Las majaderías del Guinness





Probablemente ésta sea la mayor recopilación de majaderías del mundo


Según su propia página oficial, la idea del Libro Guinness de los récords surgió a principios de los años cincuenta a raíz de que al entonces director de la conocida cervecera de este nombre se le planteara una duda sobre si un chorlito era más rápido que un urogallo, o viceversa. Fruto de ella fue la primera edición del libro, en el verano de 1955, donde se recogía toda una serie de curiosidades que hasta entonces habían sido difíciles de encontrar del estilo de cuál era la persona viva más longeva, cuál era la longitud de la serpiente más larga jamás medida, cuál era la población ubicada a mayor nivel sobre el mar, o cosas similares. El libro se convirtió en un éxito inmediato, éxito que se ha mantenido incólume hasta el momento actual.

Aunque la filosofía inicial del libro estaba mucho más cerca de la divulgación popular -a un nivel MUY popular- que del rigor científico, y muchos de sus datos no pasaban de tener un interés puramente anecdótico, lo cierto es que se trataba de una iniciativa simpática y, por qué no, curiosa. Sobre todo, porque recogía datos objetivos sobre los cuales sus actores, voluntarios o no, no tenían el menor control: al fin y al cabo, ser el hombre más alto del mundo, o el más gordo, o el más anciano, no es algo que dependa de tu propia voluntad.

El problema surgió cuando, en una fecha que no he logrado concretar, los responsables de su edición anual comenzaron a ampliar su ámbito no ya a los récords digamos sobrevenidos, sino también a aquellos fruto de una iniciativa deliberada de sus promotores. Las consecuencias de ello, como cabe suponer, no pudieron ser más escandalosas, dado que ahora ya no bastaba con contar con un mérito cualquiera, por extravagante que éste pudiera ser, ahora se podía buscar batir cualquier récord, hasta el más peregrino. Y, pese a que el “honor” de figurar en el Guinness es meramente simbólico, puesto que no acarrea el menor beneficio directo, enseguida fueron muchos los que se apresuraron a buscar desenfrenadamente sus quince minutos de gloria, aunque fuera a costa de realizar una soberana majadería cuyo único mérito estribaba en que a nadie se le había ocurrido antes.

La barra estaba abierta, y las consecuencias eran fáciles de imaginar. Veamos algunas de las perlas premiadas con este galardón, cogidas a vuelapluma en diferentes páginas de internet:

-Inmersión a poca profundidad más elevada (sic). Consiste, por lo que he creído entender, en saltar desde gran altura (el récord actual anda en cerca de los 11 metros) cayendo de barriga sobre una piscina hinchable con tan sólo 25 centímetros de agua de profundidad, colocada a su vez sobre una estera de otros 25 centímetros. Nada dice de lo que puede ocurrir si se calcula mal y se cae fuera de la diana.

-Menor tiempo en pelar y comer un limón: 10,97 segundos. Las muecas, al parecer, no contaban.

-Menor tiempo en correr 1.600 metros con una botella llena de leche en la cabeza: 7 minutos y 47 segundos. Cambiar la leche por ácido sulfúrico seguramente le habría dado más interés a la prueba.

-Menor tiempo en “empaquetarse” en una maleta: 5,43 segundos. Especial para inmigrantes ilegales.

-Mayor número de “piercings” implantados en una sesión. Dado que fueron 3.900 en total, supongo que no todos se los pondrían al mismo...

-Mayor colección de patos de goma: más de 5.600, que ya son patos.

-Mayor peso soportado con la lengua: 12,5 kilos. Supongo que se quedaría sin ganas de hablar durante una temporada.

-Mayor peso soportado con los pezones: 31,9 kilos. Aviso a malpensados: era un hombre.

-Mayor distancia alcanzada lanzando chorros de leche ¡con los ojos! No me pregunten cómo...

-Mayor distancia caminando descalzo sobre placas de cocina (encendidas, se entiende): 22,90 metros. La fuente consultada no indica como quedaron las plantas de los pies del individuo.

-Uñas (de las manos) más largas del mundo: 9,85 metros (entre todas) en categoría masculina y 8,65 en la femenina. Me pregunto cómo se las apañarán para rascarse.

-Mayor duración de una convivencia con escorpiones: 33 días con 5.320 de estos bichitos. No se indica si luego acabó con las existencias de antihistamínicos de la farmacia más cercana.

En ocasiones las “hazañas” -así las denomina la página oficial- no son individuales, sino colectivas, en una muestra patente de que todo se pega menos la hermosura. Veamos algunos ejemplos:

-El cóctel de camarones más grande del mundo: concretamente 488 kilos de camarones ya pelados (con cáscara eran 675), a los que se sumaron 57 litros de ketchup, 10 litros de zumo de limón, 5,6 litros de salsa brava; por lo menos, 4 litros de salsa inglesa, 3 kilos de sal, 1 litro de salsa de Tabasco y 30 gramos de pimienta. Por lo menos supongo que serviría para que luego se dieran una comilona...

-Mayor número de parejas besándose de forma colectiva (juntos pero no revueltos, se entiende). Este intento, por cierto, se hizo en mi ciudad natal de Alcalá de Henares, aunque advierto a los posibles interesados que yo no participé.

-Mayor número de personas abrazándose durante un minuto. Actualmente está en posesión de Valladolid, que al parecer presume de ser la ciudad española con mayor número de récords Guinness en su haber... sin comentarios.

-Mayor mesa de restaurante, en El Campello (Alicante), con casi 1,2 kilómetros de longitud. Menuda paliza para los camareros...

-Mayor número de comedores de perritos calientes: 3.140 valencianos. Por lo menos, merendaron gratis.

-Mayor dominó ¡de colchones!, en poder de Huesca, concretamente 526. ¿Se irían a dormir al terminar?

-Mayor reunión de zombies, 9.600 individuos en Ciudad de México. Lo que no tengo del todo claro es si tan sólo iban disfrazados o si, por el contrario, tenían realmente la cabeza tan vacía como cabría esperar de un muerto viviente de verdad.

Podría seguir con más ejemplos de majaderías, y seguro que me he dejado algunas sublimes en el tintero, pero creo que con las mostradas basta y sobra para demostrar hasta qué punto puede llegar la estupidez humana... lástima que esta última no tenga convocatoria propia, porque sin duda estaría muy concurrida. Mejor dicho, enormemente concurrida.




Post data

Acabo de enterarme de que al ayuntamiento de Alcalá de Henares se le ha ocurrido incluir dentro de la programación de La Noche en blanco, esa extraña manera de fomentar el sonambulismo que se ha puesto tan de moda últimamente, la genial idea de invitar a la gente a hacer la estatua durante dos minutos en las calles del centro de la ciudad. Alcalá detenida se llama el invento, y el objetivo confeso del mismo es arrebatar a París, actual poseedora del récord mundial en la especialidad, el honor de “congelar” al mayor número posible de personas de forma simultánea; se entiende que literalmente hablando, ya que si consideráramos el paro laboral ganaríamos por goleada sin necesidad de convocatoria alguna.

Y dicen que Alcalá es patrimonio de la humanidad... sin comentarios.


Publicado el 10-10-2011
Actualizado el 22-3-2012