La reina de Francia que no lo fue





Hortensia de Beauharnais, hijastra y cuñada de Napoleón y reina... de Holanda



En esta ocasión el tirón de orejas le corresponde a ABC, un periódico por lo general bastante más cuidadoso con la historia que el resto de sus colegas... pero ya se sabe la degradación que han sufrido en el gremio periodístico las temáticas que antaño se definían con el término genérico de cultura general... con el agravante de que ahora ni siquiera hay que levantarse de la mesa para ir a consultar la enciclopedia, y eso si la tenías a mano, ya que basta con abrir una ventana del navegador y hacer la consulta en internet; pero ni con esas.

El artículo en cuestión, farragosamente titulado La involución de las costumbres: de los “bikinis” en la Antigua Roma a los bañadores de tres kilos en el siglo XIX, apareció publicado con fecha 16 de agosto de 2022 en la edición digital de este diario, y en él se hacía una breve, y a mi modo de ver incompleta y aun frívola, historia del bañador femenino, aunque la matización del sexo no apareciera en el largo título. En general puede calificársele más de anecdótico que de histórico, pero bueno, ya se sabe que en verano los periódicos, por una razón real o bien por una tradición arraigada, acostumbran a trufar sus secciones con artículos relativamente irrelevantes.

Pero no es esto lo que pretendo criticar, sino el grave error histórico en que incurrió el redactor cuando al hablar de la aparición de los primeros bañadores modernos -es un decir- de la historia, retrocediendo hasta las primeras décadas del siglo XIX:


Al principio, eso sí, se bañaban vestidos, pero pronto se dieron cuenta de que era necesario crear una prenda específica para esa actividad. Los pocos historiadores que se han ocupado del tema aseguran que la reina de Francia, Hortensia de Beauharnais, fue una de las primeras en lucir un traje de baño “moderno” en 1812.


He de reconocer que, haciendo excepción de sus ramas principales, no estoy demasiado puesto en la compleja genealogía de la monarquía francesa, pero que hubiera una reina con ese nombre en pleno período napoleónico me sonó muy extraño. Ciertamente no podría decir sin consultarlo quienes fueron las consortes de los monarcas posteriores, tanto los borbones Luis XVIII y Carlos X como Luis Felipe de Orleans, y si conozco a la esposa de Napoleón III es porque fue la española Eugenia de Montijo. Pero en 1812 todavía reinaba en Francia Napoleón -el I, se entiende-, y en 1812 llevaba casado dos años con María Luisa de Austria, hija del emperador Francisco I, tras divorciarse de Josefina de Beauharnais. Así pues no cuadraba.

Pero el apellido coincidía... una rápida consulta en la Wikipedia, aunque ya algún lector se me había adelantado advirtiendo en los comentarios, despejó mis dudas. Hortensia de Beauharnais era hija de la emperatriz Josefina y su primer esposo, Alejandro de Beauharnais, y por lo tanto hijastra de Napoleón. Pertenecía, pues, a la familia imperial francesa aunque fuera de rebote, pero no era reina de Francia por razones obvias amén de que en 1812 Francia no tenía reina, sino emperatriz. Hortensia, según las crónicas, se mantuvo al lado del emperador tras su divorcio y contrajo matrimonio con su hermano Luis Bonaparte, lo que la convirtió en cuñada del emperador, siendo la madre del futuro Napoleón III.

Hortensia fue efectivamente reina consorte pero no de Francia sino de Holanda, trono en el que colocó Napoleón a su hermano al igual que hiciera en otros reinos europeos que convirtió en vasallos como España, Westfalia o Nápoles, donde entronizó a hermanos suyos -a nosotros nos cayó en suerte José- o a familiares cercanos como su cuñado Murat, al que hizo rey de Nápoles.

En resumen: Hortensia de Beauharnais era francesa y fue reina, efímera eso sí, entre 1806 y 1810; pero de Holanda, no de Francia. Y, segundo gazapo, ya no lo era en 1812 cuando, según el redactor, inventó el bañador, porque dos años antes su esposo había sido destronado por Napoleón al negarse a ser un rey títere de su autoritario hermano.

Varios días después de publicado el artículo los dos errores seguían sin ser corregidos pese a que habría bastado con cambiar Francia por Holanda y añadir el prefijo ex o el adjetivo antigua al sustantivo reina. Pero ya se sabe, sostenella y no enmendalla suele ser una práctica bastante habitual en el periodismo español actual.


Publicado el 20-8-2022