Me dirijo a usted para comunicarle el percance que me ocurrió hace algunos días en la localidad de Fuentenovilla, percance que perjudica a la imagen de la tradicional hospitalidad alcarreña. Acompañado por un amigo nos dirigimos a este pueblo con objeto de hacer unas fotografías de la picota, que como es sabido es el principal patrimonio artístico del mismo, y al ir por la carretera pudimos comprobar el desastre urbanístico que se ha hecho en su término municipal al incrustar las urbanizaciones en el interior de los mismos encinares.

Llegados al pueblo nos encontramos con un grupo de chicos que se encontraban sentados en las gradas de la picota y que, sin que mediara la más mínima provocación por nuestra parte (de hecho ni siquiera llegamos a hacer las fotos) comenzaron a increparnos e insultarnos llamándonos entre otras cosas chabolistas, epíteto que dedujimos utilizaban en el pueblo para definir despectivamente a los residentes en las urbanizaciones. A pesar de que nosotros les explicamos que nada teníamos que ver con ello y que estábamos únicamente de visita, ellos continuaron insultándonos llegando a seguirnos por las calles del pueblo mientras nos dirigíamos a nuestro coche.

Evidentemente, y por tratarse de niños, no les hicimos mayor caso ni respondimos a su agresión, pero llegamos a la conclusión de que los responsables de su descortés comportamiento debían de ser con toda probabilidad sus respectivos padres. Yo entiendo que los habitantes del pueblo puedan estar molestos con todo lo relacionado con las urbanizaciones debido a las molestias que seguramente les causan así como a los destrozos que pudimos apreciar en sus tierras, pero ello no justifica que increpen de esta manera al primer visitante que se acerque por allí y que nada en absoluto tiene que ver con ese problema. Es muy lamentable que a las puertas del siglo XXI haya personas (y no lo digo por los niños, sino por sus padres) que se comporten de una manera más propia de siglos pretéritos, pero desde luego si alguien me pregunta por Fuentenovilla al tiempo que alabo su picota y su cuidada arquitectura popular, mucho me temo que tendré que advertirle de como tratan allí a los visitantes.