Alfonso Arizmendi (Alf. Regaldie)





El pasado 12 de enero de 2004 fallecía en Valencia, ciudad en la que residía desde hacía muchas décadas, el decano de la literatura popular española, Alfonso Arizmendi Regaldie, más conocido por el seudónimo Alf. Regaldie formado con la abreviatura de su nombre y con su segundo apellido, de origen francés, aunque también utilizó el de Carlos de Monterroble. Arizmendi había nacido en 1911 en la localidad canaria de San Cristóbal de la Laguna, pero durante la mayor parte de su vida residió en Valencia, por lo que se le puede considerar con toda justicia miembro de pleno derecho de la escuela de ciencia ficción valenciana.



Tuve la suerte de conocerlo personalmente en mayo de 2003 durante la celebración de los actos conmemorativos del cincuentenario de la colección Luchadores del Espacio, organizados por la Universidad de Valencia, sin que su delicado estado de salud impidiera su asistencia, pudiendo conocer de primera mano los allí asistentes, gracias a la amabilidad de sus hijas, detalles interesantes de su vida como escritor.



Al igual que ocurrió con otros muchos contemporáneos suyos, Arizmendi tuvo la desgracia de verse atrapado en la vorágine de la Guerra Civil española, participando como combatiente en el bando republicano. lo que le acarreó, como es fácil suponer, serias dificultades una vez acabada la contienda, llegando a estar encarcelado por ello durante siete años. No es el de Arizmendi un caso único dentro del ámbito de la ciencia ficción popular, ya que otros autores como Fernando Ferraz Fayos (el Profesor Hasley), Enrique Sánchez Pascual (H.S. Thels, Law Space...) o el conocido Marcial Lafuente Estefanía pasaron por experiencias similares. Dadas las trabas de todo tipo con las que estos antiguos combatientes republicanos se encontraron en la España de la posguerra incluso para cuestiones tan básicas como encontrar trabajo, muchos de ellos, poseedores de un amplio bagaje cultural, se refugiaron en uno de los pocos ámbitos en los que podían ganarse la vida en esos duros años gozando además de un discreto, y muchas veces necesario, anonimato. El propio Arizmendi me comunicó que durante décadas había sido un escritor profesional, dedicándose a la literatura popular como única actividad laboral y escribiendo más de seiscientas novelas, de las cuales tan sólo una pequeña parte pertenecen a la ciencia ficción debido a que, probablemente, este género no debía de resultar muy de su agrado.



Aunque Arizmendi ya había realizado algunos trabajos literarios con anterioridad a la Guerra civil, su dedicación a la literatura popular arranca de la más inmediata posguerra, dándose la circunstancia de que sus primeras obras fueron escritas cuando todavía estaba recluido en la cárcel. Su actividad creativa, que no sólo abarcó a la narrativa sino que también se extendió, según el estudioso Jesús Cuadrado, a los cómics en su doble faceta de guionista y dibujante, estuvo ligada en su mayor parte a la editorial Valenciana, con la que empezó a colaborar en una fecha tan temprana como 1940, cuando todavía permanecía en prisión. Dentro de esta editorial participó, entre otras cabeceras, en Pumby, Jaimito, Roberto Alcázar y Pedrín, El Guerrero del Antifaz, El Pequeño Luchador, Purk, el Hombre de Piedra, Capitán Látigo o Mariló, así como en numerosas adaptaciones de obras literarias. Asimismo fue habitual en colecciones de narrativa tales como Florida, donde publicó tres novelas, o Comandos, de la que fue uno de los autores más prolíficos con un total de 36 títulos.



Al igual que ocurrió con otros escritores de Valenciana, a mediados de la década de los cincuenta Arizmendi probó también suerte en la recién creada colección Luchadores del Espacio, disfrutando inicialmente de un virtual mano a mano con Pascual Enguídanos durante los primeros treinta números -un año largo- de ésta. Aparecida su primera novela con el número 5, tras las cuatro primeras de la Saga de los Aznar, Arizmendi publicó, en los primeros treinta y un números de la colección, un total de doce novelas frente a diecinueve de Enguídanos. Sin embargo, a partir de entonces la situación cambió drásticamente ya que, coincidiendo con la aparición de nuevos autores, y quizá por no encontrarse demasiado cómodo escribiendo ciencia ficción, Arizmendi dejó de participar en ella, publicando tan sólo una postrer novela con el número 70.



Y después vino el silencio ya que, tras publicar un único título a finales de los años cincuenta en la colección Policía Montada, debió de abandonar la editorial Valenciana, no figurando su seudónimo en la más tardía colección Western. A partir de entonces colaboró con otras editoriales, escribiendo al menos 130 títulos en Oeste y Servicio Secreto, de Bruguera, otro en Rodeo Extra, de Cíes y uno más en las colecciones de Toray; pero no volvería a abordar la ciencia ficción durante muchos años.



