Musulmanes y visigodos



Me ha sorprendido sobremanera la carta que, bajo el título de “Un peligro”, firma doña Irma Beneito Miquel, no por su islamofilia -está en su perfecto derecho- sino por las graves tergiversaciones históricas que se vierten en la misma.

Aunque los musulmanes entraron en España llamados por los hijos de Witiza, es falso que “compraran el derecho a ocupar el trono” ya que, lejos de entregárselo a los witizanos tal como habían pactado, decidieron anexionar España al Califato incumpliendo sus compromisos previos.

Ignoro de donde ha sacado la señora Beneito la teoría de que, a raíz de la grave sequía del siglo VIII, cristianos y musulmanes se pusieran de acuerdo, y resulta muy discutible su afirmación de que el valle del Duero -repoblado, no reconquistado- jamás hubiera pertenecido al reino de Asturias, ya que los primeros reyes asturianos eran descendientes de los nobles godos huidos de la invasión musulmana y siempre se consideraron legítimos herederos de la monarquía visigoda, a la que pretendieron restaurar.

Con la tolerancia islámica ocurre lo mismo que con cualquier otra cultura: depende de donde y de cuando. La España musulmana fue un foco permanente de conflictos, y hubo épocas en las que los mozárabes tuvieron que huir en masa al norte cristiano, por no hablar del fanatismo de almorávides y almohades. En lo que respecta a la actualidad, los cristianos coptos egipcios siempre han estado marginados, el caso de Arabia Saudí se repite en mayor o menor grado en otros países, incluso en Turquía, los cristianos iraquíes están teniendo graves problemas y en lugares como Nigeria o Sudán sus autoridades pretenden imponer la ley islámica incluso a los practicantes de otras religiones. En estas circunstancias de falta de reciprocidad, su defensa de la multiculturalidad me parece un sarcasmo.


Enviada el 9-6-2005 a La aventura de la historia