Alcalá y Guadalajara no son rivales



Como alcalaíno, como suscriptor de su periódico y como persona enamorada e identificada con la ciudad y con la provincia de Guadalajara, lugar del que por cierto procede parte de mi familia, no he tenido por menos que sentirme dolido por el comentario que en la sección Se habla, se dice, se comenta... del ejemplar número 2.671, de fecha 23-2-90, de su semanario, se hace con respecto a la mancomunidad de aguas del Sorbe y en el cual, de una manera explícita, se afirma que resulta incomprensible que la presidencia de la citada mancomunidad la ostente Alcalá por no ser esta ciudad un municipio de Guadalajara, añadiéndose a continuación que es posible que este problema (se usa este sustantivo) acarree una inferioridad de derechos y condiciones para la provincia de Guadalajara.

Sin el menor ánimo por mi parte de entrar en polémicas sino, todo lo contrario, buscando un diálogo constructivo, desearía que me permitieran comentar un par de puntos al respecto. En primer lugar, y por encima de fronteras impuestas, tan artificiales como absurdas, lo cierto es que existe una identidad geográfica, histórica y social entre Alcalá y la provincia de Guadalajara que, estimo, es necesario mantener a toda costa. Los problemas de ambas ciudades son en muchos casos comunes y, en ocasiones, tienen nombres propios como lo son, en este caso y respectivamente, las malhadadas comunidades autónomas de Madrid y de Castilla-La Mancha, empeñadas ambas en separarnos por encima de toda lógica. ¿Vamos a hacerles nosotros el juego? ¿O no sería mejor obrar en todos los campos tal y como se obró con la universidad, felizmente compartida a pesar de todos los intentos políticos por evitarlo? Alcalá y Guadalajara no sólo no son rivales, sino que además pueden y deben complementarse como única manera de resistirse a la amenaza común.

Además, y en lo que respecta al caso concreto de la mancomunidad, me gustaría apuntar un hecho que, supongo, nadie considerará falto de razón: Tan ribereña del Henares es Alcalá como Guadalajara y el resto de los municipios de la mancomunidad, por lo que creo de justicia considerar que el mismo derecho tiene a las aguas del Henares y sus afluentes que las poblaciones del otro lado de la frontera; no más, por supuesto, pero tampoco menos, puesto que el río es un patrimonio común de todos. No puede considerarse, pues, a Alcalá como a un rival en este campo, ya que si éste existe no es otro que el Canal de Isabel II que ya se lleva parte de nuestra agua y, de no impedírselo, dentro de poco intentará llevarse aún más.


Publicada el 9-3-1990 en Nueva Alcarria