Vance Lorigan, un western crepuscular





Antes de seguir adelante, vaya una explicación: nunca he sido especialmente aficionado a las películas del oeste, y eso que en las sesiones dobles de mi infancia y adolescencia vi muchas de ellas sin pretenderlo cuando en realidad la que me interesaba era la otra. Tiempo después descubrí que el problema no era del género sino de toda la paja que había en él, lo que me permitió disfrutar de obras maestras tales como los clásicos de John Ford u otras como Lo que el viento se llevó, Los siete magníficos, Duelo al sol, La conquista del oeste, Horizontes de grandeza , La leyenda de la ciudad sin nombre o la trilogía de Sergio Leone, sin olvidarnos de series televisivas como Bonanza.

En la literatura mis conocimientos son mucho menores, ya que salvo en casos concretos como Horizontes azules, El último mohicano, La cabaña del Tío Tom o las novelas de Tom Sawyer y Huckleberry Finn, la mayoría de los cuales cuentan también con versiones cinematográficas, la verdad es que tampoco he tenido muchas ocasiones para profundizar en el ámbito de la literatura general. Y aunque dentro de las novelas de aventuras clásicas se cuentan autores tan renombrados como Karl May o Zane Grey, por diversas razones quedaron fuera de mi alcance en la época en la que los hubiera podido leer.

Lo mismo me ocurrió con los bolsilibros. Tras varios tanteos me decanté por la ciencia ficción, y aunque presté cierta atención a otros géneros como el bélico, el policíaco o el terror, los del oeste nunca me llamaron demasiado la atención. Así pues, sólo conozco por referencias a autores tan significados en este género como José Mallorquí, Marcial Lafuente Estefanía, Silver Kane, Keith Luger y otros muchos.

Por esta razón, cuando Alfonso M. González -o su alter ego Alan Dick, Jr.- me propuso que leyera Vance Lorigan, su incursión en la temática del oeste tras su paso por la ciencia ficción, fui sincero al responderle que dado mi insuficiente conocimiento sobre este género no me veía capacitado para escribir una reseña; pero al final leí el bolsilibro y, aunque sigo considerándome poco autorizado para ejercer como crítico ni es esa mi intención, sí puedo dar a conocer mi opinión personal, intransferible y posiblemente discutible, pero eso sí sincera.

Vayamos, pues, al bolsilibro en cuestión. Yo lo que más temo del género del oeste es encontrarme con un pastiche tan abundante en tópicos manidos como carente de profundidad, que es lo mismo que decir de calidad, algo inevitable dada la popularidad del género que redunda inevitablemente en la existencia de mucha paja. Y, vaya por delante, éste no fue el caso. Si se me pide que describa Vance Lorigan -el título corresponde al nombre del protagonista-, diré que me pareció lo que los entendidos llaman un western crepuscular del estilo de Sin perdón, otra película magnífica aunque muy diferente de los clásicos del género, y quizás no sea casualidad que la excelente ilustración de la portada represente a un viejo pistolero con cierto parecido a un veterano Clint Eastwood.

El argumento va de perdedores entre los que se encuentra el viejo Vance Lorigan, un legendario pistolero que en el ocaso de su ajetreada vida tropieza en un perdido y aletargado pueblo con unos marginados sociales -discúlpeseme si empleo terminología moderna- con los que muy a su pesar se verá obligado a compartir aventuras y desventuras.

Pero Vance Lorigan oculta, tras su dura e implacable máscara, un secreto celosamente guardado incluso para sus compañeros, el cual sólo se desvelará al final de forma sorpresiva y, a mi modo de ver, acertada; aunque claro está que no lo voy a revelar aquí. Entre otras razones, porque la novela merece leerse incluso por aquéllos que, como yo, hubieran preferido otros escenarios.

Veamos, por último, lo que opina el autor de su obra:


“Para la creación de un bolsilibro del Oeste, me sumergí en una exhaustiva investigación y exploré varios ejemplos de la literatura popular de nuestra patria. Inicialmente pensé que Silver Kane, un autor cuyas obras he devorado con avidez, sería mi principal influencia. Sin embargo, descubrí que Donald Curtis, José Mallorquí y Peter Debry también han dejado su huella en mi trabajo.

Decidí rendir homenaje a estos titanes de la literatura, incorporando sutiles referencias a ellos en los nombres de casi todas las ciudades ficticias que aparecen en esta novelita.

En cuanto a ‘Vance Lorigan’, el motor creativo, mi objetivo era crear un western que se desviara de los clichés habituales. Reflexioné sobre cómo podría utilizar estos clichés de una manera única y especial para contar la historia del pistolero más temido del lejano oeste, sin caer en los estereotipos.

Este bolsilibro aborda una variedad de temas, desde el valor oculto de la marginalidad hasta las sempiternas tramas de venganza. Explora la idea de que las cosas no siempre son lo que parecen y critica la tendencia humana a seguir ciegamente a la multitud, una actitud que nos acerca más a ser ovejas que a ser humanos...

Visitar este Far West de Vance Lorigan ha sido una experiencia más gratificante de lo que esperaba. Son tierras a las que, tal vez, deba regresar en el futuro”.


Esperemos que sea así.


Publicado el 14-5-2024