Centrémonos, pues, en ese poco más de una docena de títulos que constituye su aportación a la colección Luchadores del Espacio, la cual no carece en modo alguno de interés aunque el hecho de compartir protagonismo con Pascual Enguídanos quizá haya podido eclipsar un tanto -como ocurrió también con el resto de los escritores de la colección- su figura. Hay que tener en cuenta que Arizmendi no fue en modo alguno un escritor especializado en este género que abarca tan sólo una parte muy minoritaria de su obra, por cuyo conjunto puede ser considerado en justicia como uno de los principales escritores de literatura popular española. Eso sí, aunque Arizmendi no creó nada parecido a la Saga de los Aznar -ningún escritor de la colección, fuera del propio Pascual Enguídanos, lo hizo-, agrupó la mayor parte de sus novelas en ciclos narrativos, pudiendo considerarse a uno de ellos formado por un total de ocho títulos -los tres primeros, aunque independientes, comparten un marco común entre sí y con la serie de Piratas del espacio, que abarca los cinco restantes- mientras los cuatro de la serie de Destructores de mundos conforman un segundo ciclo, más breve pero más cohesionado. La decimotercera y última de sus novelas, Cuando el monstruo ríe, es curiosamente la única independiente, ajena a cualquier ciclo. En todas ellas Arizmendi se muestra como un fiel seguidor de la tradicional línea pulp tan característica de la colección Luchadores del Espacio, desenvolviéndose con oficio pese a no ser este género su favorito.



Habrían de pasar muchos años, más de veinte, para que entre 1976 y 1977 Arizmendi volviera a abordar fugazmente la ciencia ficción, publicando un pequeño número de novelas -cinco en total- en la colección La Conquista del Espacio, de la editorial Bruguera. Esta peculiaridad, muy poco frecuente en los escritores de la colección de la editorial Valenciana, permite comparar la evolución de Alfonso Arizmendi en tan largo período de tiempo, muy matizada por las notables diferencias existentes entre ambas colecciones, la primera de las cuales es la notable disminución en la longitud de las novelas de Bruguera, 90 páginas frente a las alrededor de 120 de las de Valenciana, lo que supone una cuarta parte menos. Aunque la razón para ello no fue otra que un prosaico intento de reducir gastos en unos años en los que el precio del papel disparó los costes de edición, esta iniciativa redundó inevitablemente en la calidad de los originales, que ya de por sí no era demasiado elevada, de las colecciones populares de Bruguera, debido a que la displicente política editorial de la misma estaba mucho más interesada en la cantidad que en la calidad de sus numerosas publicaciones.



Así pues, no es de extrañar que estas novelas resulten ser bastante mediocres y, con diferencia, bastante peores que las escritas por Arizmendi para Luchadores del Espacio. Por si fuera poco, nos encontramos además con algunos añadidos que llevan la marca particular de la casa, tales como un seudoerotismo de guardería -eran los años del destape- tan absurdo como cogido de los pelos. ¿Cuál es la razón de este profundo bajón? Lo ignoro, aunque en los veinte años que median entre ambos grupos de novelas Arizmendi escribió numerosas obras de otros géneros, por lo que oficio literario no debía de ser precisamente lo que le faltara. Así pues, supongo que las imposiciones de la dirección de la colección, tan tajantes como aberrantes si hacemos caso a Ángel Torres Quesada, debieron de influir lo suyo. Al parecer, mientras Valenciana o Toray enfocaban sus novelas hacia un público adolescente, Bruguera buscaba más bien lectores adultos de bajo nivel cultural para los cuales cualquier floritura estaba completamente de más. Otra cuestión que se nota palpablemente al leer las novelas de La conquista del Espacio es que éstas están escritas de forma mucho más descuidada debido, probablemente, a que los responsables de la colección no debían de ser especialmente exigentes al respecto, con lo cual dada la forma de escribir de estos escritores, por lo demás unos excelentes profesionales -literalmente a destajo-, no es de extrañar este desaliño.



Y después vino de nuevo el silencio, esta vez de forma definitiva. Cabe pensar que, dado que por entonces debió de tener lugar la jubilación de Arizmendi, éste abandonara la escritura en busca de un merecido descanso que se prolongó durante más de un cuarto de siglo.



Novelas de ciencia ficción de Alfonso Arizmendi
publicadas en Luchadores del Espacio


Título Título
5 Pánico en la Tierra 22 Si los mundos chocan
8 La I.P. nº 1 en peligro 28 Destructores de mundos
10 Los hombres araña de Júpiter 29 D-3, base de monstruos
18 Piratas del espacio 30 El enigma de Acrón
19 Errantes en el infinito 31 Apocalipsis atómica
20 El misterio de los hombres de piedra 70 Cuando el monstruo ríe
21 Trágico destino

Novelas de ciencia ficción de Alfonso Arizmendi
publicadas en La Conquista del Espacio


Título Título
314 Proyección a otra galaxia 366 Peligro de invasión
339 Atacados en el espacio 376 Un mundo en tinieblas
356 El enigma de Airón

Publicado el 8-3-2004 en el Sitio de Ciencia Ficción
Actualizado el 8-5-2019