudar a los trabajadores, lo mejor que podrían hacer es disolverse y desaparecer, para dejar el sitio a otros nuevos más presentables.


Enviada el 5-9-2012 a 20 Minutos