Suspenso en matemáticas
O en geografía, según se mire, ya que el gazapo abarca en esta ocasión ambas disciplinas. Ocurrió el 12 de junio de 2000, fecha en la que el diario EL PAÍS publicó un artículo firmado por Juan Arias bajo el titular Una ONG compra 172.000 hectáreas de la Amazonia. El tema de la noticia no es de interés en esta sección, pero sí el afán que muestran algunos periodistas por añadir apostillas innecesarias para demostrar, supongo, su presunta erudición... sin molestarse en consultar antes una enciclopedia,
Así, en el mismísimo primer párrafo me encontré con la siguiente perla:
La compra de 172.000 hectáreas de selva amazónica (territorio superior a Bélgica)...
Nada tenía que objetar a las 172.000 hectáreas, extensión que supongo sería correcta, pero sí al breve texto encerrado entre paréntesis. ¿Superior al territorio de Bélgica?
El terreno comprado era ciertamente grande, ya que 172.000 hectáreas equivalen a 1.720 kilómetros cuadrados; pero Bélgica, aunque pequeña, no es ni de lejos tan diminuta, ya que su superficie alcanza los 30.528 o, según otras fuentes, 30.688 km2, sin que haya podido averiguar a qué se deben esos 160 km2 de diferencia. En cualquier caso resulta irrelevante, puesto que el territorio belga es casi veinte veces mayor -para ser exactos 17,75 o 17,84, según tomemos un valor u otro- que ese terreno amazónico.
Y no es que faltaran ejemplos. Para hacer una comparación correcta tendría que haberse recurrido a ejemplos como la isla de Lesbos (1.630 km2), la de Rodas (1.398 km2), el archipiélago de las Feroe (1.393 km2) o Hong Kong (1.104 km2), ya que hasta Luxemburgo, con 2.586 km2, le viene grande. Fijándonos en los lagos, y descartando por poco conocido al ugandés Kyoga que tiene su extensión exacta, sí podría haberse elegido al Chad, que con sus 1.500 km2 no quedaba demasiado lejos.
De haber preferido hacer las comparaciones con territorios españoles, más familiares para los lectores, habría servido Guipúzcoa, la provincia más pequeña, que con una extensión de 1.997 km2 rebasa al terreno amazónico en apenas un 16%, o las islas canarias de Tenerife (2.034 km2, un 18% más), Fuerteventura (1.660 km2, un 3% menos) y Gran Canaria (1560 km2, un 9% menos).
En resumen, había ejemplos de sobra lo suficientemente aproximados para ilustrar el artículo, pero Bélgica... se pasaron siete pueblos.
Y eso que todavía no se había implantado la moda de utilizar como unidad de medida el campo de fútbol, identificado como una hectárea pese a que la superficie real del terreno de juego, al menos en lo que a la primera división española se refiere, suele andar alrededor de las 0,7 hectáreas; porque de haber sido así, me imagino al redactor comparando el terreno de marras con 172.000 campos de fútbol, que aun así son muchos campos de fútbol.
Publicado el 3-8-2019