Lolita Pérez



El motivo de esta carta es mostrarle mi disconformidad y mi desagrado con el artículo que, bajo el título de Lolita Pérez, firmó recientemente su colaborador Alfonso Ussía en su semanario; disconformidad no con el fondo, que como opinión personal del señor Ussía es completamente respetable, sino con la forma insultante, zafia y grosera del mismo. Sorprende ciertamente que, para criticar a un grupo musical porque sus letras son insultantes, el señor Ussía recurra a insultos no ya similares sino peores, ya que no se trata de epítetos genéricos dirigidos a colectivos pero no a personas (caso de las famosas letras de A Palo Seko), sino de calificativos tales como mamarrachos, gilipollas, imbécil, guarra, cerda, indeseables... endosados a personas con nombres y apellidos.

Nada más lejos de mi intención que establecer categorías en los insultos, pero lo que me irrita y al mismo tiempo me decepciona es que una persona a la que se le supone educada se ponga no ya a la altura de los criticados, sino incluso por debajo de ellos; amén de que Dolores Pérez, concejal de cultura de Alcalá de Henares, no ha insultado todavía a nadie. Es muy fácil, por desgracia, confundir la crítica con la descalificación y el insulto, pero es de esperar que alguien presuntamente educado sea razonablemente capaz de discriminar entre ellos. Aún más, insultar es muy fácil, mucho más que criticar de una manera razonada algo con lo que no se está de acuerdo.

Yo le recomendaría al señor Ussía que se esforzara por aprender buenos modales; amén de que la lectura de sus colaboraciones sería de esta manera mucho más agradable, ganaría de paso una credibilidad que con estas extemporáneas pataletas se está negando él mismo, circunstancia ésta que beneficiaría asimismo a la propia revista.


Enviada el 12-12-1994 a Época