Fumando en la cola del bus
Me ha dejado perplejo el desparpajo con el que Rosa equipara a quienes molestan -los fumadores en la cola del bus- con los molestados, el resto de los usuarios obligados a tragar sus malos humos. Según sus propios argumentos de que, al no estar prohibido, ambas partes tienen los mismos derechos, supongo que si un día a sus vecinos del piso de al lado se les ocurre organizar una fiesta nocturna con gran derroche de decibelios, en vez de pedirles que cesen de hacer ruido será consecuente marchándose a dormir a algún parque cercano, ya que nadie le obliga a quedarse en su casa...
Me gustaría recordarle, asimismo, que existe una cosa llamada educación, de la que por cierto no parece andar muy sobrada, que suele ir más allá de lo estrictamente regulado por la ley. No vivimos en la selva, sino en comunidad, y por esa razón resulta indispensable aplicarnos esa vieja máxima de hace muchos años que rezaba: Piense en los demás.
Publicada el 16-1-2009 en 20 Minutos