Sin móvil en el bus (II)



Me ha sorprendido mucho descubrir la respuesta que ha tenido mi carta, pero en cualquier caso considero interesante debatir sobre el tema del uso (y abuso) de los teléfonos móviles. Así pues, aprovecho para hacer una puntualización que considero conveniente a la vista de algunas de las respuestas: El problema no estriba en el uso en sí del teléfono móvil, sino en la falta total de respeto hacia los demás que muestran algunos de sus usuarios a la hora de utilizarlos sin preocuparles lo más mínimo las molestias que puedan causar a los demás; algo que, por lo demás, no es sino una muestra, en modo alguno única, de la preocupante falta de educación que cada vez invade más nuestra sociedad manifestándose en multitud de aspectos de la vida cotidiana y sobre la cual se podría hablar largo y tendido.

Como no es cuestión de extendernos demasiado, voy a centrarme en este tema concreto insistiendo en que el problema estriba, básicamente, en la mala educación de algunos. No será tan disparatada mi protesta cuando en muchos lugares públicos está ya prohibido el uso del teléfono móvil; lo ideal sería que los propios usuarios fueran los que se autocontrolaran, pero por desgracia no ocurre siempre así. Lo más irritante del caso son las maleducadas respuestas del tipo “si te fastidia no montes”, como si utilizar los transportes públicos fuera un capricho o un lujo, o la surrealista acusación de que encima te dediques a espiar esas conversaciones ajenas que ni siquiera te dejan leer tranquilamente... Aunque a lo mejor resulta que la culpa es mía, por no quedarme en casa o no ponerme tapones en los oídos. Está claro que este tipo de respuestas definen perfectamente el comportamiento cívico de sus responsables.


Enviada el 10-2-2002 a 20 Minutos