Suspenso en zoología
¿Es un pez? ¿Es un
avión? No, es una ballena azul
Fotografía tomada de
www.bbc.com
La incultura de los periodistas comienza a ser preocupante, ya que no se trata de errores que podemos cometer cualquiera, sino de una garrafal metedura de pata que en mis tiempos -y hablo de la primaria, ni siquiera del bachillerato- le habría costado un suspenso a su perpetrador. Pero ahora cuela...
Edición digital del diario El Confidencial, artículo José García Gómez, el nombre falso del rey de España: 10 años de la caída en Botsuana, publicado con fecha 10 de abril de 2022 y firmado con un nombre que por vergüenza ajena voy a silenciar. Como su título indica el artículo está dedicado a las trapisondas del rey emérito con anterioridad a que lo fuera, pero esto es algo sobradamente conocido y ajeno a mi tirón de orejas, por lo que no voy a abordarlo aquí. Lo que me puso los pelos de punta, y mira que me quedan pocos, fue la siguiente afirmación:
El objetivo de Juan Carlos I era matar un elefante, el mamífero más grande.
Según todos los indicios al redactor de la noticia y al corrector, si es que esta especie en extinción sigue existiendo, se les debió de olvidar, en caso de que lo supieran, que las ballenas son unos animalitos un pelín más grandes que los elefantes y que, mientras no se demuestre lo contrario, siguen siendo mamíferos -y mamíferas, no me vayan a tildar de machista- por muy acuático que resulte su hábitat. Y no por poco: la ballena azul, el cetáceo de mayor tamaño, mide entre 24 y 27 metros de morro a cola -más que un vagón de tren- y pesa entre 100 y 120 toneladas, aunque se han conocido ejemplares de más de 30 metros y 170 toneladas. Para los amantes de las estadísticas se puede añadir que en su boca caben hasta 100 toneladas de agua, su lengua pesa casi tres toneladas y su corazón hasta 600 kilos.
Por el contrario, los machos del elefante africano de sabana, la especie de mayor tamaño de las tres existentes, tan sólo alcanzan unos modestos 6 a 7,5 metros de longitud, de 3,2 a 4 de altura hasta la cruz y pesan tan sólo unas 6 toneladas, aunque está documentado un ejemplar que rebasó excepcionalmente las 12, quizá porque siguiera una dieta a base de espinacas.
Es posible que si continúa la salvaje devastación del medio ambiente estos cetáceos acaben extinguiéndose y el récord Guinness pase por abandono suyo a los elefantes, pero al día de hoy, por fortuna, siguen vivitos y coleando, por lo cual los parientes de Dumbo se tendrán que conformar con el premio de consolación de ser los mamíferos terrestres de mayor tamaño, adjetivo que olvidó incluir el redactor desconozco si por despiste o por pura ignorancia. En cualquier caso nadie le corrigió, lo que todavía es más grave.
Por si fuera poco las ballenas, o al menos las especies mayores, son los animales más grandes que han existido jamás sobre la Tierra, incluidos los mismísimos dinosaurios tamaño XXL como el brontosaurio, el braquiosaurio o el diplodocus, saurópodos para los amigos, cuyos representantes de mayor tamaño llegaron a alcanzar, gracias a sus largos cuellos, cerca de 40 metros de longitud y 20 de altura -en esto superaban con creces a la ballena azul-, pero cuyo peso -no siempre para los mismos- llegaba únicamente a las 70 o 90 toneladas, bastantes menos que el de ésta.
En cualquier caso, señor redactor, suspenso sin paliativos en zoología.
Publicado el 10-4-2022