Diccionario apócrifo





Les aseguro que no pretendo en modo alguno enmendar la plana a estos señores


En realidad esta sección tiene poco de particular, ya que la invención de neologismos es tan antigua como el propio idioma, y son muchos los que se me han adelantado. Algunos en broma, como José Luis Coll y su hilarante Diccionario de Coll, del que me confieso humilde heredero. Otros en serio, como el inefable -en todos los sentidos- Jesús Gil y su genial e involuntario hallazgo del adjetivo ostentóreo, merced al cual merecería haber entrado por la puerta grande en la Real Academia de la Lengua. Y, por último, tantos y tantos políticos y periodistas que no tienen el menor empacho en moler a patadas al diccionario con mejor o, normalmente, peor fortuna, sin que parezca importarles lo más mínimo su patente y pertinaz ignorancia.

Yo, huelga decirlo, he pergeñado todos estos términos en broma... aunque muy en serio.

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