Ni tóxico, ni radiactivo
Desde hace bastante tiempo vengo observando con preocupación como el diario EL PAIS incurre en errores de bulto muchas de las veces en las que sus redactores informan sobre temas científicos; errores no sólo detectables por aquellos que poseen una formación científica de rango universitario, ya que incurren en el campo de lo comúnmente denominado como cultura general.
Así, a modo de muestra, pueda reseñarle dos ejemplos recientes. Con motivo del naufragio del carguero Casón frente a las costas. de Finisterre, he tenido ocasión de leer, al menos en dos ejemplares de distintas fechas, la afirmación de que el hidrógeno desprendido por la reacción del sodio metálico con el agua era un gas altamente tóxico según los especialistas en química industrial (EL PAIS, 11-12-87, pág. 18).
El hidrógeno no sólo no es altamente tóxico, sino que no lo es en absoluto... Lo que no impide su peligrosidad, que no viene dada por la toxicidad sino por el hecho de que este gas arde violenta y explosivamente en contacto con el oxígeno del aire. Así, las normas de seguridad que vienen impresas en todos los recipientes que contienen productos químicos califican al hidrógeno como extremadamente inflamable, sin hacer la menor alusión a una toxicidad de la que está completamente privado.
El segundo ejemplo está recogido del ejemplar del día 13 de diciembre de 1987, que en su página 6 y dentro del artículo dedicado a la chilena Colonia Dignidad, afirma que esta colonia es la propietaria del único yacimiento de titanio -material radiactivo y de carácter estratégico- existente en Chile.
El titanio, ciertamente, es un metal de gran valor estratégico gracias a sus aplicaciones en las industrias: aeronáutica y de armamento... Pero no es en absoluto radiactivo, ya que se trata de un elemento químico, perfectamente estable frente a la desintegración radiactiva, cuyo principal interés radica en la capacidad que tiene de poder sustituir a otros metales como el hierro o sus aceros, mucho más pesados que el aludido titanio.
Es una lástima que EL PAIS, uno de los periódicos más prestigiosos de España e incluso de Europa, no ponga un mayor cuidado en estas informaciones científicas ya que, vuelvo a repetirlo, no se trata en modo alguno de hechos aislados. Aún recuerdo gazapos tales como catalogar a los delfines como peces, confundir el billion inglés (mil millones) con el billón español (un millón de millones), o la confusión de los ácidos sulfúrico y sulfhídrico.
Comentada por el Defensor del Lector el 17-1-1988 en EL PAÍS