¡Peligro, “artista” suelto!





Cuidado, no vayan a pisar la “obra de arte” del suelo



La plaga del mal llamado arte contemporáneo, que muchas veces no es arte ni por fortuna monopoliza la creación artística de nuestra época, no deja de sorprender no ya por sus continuas extravagancias, a las que por desgracia estamos ya sobradamente acostumbrados, sino porque una y otra vez consigue superarse a sí mismo brindándonos titulares en los periódicos que serían para reír a carcajadas de no ser porque en realidad te entran unos irrefrenables deseos de llorar al ver en qué ha quedado una de las más gloriosas manifestaciones de la creatividad humana.

Veamos, por ejemplo, la noticia que saltó a los medios de comunicación el pasado mes de agosto, que hubiera sido chusca de no haber mediado su peligrosidad; porque en esta ocasión, no se trató de una simple mamarrachada o de una inofensiva tomadura de pelo, sino de una grave imprudencia que pudo haber acarreado consecuencias todavía peores.

El responsable material del desaguisado fue el “artista” británico Anish Kapoor -muy sir, que conste- especializado al parecer en agujeros según se deduce de una rápida búsqueda de sus obras por internet. Hasta aquí poco le distinguiría del resto de sus colegas, e incluso alguna de sus esculturas puede resultar, si no se es demasiado exigente, razonablemente decorativa. El problema fue que en esta ocasión la perpetrada en un museo de Oporto fue la titulada “Descenso al limbo”, definida por los responsables de la institución como “Un juego formal y metafórico entre luz y oscuridad, interior y exterior, el contenido y el infinito” (sic), y por los prosaicos periodistas como un hoyo circular de 2,5 metros de profundidad cavado en el suelo en mitad de una sala.

En la práctica. lo que acabó consiguiendo fue que el descenso de un visitante despistado fuera no al limbo sino al fondo del agujero, al que cayó accidentalmente tras pisarlo creyendo que se trataba de un círculo pintado en el suelo, error que le supuso acabar ingresado en un hospital. Los responsables del museo, tan culpables del desaguisado como el propio “artista”, se defendieron afirmando que la “obra” tenía señales de precaución, pero en las fotos publicadas en internet, y son bastantes -al parecer lleva desde 1992 agujereando suelos-, yo no he apreciado la menor barrera o señalización que lo indicara, viéndose por el contrario como la gente se aproxima hasta el mismo borde e incluso introduce los brazos en su interior. Lo que desconozco es si, a raíz del incidente, los mayores protocolos de seguridad anunciados consistieron en rodearlo con vallas de obra tal como parece lo más inmediato.

Eso sí, a partir de ahora cada vez que pase junto a alguno de los numerosos agujeros con los que constantemente están levantando las calles, miraré con mucho más respeto a los obreros encargados de cavarlo; al fin y al cabo ellos no dejan de ser también unos “artistas” del vaciado, y además suelen ser bastante más prudentes a la hora de señalizar sus “obras” para evitar que nadie acabe cayendo accidentalmente en su interior.

Y no digamos ya de los túneles del metro.


Publicado el 18-9-2018