El diario EL PAÍS publicaba, con fecha 19 de octubre de 2018, el artículo La gota fría vuelve a descargar con furia en el Levante antes de volver a Andalucía, en el que se hacía un recorrido por las provincias afectadas por unas lluvias torrenciales que, como suele ser habitual en las regiones mediterráneas, habían provocado inundaciones.

Todo iba bien hasta que tropecé con el siguiente párrafo, que ciertamente no deja en muy buen lugar a los conocimientos de geografía española de su redactora:

“En Teruel hay aviso en la capital y otras seis localidades por la crecida del río Alfambra, un afluente del Júcar. Sobre las dos de la tarde, el Alfambra comenzaba ya a desbordarse en la localidad que le da nombre.”

A no ser que se hubiera hecho un trasvase Turia-Júcar sin que yo me enterara, se da la circunstancia de que el Alfambra nunca ha desembocado en el Júcar, sino en el Turia. Para ser más precisos el Alfambra confluye con el Guadalaviar en las proximidades de la ciudad de Teruel, el cual pasa a llamarse Turia a partir de entonces hasta su desembocadura en Valencia.

Dado que la cuenca del Turia no cuenta con confederación hidrográfica propia sino que está incluida en la del Júcar, todo parece indicar que, al proceder la información de esta última, la redactora interpretó que el Alfambra desembocaba en este río... y se quedó tan campante sin molestarse en consultar un mapa, que tampoco era tan complicado.

Yo recuerdo que en el colegio me enseñaron, y me hicieron aprender, los ríos de España y sus principales afluentes. ¿Será que ahora tan sólo se estudian los de la correspondiente comunidad autónoma?