Provisionalidad longeva
Siempre se ha dicho que en nuestro país nada hay más duradero que lo provisional, de lo cual nos podemos encontrar con muestras más que sobradas casi en cualquier lugar en el que miremos, desde viviendas, colegios u otras instituciones en barracones provisionales que se perpetúan en el tiempo, desvíos provisionales en calles y carreteras o profesionales sanitarios y docentes arrastrando una interinidad no deseada desde hace décadas en un claro fraude de ley, y no precisamente por culpa suya, de una Administración que incumple de forma reiterada y contumaz sus propias leyes.
Comparado con ello lo que saco a relucir aquí es una mera anécdota, lo que no impide que constituya un símbolo de esta desidia secular. Éste es el caso del cartel con el que me encontré en una localidad cuyo nombre he preferido borrar del rótulo indicador, ya que podría haber sido en cualquier otro lugar resultando por tanto injusto ensañarnos con ella: en él se indicaba la existencia de un aparcamiento provisional que desde luego lo era, puesto que se trataba de un simple descampado en el que ni siquiera se habían segado las hierbas, lo que impedía ver la existencia de algún bache en el que con suerte podías dejarse una rueda.
Si se fijan con detenimiento verán que la pintura del cartel estaba completamente cuarteada, lo que parece indicar que la citada provisionalidad venía de largo. Cabe pensar que quizás hubiera sido conveniente cambiar el rótulo por uno nuevo, o bien borrar el adjetivo reconociendo honradamente la realidad; pero ya se sabe, estamos en España.
Publicado el 8-5-2023