Leí con interés su reportaje del pasado mes de mayo acerca de los múltiples exilios a los que se vieron sometidos los españoles durante los últimos siglos, que me pareció muy interesante. Sin embargo, al hablar de los diferentes exiliados ilustres eché en falta la mención a un hecho histórico poco conocido, como fue que a los reyes Carlos IV y María Luisa de Parma su propio hijo Fernando VII les prohibió volver a España una vez terminada la Guerra de la Independencia, razón por la que ambos murieron en el exilio (en Roma, concretamente) en enero de 1819. Todavía más sangrante fue el caso de Manuel Godoy, fallecido en París en 1851, ya que tampoco logró retornar a España durante el reinado de Isabel II.

Tampoco se cita a Goya, huido de España en 1824 tras el retorno del absolutismo a la caída del Trienio Liberal y muerto en Burdeos en 1828. En cuanto a Ramón Cabrera, si bien es cierto que falleció en 1877 en Inglaterra, en donde se había exiliado años atrás, lo hizo rehabilitado por el gobierno de Alfonso XII, que le reconoció tanto su condición de general carlista como el título nobiliario de conde de Morella que le había otorgado en 1839 el pretendiente Carlos María Isidro. Incluso el propio rey Alfonso XII acudió a visitarlo personalmente, razón por la que, independientemente de que no quisiera regresar a España, no se puede considerar que falleciera en el exilio.