Gazapos cinematográficos (II)



Tengo el placer de dirigirme de nuevo a ustedes para remitirles otro par de gazapos cinematográficos destinados a su divertida sección. El primero de ellos pertenece también a la película Batman, de Tim Burton, la cual está resultando ser un auténtico filón... Justo después de la escena en la que Jocker y sus secuaces entran en el museo de Gotham City destrozándolo todo y pintando con pintura reversible el autorretrato de Rembrandt, gazapo que ya fue publicado hace unos meses, Batman entra en escena rescatando a Kim Basinger de las garras de los malos. Huirán a continuación los protagonistas por las sórdidas calles de la ciudad perseguidos por los malhechores, hasta llegar a un callejón sin salida en el que quedan acorralados. Para salvar la situación Batman enviará a la chica a una especie de voladizo que cruza la calle disponiéndose a enfrentarse, por supuesto con éxito, a los malvados... Y mientras tanto Kim Basinger, que al fin y al cabo es periodista y tiene que ganarse los garbanzos, se saca literalmente de la manga una enorme cámara fotográfica y comienza a hacer fotos a destajo al intrépido héroe enmascarado. Puesto que la cámara no era precisamente de bolsillo sino más bien hermosa de tamaño, ¿Dónde demonios la guardaba Kim Basinger mientras corrían momentos antes por las calles de Gotham? ¿En el bolso de Me casé con una extraterrestre?

El segundo gazapo corresponde la película Darkman, bastante mala por cierto. Como es sabido, el protagonista es víctima de un accidente que le deforma gravemente las manos y el rostro; y a pesar de que como es muy listo consigue fabricar una piel sintética que le permite adoptar el aspecto de sus enemigos para írselos cargando uno tras otro, por desgracia (si no, la película sería muy aburrida) esta piel sintética tan sólo dura un corto espacio de tiempo antes de deshacerse con una gran parafernalia de efectos especiales.

Puesto que el pobre protagonista no puede ir por ahí cambiándose de cara cada pocas horas, y además el maquillaje debía resultar bastante caro, los responsables de la película optaron por forrarle cara y manos con vendas como si fuera una momia, lo cual dicho sea de paso queda bastante resultón. Pero vayamos al gazapo. Cuando en una de las escenas finales el protagonista se pelea con el malo en lo alto de la estructura metálica de un edificio en construcción, lleva las manos perfectamente limpias y tersas, como se aprecia perfectamente cuando el malo le clava un grueso remache en una de ellas. Sin embargo, en la escena siguiente, cuando el protagonista y su chica bajan al suelo (por cierto, ¿dónde estaba la policía?), Darkman lleva las manos perfectamente vendadas. ¿Se las vendó por el camino, a pesar de que en la escena anterior las tenía incongruentemente en perfecto estado? Misterios del cine.


Enviada el 12-11-1995 a EL PAÍS de las Tentaciones